EL PAíS › EX POLICIAS RECONOCIERON LA RESPONSABILIDAD DE LA FEDERAL EN LA REPRESION DE 2001

“Era inevitable que pasara lo que pasó”

Tres ex superintendentes dijeron que en la mañana del 20 de diciembre de 2001 se evaluó lo que había ocurrido el día anterior y se decidió no corregir el rumbo. El relato de cuatro personas que fueron heridas ese día.

 Por Ailín Bullentini

La utilización de armas de fuego y la actitud desmedidamente violenta de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que colmaron las calles de la ciudad de Buenos Aires durante el 20 de diciembre de 2001 quedaron ratificadas ayer desde los relatos de cinco hombres que recibieron heridas de bala de plomo o fueron golpeados y arrestados por efectivos policiales aquella tarde en la que la represión hirió a un centenar de personas y mató a otras cinco. El Tribunal Oral Federal Nº 6, que lleva adelante el juicio contra el ex secretario de Seguridad nacional Enrique Mathov, dos ex jefes de la Federal y una decena de efectivos de esa fuerza, también escuchó la evaluación de aquella jornada de ex integrantes de la cúpula policial: “Era inevitable lo que pasó”, consideró Eduardo Prados, en 2001 superintendente de Asesoría Institucional.

El miércoles pasado, un grupo de ex policías que para diciembre de 2001 integraba la cúpula de la Federal comprometió a los ex jefes Rubén Santos, Norberto Gaudiero y Raúl Andreozzi, y el único ex funcionario del gobierno de la Alianza que llegó a juicio, Enrique Mathov. Los ex superintendentes Néstor Labarte, Eduardo Prados y Carlos Moyano coincidieron en una reunión convocada por Santos para la mañana del 20 de diciembre de 2001 en la que solicitó personal para disponer en las calles aquel día. El aporte de Labarte fue fundamental para considerar la información previa que circulaba entre los responsables de la represión, ya que aseguró que en la breve reunión con Santos “se habló de lo que había ocurrido en la madrugada, de que había habido un herido en el Congreso... nadie estaba exento de lo que pasaba”, aseguró.

Prados y Moyano sumaron elementos que certifican que los altos mandos policiales y el gobierno de la Alianza tuvieron información para, al menos, “corregir” el accionar policial en la calle aquel día. “Santos nos pidió que estuviéramos predispuestos y atentos porque la situación que se avecinaba era muy difícil”, recordó Prados, quien aseguró que ya en ese momento notó que “la policía estaba al borde de ser sobrepasada”. Más tarde, aquel día, Prados acudió a la sala de situación, comandada por Andreozzi, a quien vio “desencajado”. Allí observó las imágenes de lo que estaba pasando en la calle: “Era inevitable que pasara lo que pasó”, consideró. La evaluación de Moyano, quien aseguró que fue “el jefe (Santos)” que “ordenó que esté el personal en apresto”, también apuntó para el mismo lado: “Lo que se vio ese día no pasó nunca en Argentina, ojalá que no volvamos a pasar por algo similar”, expresó.

Las víctimas

Guillermo Dittler, Luis Gómez, Juan Montenegro y Juan Martín Raspeño acudieron “por motu propio” a las inmediaciones de la Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2001. Algunos viajaron desde el Gran Buenos Aires. Otros se encontraban en algún punto distante de la Capital Federal. Los atrajo la calle, la gente que desde el día anterior la colmaba. Por aquel entonces, ninguno tenía más de 25 años. Dittler y Gómez recibieron balazos de plomo. El primero, uno. El perdigón se le metió en la mano izquierda. Lo tuvo ahí cuatro días. El segundo, tres: pierna, vejiga y pulmón. Estuvo internado en el Ramos Mejía hasta la Nochebuena del 24.

“Yo quería llegar a la Plaza de Mayo porque me dio bronca que estuvieran reprimiendo”, explicó Gómez ayer, en el marco del debate oral. No pudo hacerlo, aunque lo intentó. Aquel mediodía había visto por televisión, desde un bar de Constitución, cómo la policía “avanzaba sobre protestantes en Pellegrini y Avenida de Mayo”, contó. Entonces, decidió caminar hacia allá. “Eramos muchos”, destacó. La punta de su dedo índice marcó en un mapa ante el TOF 6 el lugar en el que, doce años y diez meses atrás, tiró piedras contra la policía, que estaba parada sobre Suipacha. Desde allí, también recordó el momento en el que comenzó a escuchar que devolvían tiros: boca del subte C “Avenida de Mayo”. “En un momento, siento tres impactos. Le digo a un chico ‘me dieron’. ‘Son balas de goma’, me dijo. Y yo le dije que no, que me ardía todo por dentro”, resumió.

A Dittler también lo empujaron al centro las imágenes que pasaba la televisión sobre “la policía reprimiendo a las Madres, cómo Cárdenas caía por las escalinatas del Congreso”. Viajó desde Moreno con un vecino. Llegaron al Congreso, donde encontraron todo vallado. Caminaron hacia la 9 de Julio. “Llegamos a Cerrito y hacía calor. Se juntó un montón de gente, había unos motociclistas que hacían de escudo humano, la policía estaba en Avenida de Mayo entre Pellegrini y Esmeralda, de cascos y uniformes azules”, relató. No recordó si los vio con armas, pero recibió un disparo en la mano izquierda que provino desde aquel lado. Un médico que estaba entre la gente lo asistió con un torniquete que le hizo con su propia remera. Le sacaron la bala de adentro del cuerpo cuatro días después.

Por la misma zona anduvo Raspeño, quien fue perseguido y golpeado por la policía. Estaba “cerca del Obelisco” el 20 al mediodía con su papá y sus dos hermanas, cuando los empezaron a correr hasta que los alcanzaron: “A mi viejo y a mis hermanas los apuntaban con armas, a mí me pegaron. Me partieron la cabeza con una escopeta, me pegaron en la nuca, me patearon con borcegos”, recordó. Montenegro no solo recibió golpes policiales cuando estaba manifestándose en la Plaza de Mayo, sino que fue “violentamente” detenido por “personal de civil”. “En un momento la cosa se puso violenta, la plaza se llenó de policías a caballo y de personal de civil que agarraban a la gente desde atrás. Entre ellos, a mí. Primero me agarraron dos, después varios. Me rompieron la nariz y me llevaron a un camión cerrado. Había varias personas ahí”, recordó. Terminó detenido en la comisaría segunda de la ciudad de Buenos Aires. Lo liberaron, “junto a los otros que estaban igual”, a la tarde.

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El Tribunal Oral Federal Nº 6 juzga a los imputados por la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 en la Ciudad.
Imagen: DyN
 
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