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Los detalles del pago del rescate y el desenlace del caso Belluscio

Según información que maneja el gobierno nacional, la cifra que se pagó no fue de 100 mil pesos sino de casi 150 mil dólares. El calvario que debió pasar el marido de la mamá de Pablo para efectivizarlo. Las dudas por el origen del dinero. Y por el video de la amputación.

Por Horacio Cecchi y D.S.

Mientras Pablo Belluscio continúa recuperándose en una clínica privada de la Capital Federal (la familia mantiene hermetismo en torno del lugar preciso), Página/12 obtuvo revelaciones sobre el caso que mantuvo en vilo a todo el país. Según confiaron fuentes del gobierno nacional, el dinero pagado por el rescate supera largamente la cifra de 100 mil pesos informada extraoficialmente: según esa cifra, fueron pagados 147.500 en billetes verdes. El derrotero seguido por el padrastro de Belluscio para el pago del rescate fue un verdadero calvario. El primer paso que le ordenaron los secuestradores fue que estuviera en la estación de Luján a las cuatro de la tarde del lunes 3 de noviembre. Luego pasó por Liniers, por la cancha de Huracán, por la estación Héroes del Crucero Aras General Belgrano a las 22.23, donde finalmente tomó un tren desde donde arrojó el dinero que aún no apareció. Ayer continuaron los allanamientos buscando a dos de los líderes de la banda, apodados “Lala” y “Manolo”, que participaron en algunos de los golpes de la superbanda del “Gordo” Valor. Las mismas fuentes confirmaron que ambos participaron directamente en el secuestro de Mirta Fernández.
“La cantidad que se pagó por el rescate no es la cifra que está circulando”, reveló a este diario la fuente del gobierno nacional. El informante se refería a los cien mil pesos que, según todas las versiones que circularon durante el día de ayer, había pagado la familia como rescate de Pablo. “La información con la que cuenta el Gobierno –deslizó la fuente– es que se pagaron 147.500 dólares.” Alguna versión señalaba que el origen del dinero no había surgido precisamente de los fondos familiares sino de algún bolsillo provincial, pero la fuente consignada desconocía esa información y el dato no pudo ser corroborado con otras fuentes.
Otros datos con los que cuenta el Gobierno no hacen a la resolución del caso pero agregan ciertos detalles desconocidos y, al mismo tiempo, que desorientan: “Nosotros tenemos que nunca se entregó a la familia el famoso video en el que se muestra la amputación de las falanges del dedo –confió la fuente–. Todo se lo contaron por teléfono. Y no nos consta que hayan recibido la parte amputada”. El silencio de la familia, por el momento, impide confirmar esta información.
De todos modos, se obtuvieron precisiones de cómo fue en detalle el recorrido del marido de la madre de Pablo Belluscio, quien fue el encargado de entregar el dinero del rescate. La familia ya estaba enterada de que el 3 de noviembre debería estar preparada para el pago. Un llamado de los secuestradores indicó que el encargado del pago debía encontrarse a las cuatro de la tarde en la estación de tren de Luján. Allí debió esperar en vano, hasta que un llamado a su celular le indicó que tenía que dirigirse a la estación del ex ferrocarril Sarmiento, en Liniers. “Tenés que estar a las siete menos diez” de la tarde, le ordenaron. Allí recibió otro llamado. La nueva posta ahora era una de las puertas del estadio de Huracán, en Parque Patricios. Hacia allí se dirigió el padrastro de Belluscio con la bolsa y los verdes.
