Domingo, 23 de agosto de 2015 | Hoy
EL PAíS › UN CRUCE INFORMATICO QUE REVELA UN DATO CLAVE
En la última entrada a su notebook, el domingo a la mañana, Nisman dedicó buena parte del tiempo a leer la nota de tapa de Página/12, sobre las inconsistencias de su denuncia contra la Presidenta. Esa revelación, que surge de las nuevas pericias informáticas, permitió a este diario confirmar que el fiscal no murió el sábado 17, como sostiene la querella.
Por Raúl Kollmann
El domingo 18 de enero a las 7.01.51, es decir a las siete, un minuto, 51 segundos, Alberto Nisman estaba con vida y leyendo Página/12. El dato, confirmado por una doble vía –la computadora del fiscal y el sistema informático de este diario–, está en proceso de judicialización y demuele la hipótesis de la querella que encabeza la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, de que el fiscal fue asesinado el sábado 17 de enero cerca de las 20, cuando en el departamento de Le Parc estaba el informático Diego Lagomarsino. La propia secuencia de lo que hizo Nisman –marcada al detalle por la pericia informática– llama la atención: en el único diario en el que realmente se detuvo fue en Página/12, en una nota sobre las preguntas sin respuesta de su denuncia contra la Presidenta y el canciller Héctor Timerman, preguntas que iba a tener que contestar al día siguiente en el Congreso. Dedicó casi 20 minutos a leer ese artículo. Luego pasó por otros diarios y un par de sitios de Internet, a los que dedicó entre cinco y diez segundos; en el medio miró las fotos de la modelo M.E., con la que había tenido un affaire, luego siguió entrando por segundos a otros diarios y volvió a mirar fotos de M.E., esta vez en Instagram. Sus dos movimientos finales ya son conocidos aunque igualmente llamativos. Leyó por unos minutos una nota titulada “La conmovedora y sublime experiencia de una muerte clínica”, que relata la historia contada por Mellen Thomas Benedict, quien dice haber estado muerto una hora y media y después regresó a la vida. Y lo último que hizo el fiscal en su computadora fue googlear la palabra “psicodelia”, una búsqueda también vinculada con un texto sobre espiritualidad. A las 7.50 dejó la computadora para siempre.
Desde el inicio del caso Nisman, el debate de fondo es que la querella de Arroyo Salgado y sus hijas, ahora representadas por Juan Pablo Vigliero, Manuel Romero Victorica y Pablo Casal, sostiene que el fiscal fue asesinado y que para ellos todo indica que le dispararon en el baño al anochecer del sábado 17 de enero, cuando el técnico informático Lagomarsino estuvo en Le Parc, supuestamente entregándole la pistola Bersa calibre 22. Arroyo Salgado sostiene que Lagomarsino miente, que Nisman nunca le pidió prestada un arma y que el informático fue parte del plan de asesinato.
Del otro lado, 13 de los 15 forenses que hicieron la pericia médica –la mayoría designados por la Corte Suprema– afirman que Nisman no murió el sábado sino el domingo a la mañana y que no hay evidencias de participación de otras personas. En la pericia criminalística la conclusión fue todavía más contundente: cinco de los seis profesionales sostuvieron que al momento del disparo no había otra persona en el baño. En otras palabras, que Nisman se quitó la vida.
Cuando comenzó la pericia de las computadoras y los celulares del fiscal, Marcelo Torok, perito designado por Maximiliano Rusconi, el defensor de Lagomarsino, descubrió que se había accedido a la computadora de Nisman en la mañana del domingo 18. El dato indicaba que el fiscal estaba vivo a esa hora, con lo que se que se ponía más que en duda que el fiscal hubiera muerto el sábado.
El especialista que trabaja para la querella de Arroyo Salgado, Gustavo Presman, argumentó que podría haber desvíos en el horario de la computadora, es decir que la notebook tenía mal el reloj. Además, se especuló con un acceso remoto, hecho por otra persona, algo que finalmente no figuró en las conclusiones de la pericia, porque los accesos remotos están registrados en la computadora y el último había sido unos días antes de la muerte del fiscal.
Aquel descubrimiento de Torok indicaba que desde la computadora de Nisman se revisaron los diarios La Nación, Clarín y Perfil; la cuenta de correo electrónico del fiscal en Yahoo y que googleó la palabra “psicodelia”. Sin embargo, en Cibercrimen de la Policía Metropolitana se hizo un nuevo estudio, con un software forense, y se obtuvieron más detalles de la navegación de aquella mañana.
El dato inicial que surgió es que desde la computadora de Nisman se accedió, primero, a Página/12. Eso ocurrió a las 07.01.49, o sea a las siete horas, un minuto, 49 segundos, según figura en el reloj de la notebook del fiscal.
Ante el argumento de la querella de que el reloj de la computadora estaba mal, este diario accedió a la dirección IP del aparato de Nisman. Se trata del equivalente a un número telefónico, es decir es la identificación precisa e inequívoca de la computadora del fiscal.
Con ese dato, Página/12 revisó en su server si existió el acceso desde la dirección IP de Nisman, de la computadora que estaba en Le Parc, aquella mañana. Y efectivamente, como se verifica en la planilla que se publica, el acceso desde la IP del fiscal se produjo a las 7.01.51. Esto confirma el horario de la conexión y confirma también que el reloj de la notebook de Nisman estaba perfectamente en horario. Los dos segundos de diferencia son los que tarda en efectivizarse el vínculo. La querella argumentaba que el aparato registra 69 modificaciones de horario, pero se trata del sistema de modificación automática de Windows, que corrige sólo décimas de segundo. La prueba ahora contundente es que el ingreso registrado en la computadora coincide con el ingreso en el server de este diario.
