Algunos de los asistentes: El Momo Venegas, Ricardo Alfonsín, Patricia Bullrich, Ricardo Gil Lavedra, Victoria Donda, Alfonso Prat Gay, Federico Pinedo y Juan Carlos Blumberg.
Imagen: DyN, Pablo Piovano y Télam.

Estaban en su salsa. Con la sola excepción de Mauricio Macri, los principales referentes de la oposición concurrieron a la marcha y se mostraron de acuerdo con sus consignas. En especial, en el rechazo a la reforma judicial que impulsa el kirchnerismo. Entre los carteles que reclamaban cárcel y el ruido de las cacerolas, los dirigentes fueron vivados por los manifestantes. La interpretación general en la que coincidieron macristas, radicales, dirigentes del FAP y peronistas disidentes es que, después de esto, la oposición debe unirse. Luego vinieron los clásicos matices de con quién sí, con quién no. Habrá que ver si los deseos de la noche alucinante se convierten después en alianzas a plena luz del día.

Macri no fue. “Aliento la marcha pero no voy a ir porque es una manifestación autoconvocada por la gente. Ustedes son los protagonistas”, explicó desde su cuenta de Twitter, en donde pareció oficiar de director de tránsito: señalaba cómo ir a cada concentración a lo largo del país.

“Argentinos en todo el mundo ya se están manifestando a favor de la libertad”, festejó los cacerolazos en Sydney, Australia o Tokio, Japón. Luego aseguró que, según la Metropolitana, hubo “más de un millón de personas”. Su ausencia no dejó de ser interpretada como un cierto miedo a ser cuestionado por las inundaciones. De hecho, una de las banderas del cacerolazo decía: “Makri y Kristina nos hunden”.

Parte del núcleo duro de la oposición se reunió en Callao y Santa Fe. Allí se plantaron detrás de una bandera que decía “Justicia independiente” Patricia Bullrich, Silvana Giudici, los macristas Federico Pinedo, Pablo Tonelli y Paula Bertol, el peronista Eduardo Amadeo, los radicales Mario Barletta y Ricardo Gil Lavedra. A Barletta le tocó ir en el centro de la marcha, esquivando los conitos amarillos que dividen la avenida Santa Fe.

–Este Macri siempre, siempre... –se quejó.

– ...siempre haciendo cagadas –completó la frase con una sonrisa socarrona el legislador Juan Pablo Arenaza, de Unión por Todos.

“Nos piden que haya mayores niveles de unidad en la oposición en un momento en que el Gobierno va por todo”, interpretó Patricia Bullrich.

Un hombre se le acercó con un cuerno medieval y le dijo que era hindú. “Es para llamar a la vaca sagrada. Tenemos que sacar a la vaca”, se rió. “La gente pide unidad de la oposición. Esto es un fin de ciclo”, se sumó Giudici, muy entusiasta. “Va a haber unidad en temas institucionales y diversidad de propuestas electorales”, esquivó Gil Lavedra. “La gente le pide a la oposición que se una. Y nos vamos a unir”, se envalentonó Amadeo. ¿El FAP con el PRO también? “Cada uno desde lo suyo”, dijo el diputado, mientras el Himno sonaba de fondo.

Cerca de ellos, Paula Bertol ponía al frente de la bandera al joven que colgó una bandera antikirchnerista en la Casa Rosada. La rodeaban carteles que pedían “juicio político y cárcel a CFK”.

–¿Ve factible el juicio político?

–Me llamó la atención –dijo Bertol–. La gente se expresó libremente...

“¡Idolo!”, gritó una señora entrada en años mientras le sacaba una foto a Federico Pinedo, que marchaba con su hijo. “Esta protesta la miro como una cosa de optimismo, de más unidad y de respeto. Espero que la gente se mantenga en ese carril”, indicó Pinedo.

–¿Lo dice por algunos carteles que se vieron otras veces?

–Siempre algún bestia hay suelto...

Entre la gente, caminaba Mario Llambías con una sonrisa imborrable en la cara. “Son errores del Gobierno los que siembran esto en la gente, como ocurrió con el campo. Hay hartazgo”, diagnosticó. “¡Diosa!”, la saludó a Elsa “Tata” Quiroz el diputado Juan Carlos Morán. “Lo que pide la sociedad es que la oposición no la traicione. Que no entre con un voto opositor y después vote con el oficialismo.” ¿Lo dice por el FAP? “No lo digo por nadie. En todos lados se cuecen habas”, se atajó.

Cerca de un muñeco gigante de una Justicia amordazada, Elisa Carrió estaba más feliz que nunca. “Se siente, se siente, Lilita presidente”, le cantaban. “Esto es maravilloso –le comentó a Página/12–. Si tengo que ir presa, no me importa.” Llevaba sobre el pecho una flor de loto, símbolo de su Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción. “Nosotros creamos el movimiento para esto. Siempre estuve detrás”, dijo. En el Obelisco, se encontró ante las cámaras con Pino Solanas y posaron juntos para la foto.

No muy lejos de ellos, avanzaban los dirigentes del FAP con banderas de “prohibido corromperse”. Flanqueado por Victoria Donda, Roy Cortina y Humberto Tumini, Hermes Binner coreaba: “Ar-gen-tina, Ar-gen-tina”. “Hay una serie de reclamos que se pueden sintetizar en que la población ve que le están complicando la vida. A nosotros nos dicen: ‘Unanse’”, le dijo a este diario. “¿Querés saber lo que dice la gente?”, preguntó Donda, que llamó a una señora, que les dijo delante de este diario: “¡Unanse!”. “Nos vamos a unir. Con todos. Con tooodos. Bueno, con el PRO, no”, dijo Tumini. Donda lo editó: “Con todos aquellos que coincidan en el programa”.

–¿Con Carrió también? Miren que está llegando por la 9 de Julio...

–Decile a Carrió que venga a las PASO.

No muy lejos de allí, la senadora María Eugenia Estenssoro marchaba junto a Norma Morandini. “Nos piden que nos unamos. Quieren una oposición más fuerte y para eso son importantes las elecciones”, advirtió. Dos ancianas la frenaron.

–¡A ver si hacen algo ahora! –blandió su cacerola una de ellas.

–¡Esto es para ustedes también! –le dijo la otra.