EL PAíS
Conrado Storani, la despedida a un hombre de la historia radical
La vida de Conrado Storani, quien falleció el domingo, es también parte de la historia de los últimos 70 años de la UCR.
Por Luis Bruschtein
Conrado Storani era hijo, padre y abuelo de dirigentes radicales y estaba casado con la nieta de Juan Zavala, amigo de Leandro Alem y de Hipólito Irigoyen y uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical. En esa familia no cabía otra filiación, más que la de algún Zavala descarriado que se hizo peronista en San Luis y fue prolijamente distanciado. Creció con la “alvearización” de su partido, fue antiperonista convencido, protagonizó con Raúl Alfonsín la desigual batalla contra la vieja generación representada en los ‘70 por Ricardo Balbín, fue ministro de Alfonsín, y finalmente lo enfrentó en la interna partidaria. La historia del viejo dirigente radical que falleció este domingo es la de los últimos 70 años de la vieja fuerza política de Alem. Un hombre que con errores y aciertos acompañó las grandes batallas de su partido, acompañado por los largos períodos en que la fuerza parece sumirse en una especie de endogamia internista de comité.
“Apoyé fervientemente la Revolución Libertadora –afirmó en una entrevista periodística– por disciplina partidaria y por propia convicción. No olvido la frase apocalíptica de Perón del 30 de agosto de 1955 cuando prometió matar a cinco enemigos por cada uno de ellos que cayera. El golpe era necesario para parar el avance totalitario, el fascismo era una realidad, no había libertad de prensa ni de reunión.”
Storani se había formado en la militancia, primero universitaria y después partidaria, del radicalismo cordobés de esa época que se había convertido en un activo foco antiperonista. Se había recibido como médico cirujano en la Universidad de Córdoba y había sido cofundador del Partido Reformista Universitario, junto al ex gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, el inspirador de la Línea Córdoba de la interna radical.
Justamente su primera participación política fue en 1935, a los doce años, cuando salió con su padre, Hugo Storani, a festejar por las calles de Río Cuarto, su ciudad natal, el triunfo de Sabattini en las elecciones para gobernador de la provincia. Su padre era concejal de la municipalidad de Río Cuarto y a los 17 años Conrado hizo su primer discurso en representación de la Juventud Radical del pueblo en el lanzamiento de la fórmula presidencial Santiago Castillo–Arturo Illia.
La efervescencia de los revolucionarios del Parque y de los gobiernos de Hipólito Irigoyen se había desvanecido con el control del radicalismo por el sector más conservador del alvearismo. La somnolencia del partido se reanimó en la oposición al gobierno peronista y la vieja dirigencia se sumó al golpe del 55. La decadencia partidaria que se había inaugurado con la caída de Irigoyen se desperezó con el paso fugaz de Arturo Frondizi que dividió al partido. En ese período, Conrado Storani fue elegido diputado nacional.
En 1964, cuando el médico cordobés Arturo Illia ganó unas elecciones con poco más del 22 por ciento de los votos gracias a la proscripción del peronismo, Storani fue designado secretario de Energía, un tema en el que llegaría a convertirse en especialista y referente partidario. Apoyado en una visión nacionalista había sido muy crítico de la política de Frondizi y los contratos petroleros que había concertado en su gestión. Frondizi había hecho gala de un discurso nacionalista en su oposición al peronismo, pero al llegar a la presidencia había modificado sus puntos de vista.
En 1966 fue un sector del peronismo el que fragoteó con los militares para derrocar a Illia. Pero a los dos años ya había funcionarios radicales en el gobierno militar de la misma manera que había peronistas y radicales en la oposición. Desde la caída de Perón, la UCR era manejada por Ricardo Balbín, un dirigente conservador y astuto que con paciencia de burócrata había consolidado un poder absoluto sobre la base de viejos punteros y caudillos parroquiales en la estructura partidaria. Con Balbín, los radicales habían logrado un perfil de conservadores apacibles que lesgarantizaba el segundo puesto en las elecciones y un lugar de eternos interlocutores del peronismo y de los gobiernos militares.
En noviembre de 1972, un grupo de dirigentes rebeldes encabezados por Storani y Raúl Alfonsín se convocaron en el viejo cine Real, de Rosario, y crearon el Movimiento de Renovación y Cambio para enfrentar al balbinismo y levantar banderas más progresistas y democráticas. La dupla perdió en la interna frente a Balbín y Eduardo Gammond, que a su vez perdieron frente al peronismo en las elecciones de 1973. Finalmente en 1983, Renovación y Cambio, aliado a la Línea Córdoba, que dirigía Eduardo Angeloz, batió al balbinismo y al peronismo. La dictadura había tenido funcionarios tanto del balbinismo, como de la Línea Córdoba. Storani fue designado secretario de Energía y luego Ministro de Salud pero abandonó el gobierno con la llegada del Plan Austral. Enfrentado ya con Alfonsín, Storani recibió el apoyo de Angeloz quien, con una aggiornada plataforma neoliberal, aparecía como el sucesor del ex presidente, y fue designado senador por Córdoba hasta 1998, cuando se retiró de la vida activa partidaria.