El secretario general de la CGT, Hugo Moyano, se muestra cada vez más lejos de las políticas del gobierno nacional. “No son los trabajadores los que se han alejado, sino que es el Gobierno que con sus medidas y acciones políticas se ha alejado de los trabajadores”, aseguró el líder camionero intentando explicar la ruptura de la alianza que mantenía con la Casa Rosada desde el 2003. “Me hace acordar a (el ex presidente Carlos) Menem que recibió a Madonna y ella a este señor (Roger Waters) y sigue sin recibir a los trabajadores”, fustigó con dureza a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

“Tengo en claro que la CGT no se acerca a los gobiernos, los que se acercan o se alejan del movimiento obrero son los gobiernos que implementan o no medidas a favor o en contra de los trabajadores”, afirmó Moyano acerca de las formas en las que se maneja la central obrera. Así pasó la responsabilidad al gobierno nacional por la distancia tomada en los últimos tiempos, aunque las diferencias estén directamente relacionadas con el líder camionero que se encuentra además en medio de una interna para reunir la mayoría de los sindicatos y continuar un período más al frente de la CGT –dirigentes del moyanismo se reunieron con sindicalistas vinculados con Luis Barrionuevo para avanzar en un acuerdo de cara al confederal de julio–.

Desde el 2003 que el kirchnerismo mantenía una relación estrecha con el moyanismo, que le significó a Moyano llegar a conducir la CGT. Pero su proyecto de saltar del sindicalismo a la política por fuera del espacio que lideró el ex presidente Néstor Kirchner generó el rechazo posterior de Fernández de Kirchner. La situación se tensó aún más cuando en el armado de las listas legislativas para las elecciones del año pasado los gremialistas interpretaron que los habían dejado en puestos con pocas probabilidades de acceder a un escaño, por lo que renunciaron y sobre lo que Moyano aún pasa factura. “Cuando llegó el momento de hacer las listas tuvimos que esperar los resultados afuera, ésa es una de las cosas que nosotros creemos que son injustas, porque el movimiento obrero acompañó desde 2003”, sostuvo.

El líder sindical tiró más de la cuerda cuando dijo que encontraba “similitudes en algunos casos con la época de Menem, que por ejemplo recibía a Madonna y le dio el balcón. Ahora recibieron a este señor (Roger Waters) que dijo que no dijo lo que dijo de Malvinas. Mientras que a los laburantes que tienen un legítimo reclamo no los reciben”. En ese sentido insistió en los reclamos que tiene en carpeta y destacó que pedían “que se les devuelvan a las obras sociales los quince mil millones que se les han retenido sin saber los motivos, ni dónde va ese dinero. Si ese tipo de reclamo legítimo no tiene respuesta, que cada uno haga la evaluación que corresponda si se ha alejado o no de los trabajadores. Cada uno que saque sus conclusiones”. Además volvió a cargar por el mínimo no imponible de Ganancias que “es un impuesto al trabajo que no se puede soportar más” y por las asignaciones familiares.

En campaña por la finalización de su mandato en junio y la interna que vive en la CGT –el metalúrgico Antonio Caló suena como un candidato fuerte para reemplazarlo–, el camionero destacó que “lo único que puedo decir es que mi virtud es la coherencia que he tenido siempre, he mantenido siempre una postura en defensa de los trabajadores”, y volvió a quejarse de que “nos dejan de lado, no les interesa nuestro acompañamiento, es como que ya no necesitan el acompañamiento de los trabajadores ahora”, aludiendo al gobierno nacional.