La investigación más profunda sobre el acceso de aquella mañana desde la notebook del fiscal indica que en los 50 minutos que hubo de navegación, sólo se detuvo largamente en una nota: estuvo 15 minutos leyendo “Las preguntas que le esperan al fiscal”, la nota principal de Página/12 aquel 18 de enero. El texto, escrito por este cronista, enumeraba las preguntas que tendría muchas dificultades en responder al día siguiente en el Congreso:
- El fiscal dice que con el Memorandum se acordó levantar las capturas con alertas rojas de los sospechosos iraníes del atentado contra la AMIA. ¿Cómo explica que el ex secretario general de Interpol, Roberto Noble, dice que es mentira?
- El fiscal dice que se acordó sembrar una pista de fachos locales para liberar de responsabilidad a los iraníes. ¿Dónde está esa pista? ¿Por qué no se informó al juez?
- Usted dice que se acordó intercambiar cereales por petróleo. ¿Cómo explica que Argentina nunca le compró petróleo a Irán?
Estas y otras preguntas estaban incluidas en la única nota que se leyó con detenimiento aquella mañana. De todas maneras, al acceder a la tapa de Página/12 vio que la edición incluía una entrevista a Ronald Noble, el norteamericano que fue secretario general de Interpol en el momento de la firma del Memorandum: “Lo que dice Nisman es falso”, dijo Noble en aquel diálogo con este diario. Todo eso representaba un durísimo golpe para el fiscal que, por otra parte, desde hacía dos días trataba de ubicar a su espía de confianza, Horacio Jaime Stiuso, quien no le respondió el teléfono.
Los accesos desde la computadora de Nisman en esos 50 minutos llaman la atención.
- Después de leer la nota de Página/12, accedió durante unos segundos al diario Tiempo Argentino, a través del portal de Infonews.
- Luego revisó en Infobae las tapas de los diarios.
- Entró por un par de minutos a Perfil, deteniéndose segundos en el título de tapa “Nisman exige reunión reservada”, luego miró cinco segundos una nota sobre un ideólogo jihadista y siete segundos una nota sobre el espía Antonio Horacio Stiuso. Y finalmente dedicó unos cuatro minutos a ver al conjunto de los columnistas de Perfil.
- Antes de saltar al diario La Nación, Nisman entró a un sitio llamado ink361.com donde miró dos fotos de la modelo M.E. La hermosa joven aparecía allí con una amiga y con dos muchachos. También miró la foto de M.E. con otra amiga. No sería la última vez que lo haría esa mañana.
- A continuación saltó al diario La Nación. Eso ocurrió a las 7.30. Miró el título relacionado con el supuesto agente camporista que hizo de enlace con Irán, nota referida a Alan Bogado que, al final, resultó que no era agente ni camporista ni tenía relación con Irán. El acceso duró 14 segundos y, curiosamente, La Nación publicó esa mañana una nota diciendo que la pista de los supuestos fachos locales estaba destinada a crear chivos expiatorios del atentado. Era una nota que contradecía la denuncia del fiscal. A eso, Nisman le dedicó dos minutos.
- El siguiente acceso fue a Clarín. Tardó 22 segundos en revisar la tapa, dedicada a anticipar que habría más escuchas que respaldarían la denuncia de Nisman (no las hubo) y luego se estacionó un minuto en cartas de lectores.
- Pasó también unos segundos por Politicaonline y luego al sitio Diarios Argentinos a partir del cual le echó una mirada a una nota sobre “La jubilación del espía de Nisman”, referida a Stiuso.
- Terminada la lectura de diarios, hizo una revisión muy breve, apenas segundos, de su cuenta de correo en Yahoo. No leyó ni contestó ninguno.
- Y segundos más tarde volvió a mirar fotos de M.E., esta vez a través de Instagram. En esta segunda oportunidad dedicó dos minutos a mirar a la joven. La chica ya declaró en la causa judicial, señaló que efectivamente tuvo una relación, aunque muy breve, con el fiscal. Sin embargo, Nisman parecía estar bastante obsesionado con la joven.
- El siguiente paso de la navegación impacta: a través de la tapa de Infobae, entró a la sección Espiritualidad y allí dedicó varios minutos a leer la nota, posteada por el periodista Claudio María Domínguez, “La conmovedora y sublime experiencia de una muerte clínica” (ver aparte), sobre un hombre que volvió de la muerte.
- Por último, Nisman googleó la palabra “psicodelia”. Este diario verificó en Internet que Claudio María Domínguez utilizó el término refiriéndose a cuestiones espirituales, incluso hubo un registro claro en Google. Sin embargo, Página/12 se comunicó con Domínguez y éste negó –a través de su producción– que haya usado el término. Lo curioso es que a partir de la consulta, desapareció de Google la frase que presuntamente había usado el periodista. En cualquier caso, no está claro por qué desde la computadora de Nisman se googleó aquella palabra, aunque todo indica que tiene alguna relación con temas de espiritualidad.
Pasadas las 7.50, cesó la navegación.
Por la dirección IP, está claro que la conexión fue realizada desde la computadora de Nisman, a la hora en que efectivamente figura, en forma coincidente, en la máquina y en el servidor de este diario. Esta semana, los abogados de Arroyo Salgado y sus hijas afirmaron que podía haber hasta 12 horas de desajuste en el reloj. El dato que publica este diario y que mañana se terminará de judicializar no deja margen de dudas.
Por las características de la navegación, tan personal, orientada a sus propias pasiones y temores –no sólo a la causa AMIA–, también resulta evidente que el acceso fue obra del fiscal, lo que indica que, como mínimo, estuvo con vida hasta las 7.50, tal cual sostienen los forenses y criminalistas.
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