EL PAíS › RESPUESTA DE LOS CURAS EN LA OPCION POR LOS POBRES A LOS OBISPOS

La otra voz de la Iglesia católica

Tal como anticipó Página/12, el Episcopado dio a conocer ayer su crítico documento político. “Tenemos una mirada muy distinta”, marcaron los sacerdotes que salieron al cruce del texto y vincularon su difusión con la proximidad del 7D.

 Por Washington Uranga

Los obispos afirmaron sentirse “heridos y agobiados” por la “profunda crisis moral”.
Imagen: DyN.

Los obispos católicos difundieron ayer un documento anticipándose a la celebración navideña en el que dicen que “nos sentimos heridos y agobiados” porque, como sociedad, “nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida”. Tal como lo adelantó Página/12 en su edición de la víspera, el texto del organismo que preside el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, traza un panorama sumamente crítico sobre la realidad del país que, según dicen, los obispos “hemos repasado con honda preocupación” durante la asamblea celebrada a comienzos de noviembre. Ayer mismo el Secretariado de Curas en la Opción por los Pobres, una de cuyas figuras públicas es el sacerdote Eduardo de la Serna, emitió un documento de respuesta en el que señalan que “lo menos que podemos decir es que no-sotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta de la que presenta el documento episcopal”.

Respecto de la oportunidad de la declaración de los obispos adelantándose a la Navidad, los curas dicen que “para la liturgia católica, la Navidad cae siempre el 25 de diciembre (en el calendario unisolar de la liturgia, no ocurre lo mismo con la Pascua) y esta fiesta se prepara con el tiempo de Adviento que comienza recién el próximo domingo, por lo tanto un saludo de Navidad parece más preparativo del 7D, día que la independiente Corte de Justicia fijó para el fin de las cautelares ‘eternas’ contra la plena aplicación de la ley 26.522 votada por el Congreso de la Nación y conocida popularmente como la ley de medios”.

Enfáticamente los sacerdotes en la Opción por los Pobres aseguran que “no creemos que esta independencia de los poderes de la república sea la que molesta al Episcopado, en el que por su modo de ejercer la autoridad no hay tal independencia de poderes, pero la fecha elegida como otras –en otras ocasiones– nos parece, por decir lo menos, muy poco feliz”.

Tras expresar que “aspiramos a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común”, los obispos formulan una severa crítica a los niveles de conducción de todo tipo –entre los cuales no se incluyen explícitamente– al decir que “todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una dirigencia que no piense sólo en sus propios intereses, sino que se preocupe prioritariamente por el bien común”.

En el plano social la jerarquía católica critica la “hipoteca” representada en la “enorme cantidad” de jóvenes que no estudian ni trabajan y la extensión de la droga “por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red de complicidades que lo sustentan”.

En lo político, los obispos insisten en la idea de “amistad social” en democracia, dado que “a casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables” y “se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica”.

Por su parte, los Curas en la Opción por los Pobres responden recordando que “cuando en la crisis desatada por el modelo genocida neoliberal en el 2001 los obispos empezaron con la llamada Mesa del Diálogo, expresamos nuestro desacuerdo sobre el modo de emprenderlo” porque “no entendemos como diálogo sentar a la misma mesa en un nivel de igualdad víctimas y victimarios”. Y reiteran que “hoy seguimos diciendo lo mismo: celebramos el diálogo, pero desde el lugar de las víctimas, y si sólo sirve para ‘derribar de su trono a los poderosos y elevar a los humildes’, como canta en la Biblia la Virgen María. De otro modo, hablar de diálogo parece más una burla a las víctimas”, subrayan. Recuerdan también los curas que los obispos aluden a la Oración por la Patria, “una oración donde no aparece la palabra justicia”.

Los obispos hacen un nuevo llamado a la “reconciliación” en tanto los curas dicen que “lamentablemente (...) a veces hay bandos irreconciliables, opresores y oprimidos, víctimas y victimarios, crucificados y crucificadores, que sólo se pueden reconciliar con el arrepentimiento claro y transparente, con la reparación de los males causados, con un público pedido de perdón (el mismo que Videla, por ejemplo, sigue negándose a pedir, y parece que para algunos eclesiásticos ya está reconciliado)”. Agregan los sacerdotes que “no negamos, por cierto, la capacidad de arrepentimiento de algunos, y los esperamos con la mano tendida, pero nos encontrarán del lado de las víctimas”.

Los obispos denuncian “síntomas” de la “crisis moral y cultural” inscribiendo en ello las posiciones contrarias a la doctrina católica sobre la vida y advirtiendo que “la necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos”. Por su parte, los Curas dicen que “estamos de acuerdo en que el país –y el mundo, acotamos– padece una crisis moral y cultural que nos afecta a todos (obispos incluidos): a eso los mismos obispos (latinoamericanos) en Aparecida (Brasil) lo llamaron cambio de época, y en este tiempo tremendo y fascinante es que nos toca anunciar Buenas Noticias a los pobres, quedando indisimuladamente de su lado, y no pareciendo hablar desde el escritorio de los poderosos o de los CEO de algún multimedio”.

En su “repaso” de la realidad nacional realizado durante la asamblea, los obispos, según consta en el documento, centraron su mirada en los síntomas de la “crisis moral y cultural”, pero no repararon en otros indicadores respecto de posibles avances de la sociedad argentina en materia política, económica y social. Critican sí el “excesivo caudillismo”, la acentuación del “deterioro” y “menoscabo” de los poderes del Estado, señalando como “particularmente delicada” la presunta falta de independencia del Poder Judicial.

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