Lidia Papaleo de Graiver relatará hoy ante la Justicia Federal de La Plata su secuestro y las torturas sufridas durante la última dictadura en el centro clandestino de detención conocido como Puesto Vasco, meses después de que fuera obligada a vender las acciones de Papel Prensa que pertenecían a su marido. La viuda del empresario David Graiver –muerto en un dudoso accidente aéreo en México, en agosto del ’76– será otra de las sobrevivientes de la dictadura que declararán ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 que juzga a 25 represores por los delitos de lesa humanidad cometidos en seis de los centros de tortura que formaban parte del denominado Circuito Camps, que comandaba el general y ex jefe de la policía bonaerense Ramón Camps.

Papaleo estuvo secuestrada en Puesto Vasco –como denominaban los represores a la subcomisaría de Don Bosco, en el partido de Quilmes– desde el 14 de marzo de 1977 hasta el 4 de abril de 1977, junto a su hermano Osvaldo, Rafael Ianover (ex vicepresidente de Papel Prensa) y su cuñado Isidoro Graiver. La víctima ya había relatado que en ese lugar “fui objeto de torturas que me provocaron graves quemaduras en mis genitales, abdomen y pechos, y los golpes recibidos provocaron un tumor cerebral, el cual se me operó en la cárcel”. Meses antes, en noviembre de 1976, según relató ella en el año 2010, fue obligada a vender su paquete accionario en la empresa Papel Prensa, tras ser amenazada en varias oportunidades con que si no concretaba ese traspaso peligraba la vida de su hija Sol, entonces de 22 meses de edad.

De acuerdo con la investigación fiscal, “Puesto Vasco contaba con una sola planta, con oficinas y calabozos pequeños y muy húmedos”, y la cocina “fue acondicionada para funcionar como sala de tormentos”. Los secuestrados permanecían generalmente “vendados” y encerrados, sólo salían para ir al baño o para ser torturados mediante corriente eléctrica o el tormento psicológico que suponía la amenaza de ser sometidos a las torturas que oían infligir a otros.