EL PAíS › PAGINA/12 ENTREVISTO EN LA
CARCEL A LOS EX JEFES MONTONEROS VACA NARVAJA Y PERDIA
“Quieren dejar claro que luchar no vale la pena”
Cuando está por cumplirse un mes desde su detención Vaca Narvaja y Perdía insisten en que se los persigue por razones políticas. Definen qué fue la contraofensiva y defienden su lógica. Explican cuál fue su contribución a la recuperación democrática. Fijan posición respecto de los juicios a militares y desarrollan su visión sobre los ‘70 y los ‘80.
Por Victoria Ginzberg
Está por terminar la hora de visita en la Unidad de Investigaciones Antiterroristas de la Policía Federal. La celda que comparten Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía es realmente pequeña, aproximadamente de tres por cuatro. La pileta para lavarse las manos está separada de la habitación por unas rejas, de donde cuelgan perchas con ropa y bolsas de supermercado que hacen de alacena casera. Como ninguno de los dos detenidos fuma, dos carteles advierten a las visitas que, en ese lugar, ese hábito está prohibido y el dibujo de una calavera indica lo que podría pasarles si no lo dejan. No hay ventanas. Afuera todavía hay sol, pero adentro la luz llega sólo de una lámpara de bajo consumo. Montañas, playa y palmeras muestran el exterior desde recortes de revistas pegados en la pared. Desde el sábado, después de que Vaca Narvaja denunciara que un comisario lo había amenazado de muerte y el hombre fuera trasladado, las condiciones de “habitabilidad” no son tan rígidas.
Los dos ex líderes montoneros están presos desde el 14 de agosto. El juez Claudio Bonadío ordenó sus arrestos porque consideró que eran partícipes del secuestro de quince militantes montoneros que regresaron al país en 1980, en el marco de la contraofensiva planeada por la organización. A pesar del encierro, el ánimo de ambos es bueno. Se consideran respaldados aún por quienes antes los criticaban con dureza y esperan continuar militando cuando sean liberados. La detención les devolvió el protagonismo perdido después de los indultos.
–Cuando los detuvieron, acusaron al Gobierno de estar detrás de la medida, ¿siguen pensando lo mismo?
F.V.N.: –Nosotros dijimos que esto era funcional a una política, porque en cada convocatoria electoral sale de nuevo la teoría de los dos demonios. Hay un juez federal que ya estaba siendo cuestionado. Lo que me llamó la atención es que el fiscal (Oscar) Amirante coincidiera con el juez. El tema central es que se revuelve el pasado sin una salida. Todos coincidimos en la necesidad de justicia y verdad pero, si no planteamos un debate profundo de lo que pasó en la Argentina y una autocrítica de todos los sectores es muy difícil encontrar la explicación de lo que nos pasa. En esta causa se está confundiendo a los mártires con los verdugos, las víctimas con los victimarios, se nos está haciendo un juicio por la caída de nuestros propios compañeros, entre los cuales había un miembro de la Conducción Nacional. La intencionalidad es desvirtuar la historia, vaciarla de contenido.
R.P.: –Esto es funcional al poder. Se trata de una persecución política al conjunto de la resistencia. Necesitan desvirtuar lo que se ha hecho para que quede claro que luchar no vale la pena. Es un juicio al pasado para asegurarse el futuro. El poder necesita este juicio, que sea funcional a determinados intereses o no del Gobierno está en relación con la relación que tiene el Gobierno con ese poder.
F.V.N.: –El debate sobre la década del 70 se ha ocultado, se ha desvirtuado. Esto, de alguna manera, sirve para que se proponga una política clara de salida sobre lo que pasó en la Argentina.
–¿Cómo sería esa política?
F.V.N.: –Pasa por la justicia y la verdad y por asumir crítica y autocríticamente un pasado que nos corresponde a todos y en el que nosotros tenemos una responsabilidad. Nosotros hicimos una autocrítica en marzo de 1976. Yo era director de la revista Vencer y la publiqué en inglés y en francés. Esa autocrítica era respecto del pasaje a la clandestinidad y de las concepciones militaristas de la organización. Fue una autocrítica bastante profunda e importante. Respecto de la resistencia al último gobierno militar, si la autocrítica significa de alguna manera negar la resistencia, entonces no hay autocrítica. Nosotros tomamos como triunfo político la existencia de la democracia y creemos que toda esa generación tuvo una participación en ese triunfo.
–Ustedes dicen que la detención es parte de la teoría de los dos demonios, pero hablar de reconciliación nacional, como hicieron ustedes, ¿no fue hacerle el juego a esa teoría?
F.V.N.: –Nosotros planteamos un documento de reconciliación en el que decíamos que solamente se podía alcanzar la verdad y la justicia si había una autocrítica nacional del conjunto. La concepción que se impuso desde el gobierno de (Raúl) Alfonsín fue la teoría de los dos demonios y en ese debate nos hicieron polvo, en todos los medios. Pudo haber sido un error. Pero es como dice (monseñor Justo) Laguna: “Revolver el pasado sin salida ¿a qué conduce?”. ¿No nos están tapando otros problemas?
–Eso suena a “no enjuiciemos a los militares”.
F.V.N.: –El uso electoral de la teoría de los dos demonios no condujo a nada. Si se trata de verdad y justicia es fundamental. Pero si eso encubre con una teoría de los dos demonios actualizada tampoco sirve.
–A veces pareciera que les molesta que se “revuelva el pasado”.
