EL PAíS
Ruckauf, gateando entre huevazos
El diputado electo por el PJ bonaerense, Carlos Ruckauf, fue escrachado por HIJOS. Negó ser un colaboracionista de la represión.
“Traidor, asesino y entregador de compañeros.” Con estos insultos de fondo y bajo una lluvia de huevazos, el ex gobernador bonaerense Carlos Ruckauf dejó ayer la Cámara Federal de La Plata, escoltado por una docena de policías. Ruckauf se había acercado a los Tribunales para declarar en la causa que investiga la desaparición de 14 trabajadores de Mercedes Benz durante la dictadura y se encontró con un escrache que le realizaron miembros de la agrupación H.I.J.O.S. Luego de una audiencia de poco más de media hora, en la que intentó sin demasiado éxito despejar los puntos oscuros de su pasado como ministro de Trabajo del gobierno de Isabel Perón, el diputado electo debió abandonar el Palacio de Justicia casi gateando para no ser impactado por los huevos que le arrojaron.
Aunque lo esperaban para las 12.30, Ruckauf llegó a los Tribunales platenses minutos antes del mediodía e ingresó por una puerta lateral del edificio. Si su intención era evitar algún choque con manifestaciones, no obtuvo el resultado deseado ya que no bien descendió del auto en el que viajaba, rodeado por una docena de uniformados de la Bonaerense, fue recibido con los mismos insultos con los que se retiraría dos horas después: “Buchón, asesino”.
En su presentación ante el juez Leopoldo Schiffrin, que lleva adelante el Juicio por la Verdad en La Plata, Ruckauf trató en todo momento de desmarcarse de las imputaciones que se le hacen por su relación con la empresa automotriz y la conducción gremial del Smata, durante su función en el ministerio. En el primer piso del tribunal, el ex canciller declaró ante una sala llena durante cuarenta minutos como testigo. Explicó que su ministerio tenía “una pésima relación con el sindicato de mecánicos” (Smata) y con su titular José Rodríguez, acusado de ser uno de los responsables de las desapariciones de operarios de la planta de Mercedes Benz ubicada en Cañuelas, en 1977. Dijo que la empresa alemana mentía al señalarlo como quien avalaba “la erradicación de los elementos subversivos dentro de la fábrica”. Y manifestó desconocer el destino de un fondo extraordinario y millonario con el que se financió ese trabajo sucio.
En 1975, un acuerdo entre la firma y la conducción de Smata otorgaba un 1 por ciento de la facturación en ventas de la empresa a este gremio, y este dinero debía ser utilizado para “mejorar las condiciones laborales de los empleados”. Tras este eufemismo, el gremio conducido por Rodríguez dispuso de esos enormes fondos para deshacerse de los díscolos dentro de la planta. Acerca de su conocimiento de este convenio Ruckauf dio una respuesta breve: “Es anterior a mi gestión”. Jaime Gluzmann, abogado de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos de La Plata, lo indagó acerca de su actitud como ministro frente a un fondo que, más allá de su fecha de creación, “se utilizaba para eliminar a empleados considerados elementos subversivos”. Obtuvo también una contestación esquiva: el control de esas partidas “era responsabilidad del Ministerio de Acción Social, y yo creía, por la documentación leída hasta ahora, que era uno de esos aportes típicos a la obra social”.
Luego de la audiencia, el abogado Ricardo Monner Sans, representante de los sobrevivientes y de los familiares de las víctimas en la causa penal que sobre el mismo tema lleva adelante en los Tribunales porteños el juez Rodolfo Canicoba Corral, señaló a Página/12 que “como ministro del Interior es imposible que desconociera la existencia y el fin real de ese dinero”. Ramón Segovia, ex delegado de la comisión interna de la planta de Mercedes Benz, y ex compañero de los empleados desaparecidos, dijo que “lo único que Ruckauf hizo con su declaración fue hacerse el desentendido, culpar de todo a Rodríguez, y tratar de mentirosa a la empresa”.
En la misma línea coincidió la periodista alemana Gaby Weber, una de las personas que más conoce el tema y pieza central en el impulso de las investigaciones que involucran al futuro diputado. “Garantizó ese convenio y ahora dice que no sabía nada, y eso me parece una vergüenza, como también que este hombre asuma su banca en un mes”, dijo Weber a este diario. Luego de que el ex gobernador abandonó los tribunales a toda velocidad en medio de los huevazos, Monner Sans se mostró confiado en que la causa penal en manos de Canicoba Corral lleve nuevamente a Ruckauf ante la Justicia en poco tiempo.
Informe: Alfredo Ves Losada