EL PAíS › LA PRESIDENTA REEMPLAZó A JORGE CAPITANICH Y A JUAN MANZUR POR ANíBAL FERNáNDEZ Y DANIEL GOLLáN

Una puesta a punto de cara al año electoral

CFK les tomó juramento ayer a los nuevos funcionarios. De Pedro asumió como secretario general de la Presidencia.

 Por Nicolás Lantos

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió acomodar algunas piezas de cara al comienzo del año electoral, que quedará políticamente inaugurado el domingo cuando dé apertura a las sesiones ordinarias del Congreso. Ayer, en un anticipado enroque político, dio salida al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y al ministro de Salud, Juan Manzur, dos funcionarios muy involucrados en las campañas en sus respectivos distritos. El reemplazo del chaqueño es Aníbal Fernández, que ya ocupó ese cargo durante el primer mandato de CFK, mientras que la secretaría general de la Presidencia que él deja vacante fue a parar a manos del hasta ayer diputado nacional Eduardo De Pedro. La cartera de Salud, en tanto, quedará en manos del ex secretario de Salud Comunitaria, Daniel Gollán. En el lugar de De Pedro asumirá como diputado Manuel Fresco, del peronismo matancero.

Luego de la jura de los nuevos funcionarios, que tuvo lugar por la tarde en el Salón Blanco de la Casa Rosada, la Presidenta tuvo un inusual gesto hacia Capitanich y Manzur, a quienes agradeció por el trabajo que realizaron en el gabinete: fue una señal política hacia dos figuras que relegaron sus carreras políticas para desempeñarse en el gobierno central. Ambos, además, querían volver a sus provincias a encarar campañas complicadas: Manzur será candidato a gobernador en Tucumán, mientras que Capitanich, mandatario del Chaco en uso de licencia y sin posibilidad de ser reelecto, quiere ser intendente de Resistencia.

El cambio, varias veces anunciado y desmentido, se concretó ayer a pocos días de la apertura de sesiones ordinarias del domingo, donde la Presidenta dará por última vez un discurso ante la Asamblea Legislativa, y fue interpretado en el Gobierno como “una puesta a punto” para enfrentar los desafíos del año que comienza. En la Casa Rosada esperan que el tándem Aníbal Fernández-De Pedro funcione como “una usina política” que pueda atender varios frentes a la vez.

Inusual despedida

Las ceremonias de jura de nuevos miembros del gabinete suelen ser breves, burocráticas y exentas de sorpresas. Por eso se escuchó algo más que un murmullo en el Salón Blanco cuando, tras la firma de los flamantes funcionarios, la locutora anunció “unas palabras de la Presidenta de los cuarenta millones de argentinos”. La decisión de romper el protocolo fue premeditada y encierra un fuerte gesto político de respaldo a los dos ministros salientes.

“Ser ministro de un gobierno que recién empieza o está en el mejor momento es mucho más fácil, pero Manzur llegó al ministerio en 2009, un año de crisis sanitaria con la Gripe A, crisis económica y luego de haber perdido las elecciones –legislativas– en la provincia de Buenos Aires”, recordó la mandataria. Respecto de Capitanich, destacó que fue convocado “durante 2013” durante un “episodio grave de salud” y que él “siendo gobernador de Chaco vino a trabajar, con compromiso, lealtad y convicciones”.

La mandataria hizo mención a las críticas que el ex jefe de Gabinete recibió durante su paso por la Casa Rosada. “Te han dado palos y te van a seguir dando palos porque lo que no perdonan es la capacidad de trabajo, la lealtad, cómo se juega uno por las convicciones”, le dijo, y finalmente resaltó: “Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con lo que piensa el otro, pero todo aquel que se juega por lo que piensa, no por lo que le conviene, y el solo hecho de poner el cuero para defender lo que uno piensa y lo que uno siente, merece el respeto de todos los argentinos, piensen como piensen”.

Un enroque político

El Salón Blanco estaba repleto de invitados especiales, prensa y militantes, que aplaudieron a los que llegaron y a quienes se fueron. De Pedro, de local por la importante concurrencia de La Cámpora, y Aníbal F. fueron los más ovacionados. Para el joven secretario general de la Presidencia, además, hubo cantitos: “Atención / atención / Wado te saludan los soldados de Perón”, agitaban. También cantaron aquella de la “gloriosa Juventud Peronista” que no fue vencida “a pesar de las bombas y los fusilamientos”.

