Francisco de Narváez volvió al ruedo para intentar pelear una vez más por la gobernación bonaerense. Alejado ahora del precandidato presidencial oficialista Daniel Scioli, con quien aspiraba a compartir la boleta electoral en 2015, De Narváez lanzó su precandidatura a gobernador en Mar del Plata bajo el perfil de un “opositor independiente”, aunque varios de sus principales colaboradores siguen siendo funcionarios del sciolismo. Tras sucesivos fracasos electorales, luego de su momento de esplendor en 2009, el Colorado busca seducir al PRO, al Frente Renovador y hasta al Frente Amplio-Unen, con dos carpetas bajo el brazo: en una, la encuesta telefónica que encargó y que lo ubicaría segundo en la intención de votos de los bonaerenses, y en la otra, un puñado de propuestas para alcanzar un acuerdo electoral. La jugada armó revuelo entre las fuerzas opositoras, que no logran consolidar un candidato a gobernador con arrastre electoral propio.

“Vine a escuchar a la gente y para ello voy a caminar por distintos lugares de la ciudad. No es el momento de hablar con dirigentes, sino con la gente, porque aspiro a gobernar la provincia de Buenos Aires en 2015”, afirmó De Narváez tras su modesto lanzamiento en La Feliz. Con el sello partidario Celeste y Blanco, pero con una fuerza diezmada y apenas su propio monobloque en la Cámara baja, De Narváez volvió a poner en marcha su bunker porteño de Las Cañitas.

La decisión de Scioli de competir en las primarias del Frente para la Victoria dio por tierra con el proyecto del Colorado. “Siempre fue opositor del Frente para la Victoria, por eso no va a competir en esa interna”, dijeron los hombres cercanos a De Narváez. El propio diputado salió a cuestionar la gestión sciolista, a pesar de que sus (ex) operadores –que lo acompañaron en su última alianza electoral con Hugo Moyano– ahora son parte de la estructura política provincial.

Cerca de la candidata a gobernadora, María Eugenia Vidal, no creen que Macri acuerde con el Colorado luego de la ruptura en 2009, aunque la performance de Vidal en las encuestas tampoco la deja tranquila. En el FAU no tiene cabida, pero tampoco tienen candidato pero no olvidan la alianza con la UCR provincial de 2011.

“La gente está enojada con los políticos porque algunos buscan más aparecer con Marcelo Tinelli que proponer ideas”, dijo De Narváez ayer en una crítica velada a Martín Insaurralde y olvidando cómo construyó su capital político en 2009. El dardo no le cayó mal al candidato massista Darío Giustozzi, que se opone al salto de Insaurralde al FR. “Si tiene el espíritu de construir una Argentina moderna y unida, hay mucho para charlar”, dijo Giustozzi sobre De Narváez y abrió una grieta en el massismo.