Pero tampoco fue en Huracán donde se resolvería el pago. Una vez en la puerta del estadio, le indicaron que debía estar a las diez de la noche en la estación Ciudad de Buenos Aires, del ex ferrocarril Belgrano Sur. “Ahí te tomás el tren que sale a las 22.23 y esperás a que te llamemos de nuevo.” El tren es el que se dirige hacia la estación Héroes del Crucero Aras General Belgrano. El padrastro cumplió la orden, con el detalle de que debía sentarse en un asiento del lado derecho. Así lo hizo. Y cuando el tren se acercaba a la estación Isidro Casanova, recibió un nuevo llamado. “Asomate por la ventanilla y cuando veas una fogata tirá la bolsa”, le ordenaron. Instantes después, cuando el tren atravesaba la parte trasera del cementerio de Villegas, en San Justo, el padrastro vio la fogata y cumplió la orden. Allí vio cómo dos hombres tomaban la bolsa y salían corriendo.
El dinero aún no apareció. Ayer, además del dinero, la policía estaba tras los talones de los que consideran los líderes de la banda. Sus apodos son “Lala” y “Manolo”. Ambos participaron en la superbanda del “Gordo” Luis Valor en diferentes golpes y, según confió la fuente gubernamental, participaron directamente en el secuestro de Mirta Fernández, la hija del capitalista de juego de San Miguel, secuestrada y liberada tras el pago de un rescate y la amputación de un dedo. Según declaró el ex sargento de la Federal, de apellido Gómez, detenido e involucrado en el secuestro de Fernández, “Lala” y “Manolo” no sólo participaron en el secuestro sino que fueron señalados como autores materiales de la amputación.
Otro dato confluye en la convicción de los investigadores para considerar vinculados los dos casos (el de Mirta Fernández y el de Pablo Belluscio). Según tienen comprobado en la causa, los teléfonos celulares utilizados para comunicarse con los familiares de Belluscio estaban a nombre de José Luis Yáñez. “¿Sabe a nombre de quién estaban los celulares del caso de Mirta Fernández? –preguntó la fuente gubernamental–. A nombre de Juan Carlos Yáñez. Hay coincidencia de domicilios, pero son distintos teléfonos de referencia y distintos documentos. Daban dos empresas de referencia con domicilios distintos.” Este dato por sí mismo no revela necesariamente que se trate de la misma banda, pero sí que tienen el mismo proveedor (ver pág. 4).
Entretanto, Pablo Belluscio continúa recuperándose del shock en una clínica cuya ubicación se mantiene bajo el más estricto silencio. Según sostuvo la fiscal Rita Molina, “vamos a esperar que el joven se recupere para tomarle declaración”. Por el momento, son siete los detenidos, cinco hombres y dos mujeres, entre los cuales hay una pareja. Se trata de tres hermanos de apellido Sena (dos hombres de 26 y 28 años, y una mujer de 35), de Villa San Cayetano, en Béccar; un hombre de 27 y su novia, de 25, de San Fernando; un joven de 24 y otro apodado “Pinocho”, de 47, ambos de Villa La Cava. “Pinocho” está considerado por los investigadores como uno de los líderes de la banda. Todos estaban al tanto de que participaban en alguno de los pasos del secuestro. Las mujeres se encargaban de cuidar al joven y prepararle la comida, y algunos de comprar los elementos sanitarios con que intentaron evitar una infección tras la amputación del dedo: le aplicaron una vacuna antitetánica y le suministraron antibióticos durante ocho días, cada seis horas.
Pablo Belluscio fue secuestrado el 22 de setiembre pasado, a la 0.30, cuando se retiraba de sus prácticas de hóckey sobre hielo de la cancha Perú Beach, en Martínez, a bordo de su Ford Ka gris. Lo encerraron ocho hombres en un operativo tipo comando, con dos vehículos. Cuando lo hicieron subir, un vigilador privado advirtió movimientos raros y llamó a una patrulla, con dos policías a bordo. Cuando los delincuentes advirtieron a los uniformados dispararon con fusiles FAL. Una bala impactó en el chaleco antibalas de uno de los policías, y otra hirió en un pie a su compañero. Luego, los ocho desaparecieron con la víctima. Durante el trayecto, Belluscio fue duramente golpeado. Unos días después comenzaron los llamados a la familia. El martes cuatro, durante la madrugada, fue liberado.

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La familia Belluscio se recluyó en la casa de San Isidro y no habló ni emitió comunicado.
 
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