El clima era festivo entre militantes así como entre los dirigentes y cuadros del Gobierno que asistieron a la Casa Rosada: la decisión del juez Daniel Rafecas de desestimar la denuncia por encubrimiento del atentado a la AMIA contra la presidenta Fernández de Kirchner fue un bálsamo luego de varias semanas de noticias inquietantes. En los pasillos de la Casa de Gobierno, antes y después del acto, uno de los principales temas de charla fue la interna del Frente para la Victoria en la ciudad de Buenos Aires, que entra en la recta final con más incógnitas que certezas.

El primero en poner el gancho fue Aníbal F, que regresa así a la Jefatura de Gabinete, lugar que ocupó entre julio de 2009 y diciembre de 2011 y del que nunca quiso irse. “Está chocho”, transparentan en su entorno ante esta nueva mudanza, la segunda en pocos meses. A fines del año pasado había abandonado su despacho en el Senado, donde ocupaba una banca por la provincia de Buenos Aires, para volver a la Casa Rosada, como secretario general de la Presidencia. Apenas dos meses más tarde volverá a moverse, esta vez dentro del mismo edificio, a una oficina más grande.

Fernández había llegado al gabinete nacional en los primeros días de 2002, de la mano de Eduardo Duhalde. Durante su interinato fue secretario general de la Presidencia y ministro de Producción. Con la llegada de Néstor Kirchner asumió como ministro del Interior, cargo que ejerció durante todo ese mandato. En 2007, Cristina Fernández de Kirchner lo designó a cargo de la cartera de Justicia y Derechos Humanos; un año y medio más tarde, en julio de 2009, tras la crisis del campo, llegó por primera vez a la Jefatura de Gabinete.

En 2011 fue candidato a senador por la provincia de Buenos Aires y dejó la Casa Rosada para asumir su banca. En la Cámara alta se transformó pronto en una de las voces cantantes a la hora de defender las iniciativas del Poder Ejecutivo. En diciembre de 2014, cuando regresó a la Secretaría General de la Presidencia, asumió además el rol de vocero del gobierno nacional, a medias con Capitanich. Para este año, Aníbal F. ha anunciado su voluntad de ser precandidato presidencial dentro del Frente para la Victoria. Al igual que el resto de los aspirantes, ocupa una de las vicepresidencias del Partido Justicialista.

La secretaría general será ocupada por otro vicepresidente del PJ: De Pedro, que tiene ese cargo en representación de la Juventud. El ex diputado, que inició su militancia en HIJOS durante la década del ’90, es desde ayer el primer miembro de la mesa de conducción de La Cámpora en ocupar un cargo de primera línea en el gabinete nacional. Pero además de ser, desde hace un tiempo, uno de los principales hombres de consulta de CFK, Wado tiene una excelente relación política con el gobernador bonaerense y precandidato presidencial Daniel Scioli, que tendrá ahora un interlocutor de primera mano muy cerca del despacho presidencial.

Ayer en Casa Rosada anticipaban un “cambio de estilo de trabajo” con la llegada de los nuevos funcionarios. “Aníbal y Wado tienen algo en común: son dos enfermos por la política. El primer piso va a volver a llenarse de gente yendo y viniendo, va a ponerse divertido. Los veo trabajando en equipo –vaticinaban en los entretelones del acto de juramento–. Se llevan bien y pueden potenciarse entre sí.”

El tercer funcionario que asumió ayer fue Gollán, flamante ministro de Salud, que hasta ahora se desempeñaba en esa cartera como secretario de Salud Comunitaria (cargo que quedará en manos de Nicolás Kreplak). Desde ese lugar, fue el encargado de desarrollar el Plan Nacer / Programa Sumar, una iniciativa que, según cifras oficiales, en la última década incluyó a casi diez millones de personas y brindó más de 11 millones de prestaciones a niños, embarazadas y adolescentes.

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Cristina Fernández les tomó juramento ayer a los funcionarios en una inusual ceremonia en el Salón Blanco de la Casa Rosada.
Imagen: Pablo Piovano
 
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