Jueves, 11 de octubre de 2012 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA JUNTO A MARTíN SABBATELLA, TITULAR DE LA AFSCA, FESTEJó LOS TRES AñOS DE SANCIóN DE LA LEY DE MEDIOS
Cristina Fernández de Kirchner destacó que el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, empezará a aplicarse la cláusula de desinversión para aquellos grupos que no se adecuen a la ley. Denunció las maniobras de la Justicia.
Por Nicolás Lantos
A tres años de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), prácticamente la totalidad de los conglomerados de medios cuya composición excede lo permitido por la legislación ya ha presentado planes para adecuarse antes del 7 de diciembre, día en que, según criterio de la Corte Suprema de Justicia, vence la medida cautelar que beneficia al Grupo Clarín, el principal afectado por esta norma antitrust, ya que posee 250 de las cinco mil licencias de radio y televisión adjudicadas en el país. Según destacaron ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el flamante titular de la autoridad de aplicación de la LSCA, Martín Sabbatella, Clarín es el único de los actores en el mapa comunicacional de la Argentina que una vez cumplido ese plazo permanecería en la ilegalidad, a menos que decida presentar su adecuación en los próximos dos meses. La larga batalla entre el Estado y esa corporación, destacó CFK, a esta altura ya “es un desafío a la democracia misma, si realmente puede haber algún sector que esté por encima de los tres poderes del Estado”.
La llamada ley de medios “no fue un proyecto del Poder Ejecutivo, no fue un proyecto de ningún legislador, fue una construcción colectiva” y a eso le debe la “fuerza” y la “inserción” en la sociedad, señaló la mandataria ayer por la tarde en un acto realizado en el Museo del Bicentenario, detrás de la Casa Rosada. Al igual que en otras ocasiones, el auditorio estaba repleto de funcionarios, invitados y militantes, aunque esta vez se destacó la presencia de jóvenes de Nuevo Encuentro, el partido de Sabbatella, hoy en día plenamente integrado al tapiz kirchnerista que se agrupa bajo el paraguas de Unidos y Organizados. En su discurso, la Presidenta le prodigó elogios al nuevo titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y destacó que “no hace falta pertenecer a un mismo partido” para trabajar codo a codo. “Tenemos también los argentinos que comprender la necesidad de ampliar nuestras bases de sustentación”, dijo Fernández de Kirchner, en un mensaje que sonó dirigido a la tropa propia.
Cinco mil licencias audiovisuales hay en la Argentina, detalló CFK, repitiendo información que había dado Sabbatella un rato antes. Cuatro mil quinientas de ellas están en manos de dos mil quinientos titulares distintos, todos ellos dentro de los parámetros exigidos por la LSCA. De las 500 restantes, destacó, la mitad están divididas entre 25 grupos distintos, que ya están tramitando su adecuación a los nuevos términos. Las 250 restantes pertenecen a Clarín: esta situación es la que la nueva ley buscaba modificar y sobre la que todavía, con más de mil días de vigencia, no pudo avanzarse. De todas formas, la Presidenta salió al cruce de las versiones publicadas como noticias acerca de que la ley ha fracasado: entre “las cosas logradas en estos tres años” mencionó “la generación de nuevas productoras, de nuevos contenidos, de nuevos emprendimientos, de nuevos puestos de trabajo”. También comparó esta legislación con la que rige en Estados Unidos, donde “quien es dueño de un diario no puede ser titular de ningún medio audiovisual”.
Fernández de Kirchner aprovechó la presencia del dirigente de izquierda francés Jean-Luc Mélenchon, reciente candidato a la presidencia de su país con una plataforma que reivindicaba muchas de las políticas llevadas a cabo por los gobiernos nacionales-populares de América latina, para comparar la posición de Clarín al margen de esta norma con la impunidad de la que se vieron beneficiados durante años los responsables de la represión en los años ’70. A Mélenchon “le va a pasar lo mismo que a Chirac, que no entendía que Astiz estaba en libertad –evocó CFK–. Tampoco se puede entender que una ley sancionada en el Parlamento argentino, por amplia mayoría, pasen tres años y todavía no se pueda cumplir”. Al rato fue, incluso, un poco más allá con el paralelismo, cuando explicó que como el 8 de diciembre, un día después de caída la cautelar, “es el día de la Virgen y además es sábado”, el día que entrará en validez el artículo 161 de la LSCA es “el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos Universales, nada más y nada menos”.
Hubo también una referencia a los intentos de Clarín para digitar a través de la Cámara al juez que debía fallar en esta causa (el elegido por el Grupo, Raúl Tettamanti, tuvo que renunciar luego de que el Gobierno denunciara la maniobra). “Hemos visto en estos tres años medidas y medidas judiciales y jueces puestos a dedo –denunció la Presidenta–. Vimos cómo se intentaba frustrar que un organismo de la Constitución, creado por la reforma del año ’94, como el Consejo de la Magistratura, no pudiera designar a los jueces surgidos de un concurso que lleva ya más de tres años y que fija como principio al juez natural, que hace al debido proceso. Cuando te ponen jueces especiales se rompen los principios básicos del Derecho Penal occidental.”
Por último, CFK hizo énfasis en explicar el giro que tomó la ley en los tres años que pasaron desde su aprobación: “Esto que comenzó siendo un desafío si la sociedad argentina podía darse una nueva ley de medios, que asegurara la pluralidad, la diversidad, las distintas pinturas, se ha transformado, o lo han transformado precisamente los que se niegan a aceptar la vigencia de las instituciones, en otra cosa, en un desafío a la democracia misma, si realmente puede haber algún sector, si realmente puede haber algún grupo económico, si realmente puede haber alguien que esté por encima de los tres poderes del Estado”, apuntó. “Solamente seremos verdaderamente libres todos y cada uno de los 40 millones de argentinos, si cada noche, cuando nos acostamos, luego de saludar a nuestros hijos, de darle un beso a nuestro compañero, al que le quede y tenga la suerte de tenerlo, apaga la luz y sabe que la ley es para todos y que al otro día todos van a tener las mismas obligaciones –remató Fernández de Kirchner–. Yo quiero vivir en ese país, no en ningún otro, y es este, mi país, la República Argentina.
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