R.P.: –Distingamos el juicio a los militares, las responsabilidades nuestras y el proceso en su conjunto. Sobre el tema del juicio a los militares creo que es imprescindible y que en buena hora se pueda avanzar. Se revuelve el pasado pero no en el tema de fondo, no se discute acerca de las responsabilidades de distintos sectores y fuerzas sociales, empresarios, la Iglesia, etc. Eso es lo que está pendiente en la Argentina. Si nuestra detención sirve para eso, enhorabuena. Si no, es una chicana.
–Específicamente en relación con la Contraofensiva, ¿aceptan errores políticos?
F.V.N.: –La Contraofensiva, como le dijimos al juez, no es el año ‘79 y el ‘80. Es el año ‘76, ‘77, ‘78, ‘79, ‘80, ‘81, ‘82 y ‘83 con el triunfo de la democracia. Si la dictadura militar duró sólo siete años y (Jorge) Videla no es (Augusto) Pinochet quiere decir que en la Argentina, además de la guerra de Malvinas, hubo un proceso de resistencia. Yo no creo que Margaret Thatcher nos haya legado la democracia. Creo que Malvinas, como la guerra del Beagle, fueron intentos de salir para adelante de la dictadura militar ante un proceso de cuestionamiento interno muy fuerte.
–Pero específicamente en el ‘80, ¿cómo se tomó la decisión de volver al país?
R.P.: –Volver es una parte. Es un aspecto. Cuando planteamos eso, planteamos una idea política. La idea era que la dictadura había llegado a un tope y que ese tope entraba en una meseta o nosotros entrábamos para revertir la situación. Decíamos que a partir de 1979 se iban a dar condiciones para que la lucha de masas comenzara a crecer. Y eso pasó. Con un protagonismo limitado nuestro, pasó en la lucha sindical, las movilizaciones obreras.
–Tampoco se puede decir que la Contraofensiva fue exitosa.
R.P.: –La dictadura comenzaba a ceder y ante eso, la idea era profundizar la lucha. Había fisuras en el orden interno que la acción fue profundizando, con un costo realmente altísimo.
–Quienes regresaron al país, ¿sabían que existía un riesgo alto de que los mataran?
R.P.: –Cualquier compañero que empezaba la lucha sabía que existía el riesgo.
–Pero no es lo mismo tomar la decisión de regresar al país estando en el exterior, donde se podía estar a salvo...
F.V.N.: –Cuando matan a mi compañera en el año 1972 en Trelew y nosotros estábamos en Cuba, los cubanos hacían todo lo posible para retrasar nuestro regreso al país. Nosotros estábamos desesperados por volver a la Argentina. Lo que yo necesitaba física y emocionalmente era volverme. Esa actitud se tiene que ponderar, porque si no parece que les pusimos un chip a los compañeros y los manejamos. Vos podés considerar que es un error político pero hay una voluntad de lucha de la reputísima madrey esa voluntad de lucha con errores y aciertos es lo que permite que la dictadura salga disparada con Malvinas.
–Tampoco es que la democracia es consecuencia de la contraofensiva.
R.P.: –No. Es una lucha de todos esos años y no sólo nuestra.
–¿No fue un error buscar en el ‘80 las armas en un lugar donde las habían dejado meses antes?
F.V.N.: –Supuestamente la guerrilla de Latinoamérica más preparada, resulta que era la más descuidada. Hay un montón de ponderaciones que tienen una intencionalidad política para meterte en una causa que es juzgarte por la desaparición de tus propios compañeros.
R.P.: –Siempre que caía un compañero y te ponías a analizar qué pasó, siempre había un error. Si no hay un error, no hay una caída.
–Siempre se habló de un supuesto infiltrado.
R.P.: –La razón por lo que alcanzamos un éxito parcial tiene que ver con errores propios, cambios en la situación internacional, del país. Pretender explicar la situación por un infiltrado no remedia ni cambia la evaluación.
F.V.N.: –En 1975, si nosotros hubiéramos desarrollado una política más correcta, hubiera venido el golpe lo mismo, porque la ideología de la Seguridad Nacional era para toda América latina. A lo mejor hubiésemos tenido más margen de defensa, la sociedad no se hubiera polarizado. La Contraofensiva se podría cuestionar desde el punto de vista militar pero no desde el punto de vista político, en el sentido de querer seguir resistiendo a la dictadura. Cuando aparecen los montoneros no se podía explicar esa generación, cómo surgió. Por eso surgió la forma conspirativa de explicar la historia.
–Hubo quienes en ese momento consideraron el regreso un error político.
F.V.N.: –Eso refleja que había debate político. Había militarismo, había foquismo en las concepciones. Todo eso es cierto pero no puede desnaturalizar la voluntad de lucha.
–Como líderes de la organización, ¿sienten responsabilidad –no penal— por algunas muertes?
R.P.: –La responsabilidad uno la siente pero estaba puesta en función de un objetivo que era compartido y desde el mismo inicio de la lucha uno sabía qué consecuencia tenía.
–¿Ustedes hablaron con Firmenich y le dijeron que no se entregara?
F.V.N.: –Nuestra posición es que no se presente. De acuerdo con las características del juicio con dos presos es más que suficiente ya que el tema tiene un contenido político muy fuerte.
–Hoy hicieron una denuncia sobre Malvinas para juzgar a los responsables de la guerra usando un argumento similar al que supuestamente hace Bonadío. ¿No es contradictorio impugnarlo y usar su mismo razonamiento?
F.V.N.: –Fue una decisión individual de mi hermano. Yo no he leído la presentación. Pero es la demostración por el ridículo.