“De la Sota nunca perdió su ambición personal de ser presidente. Es su gran frustración”, señaló a Página/12 un dirigente kirchnerista de la Casa Rosada que conoce de cerca al gobernador cordobés. Con el sillón de Rivadavia entre ceja y ceja, José Manuel de la Sota comenzó a desplegar toda su artillería para aparecer como un candidato enfrentado al kirchnerismo con posibilidades para el 2015. “El Robin Hood al revés, José Manuel de la Sota, lanzó su pretendida campaña presidencial desde la Corte”, subrayó ayer el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.

“En Córdoba los que más tienen son los que menos impuestos pagan. Y el impuesto inmobiliario rural sólo aporta el tres por ciento de la recaudación total”, sostuvo Abal Medina al referirse al gobernador cordobés y su paso por la Corte Suprema para reclamar fondos de su provincia a la Nación. La relación de Córdoba con la Casa Rosada fue siempre tensa, con altibajos, pero el triunfo de De la Sota en las elecciones para gobernador en agosto del año pasado le devolvió la confianza para lanzarse contra el gobierno nacional. “Lo que está haciendo el Gallego lo estábamos esperando. Lo traiciona su propia ambición desde que asumió como secretario de Gobierno en 1975, después del golpe institucional que le hicieron al gobierno peronista de Ricardo Obregón Cano”, destacó el funcionario kirchnerista de tonada cordobesa y agregó que “quiere resucitar el cordobesismo que no terminó de nacer nunca porque le duró una semana”, chicaneó la fuente, recordando el anuncio del gobernador apenas fue electo de diferenciarse del kirchnerismo con el calificativo que aludía a la provincia. Una semana más tarde, la contundente victoria de la presidenta Cristina Kirchner en las primarias lo obligó a reposicionarse.

De la Sota había comenzado a tejer una buena relación con el ex presidente Néstor Kirchner que lo había llevado a generar un preacuerdo electoral en el que el justicialismo cordobés compartiría el espacio con el kirchnerismo de la provincia. Con idas y vueltas se habían puesto de acuerdo para que el candidato a vicegobernador fuera kirchnerista, pero a último momento De la Sota rompió el acuerdo y se anotó un vice de su propia línea. La jugada determinó que el gobierno nacional decidiera que la boleta de diputados que acompañaba a la presidencial de CFK fuera la del Frente para la Victoria, dejando al PJ cordobés sin candidato presidencial. La buena performance de Cristina Kirchner en las internas y el pobre séptimo puesto conseguido por la lista delasotista obligó al gobernador a retirarse de la contienda.

“Recibir a (el jefe de Gobierno porteño, Mauricio) Macri en su provincia dos veces en las últimas dos semanas es un claro mensaje para que la oposición empiece a ver en él a un posible candidato presidencial del peronismo”, analizó el dirigente kirchnerista. Macri se acercó hasta la capital cordobesa para sacarse una foto con De la Sota y el viernes pasado reincidió con la excusa de mirar el partido que la Selección Argentina jugó en el estadio Mario Alberto Kempes. El objetivo de De la Sota era más ambicioso: había imaginado compartir escena con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y el intendente de Tigre, Sergio Massa, pero ambos declinaron el convite.

Por ahora, De la Sota se muestra como un gobernador cabeza de un espacio político opositor que no aparece. Con la renuncia al pacto fiscal que firmaron las provincias en 1992 con la Nación también intentó convertirse en la punta de lanza de un movimiento de gobernadores. El cordobés envió cartas a sus pares invitándolos a seguir sus pasos, pero ninguno respondió al llamado, dejando en evidencia la soledad de su proyecto. “Primero hay que ver cómo le va con sus candidatos a diputados en Córdoba, porque la última vez no le fue muy bien”, sostuvo el dirigente, aludiendo a lo sucedido en las últimas elecciones luego de ignorar el acuerdo con la Casa Rosada.