EL PAíS
El galpón de Punta Alta que guarda botín de guerra
El inmueble está a nombre de una sociedad anónima que sería propiedad de una hija de Jorge Acosta y de Radice. Ahí se conservan objetos de desaparecidos y fotos dedicadas al Tigre.
Por Adriana Meyer
”En realidad me enteré de que le decían ‘Tigre’ por los diarios”, declaró la esposa del torturador de la ESMA Jorge Acosta en una audiencia del Juicio por la Verdad que se desarrolla en Bahía Blanca. María Elena Cabrera fue interrogada sobre un galpón de Punta Alta en el que aparecieron objetos personales que pertenecerían a desaparecidos. El inmueble estaría a nombre de una sociedad anónima integrada por su hija y por Jorge Radice, el represor que también revistaba en la ESMA. En un allanamiento realizado hace tres años aparecieron allí fotos de Jorge Videla dedicadas “con cariño” al “Capitán” Acosta. Según explicó a Página/12 el fiscal general Hugo Cañón, la mujer “entró en contradicciones, fue ambigua e incluso debe haber mentido”. Por eso pidió su detención, pero los camaristas rechazaron la solicitud. Por otra parte, sigue siendo un misterio el destino y el contenido de una caja retirada antes de aquel allanamiento.
El galpón está en el barrio Ciudad Atlántica, cerca de la Base Naval Puerto Belgrano, tiene unos 40 metros de frente y ocupa dos terrenos en la cuadra de Florida 250. El 8 de agosto de 2000, entre las 19 y las 22, fue allanado por orden de la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca. La prensa local, citando fuentes judiciales, indicó que el inmueble pertenecía “en los papeles” a la esposa del Tigre Acosta. Los camaristas y el fiscal general Hugo Cañón tenían la presunción de que allí podrían encontrarse elementos que contribuirían al esclarecimiento del destino de personas desaparecidas durante la dictadura. Cuando ingresaron comprobaron que había un “botín de guerra”: panfletos de propaganda política, una colección de libros de autores de izquierda, documentos bancarios, una cocina, dos autos antiguos en buen estado, televisores blanco y negro, una heladera, ropa usada, un piano, una casilla rodante y vajilla, entre otros elementos. El fiscal sospecha que fueron robados durante los procedimientos de detención ilegal de personas.
Pero hubo un hallazgo por demás llamativo. Cinco días después del procedimiento, el periodista Horacio Verbitsky relató en Página/12 que en ese lugar apareció una foto del dictador Jorge Rafael Videla, sonriente junto a su esposa, con una dedicatoria de puño y letra: “Para el Capitán Acosta, apóstol incondicional de mis ideas”. También encontraron otra en la que Videla se refiere al torturador de la ESMA como “mi gran amigo”, lo cual demuestra, que más allá de su enfrentamiento con el entonces jefe de la Marina Emilio Massera, los ejecutores del plan de exterminio mantenían aceitadas relaciones. Sin dar estas precisiones, el juez Luis Cótter había dicho a los medios locales que “la relevancia del material encontrado en el galpón consiste en que permitiría establecer en forma fehaciente la actuación conjunta del Ejército y la Marina en jurisdicción del V Cuerpo de Ejército”. Por si quedaran dudas, Acosta dejó otra huella: una postal con un tigre dibujado que le enviaron tres amigos desde Londres.
Pero una parte del contenido del galpón había sido retirada antes del allanamiento. Los vecinos alertaron a los funcionarios judiciales que un grupo de personas se llevaron una voluminosa caja y lo hicieron con una camioneta de la Armada. Por eso los camaristas hicieron un nuevo allanamiento, esta vez en la Dirección de Bienestar de la Armada (DIBA), ubicada dentro de la Base Naval. Federico Hogan, jefe del organismo, admitió ante los jueces que personal a su cargo había retirado elementos del galpón, pero afirmó que eran “viejos formularios en blanco para usar como borradores”. Según el fiscal Cañón, estos dichos serían mendaces porque en esa misma época la Armada llevó adelante un remate de papel. Lo cierto es que el contenido y el destino de la gran caja sigue siendo una incógnita. Cañón no descarta que puedan haber sacado listados o archivos vinculados a la represión ilegal. A pesar de la contundencia del hallazgo, la esposa de Acosta dijo no saber nada del asunto. El miércoles pasado, cuando fue interrogada en Bahía Blanca, la mujer explicó que estaba distanciada de su cónyuge desde hacía 12 años y que no recordaba bien cómo habían llegado esos elementos al galpón, aunque se contradijo porque en principio había afirmado “son cosas mías”. También fue confusa la explicación sobre la propiedad del inmueble, porque afirmó que no eran “dueños” pero luego indicó que lo habían entregado como parte de pago de un préstamo. Cañón averiguó que pasó a manos de Astilleros Río Bravo, una sociedad anónima integrada por Jorge Radice y una hija de Acosta. El fiscal recordó que Acosta está procesado como organizador de una banda, también integrada por Radice, que se apoderó de los bienes de personas desaparecidas de la ESMA. Los datos referidos al galpón serían remitidos a la causa del juez Sergio Torres.