Viernes, 8 de enero de 2016 | Hoy
EL PAíS › LOS TRES CONDENADOS POR EL TRIPLE CRIMEN FUERON UBICADOS EN SANTA FE, PERO NO PUDIERON RECAPTURARLOS
La Gendarmería ubicó el lugar donde estaban los prófugos, pero ellos comenzaron un tiroteo y lograron escapar. Trece horas más tarde y luego de un despligue de hombres, vehículos y helicópteros no los habían podido detener.
Por Raúl Kollmann
Las fuerzas de seguridad buscaban anoche a los tres prófugos del penal de General Alvear rastrillando una zona de la provincia de Santa Fe del departamento de Las Colonias. El juez federal Sergio Torres recibió el miércoles un dato, aportado por la Gendarmería, que ubicaba a los hermanos Lanatta y a Víctor Schillaci en un galpón o depósito en desuso de la localidad de San Carlos. La información señalaba cuatro lugares concretos. El mismo miércoles, el magistrado dispuso un operativo en el que participaron 150 gendarmes, que al entrar al segundo de los objetivos señalados, encontraron un calentador, restos de comida, bebidas y la Kangoo de la ex suegra de Cristian Lanatta. Sin embargo, los prófugos, que en verdad estaban en un granero a 25 metros, sorprendieron a tiros a los efectivos. Trece horas más tarde, las fuerzas de seguridad seguían sin poder capturar a los fugitivos, pese a un despliegue de 600 hombres, tropas de asalto, vehículos y helicópteros. El hecho se encaminaba a tranformarse en un nuevo papelón en esta búsqueda. Al cierre de esta edición, nadie estaba en condiciones de asegurar si los escapados habían logrado romper la barrera de las fuerzas de seguridad o si quedaron dentro de ese cerco y la detención sería cuestión de horas.
Torres recibió de la Gendarmería la información de los cuatro lugares, muy cercanos entre sí, en los que podrían estar los escapados. El origen del dato se mantiene en reserva pero es muy posible que provenga de lugareños. En cualquier caso, este diario averiguó que no se descarta que los que aportaron la información reclamen la recompensa.
Con el dato en su poder, Torres –juez federal de turno– compartió la información con el fiscal Jorge Di Lello y horas más tarde ordenó un operativo para recapturar a los prófugos: se dispuso el desplazamiento de 150 gendarmes a la zona el mismo miércoles como para allanar los cuatro, objetivos en la mañana de ayer. La decisión fue que interviniera la misma fuerza que consiguió la información.
Quienes participaron del operativo le contaron a Página/12 que cuando los efectivos de la Gendarmería irrumpieron en el segundo de los galpones señalados, se encontraron con bebidas, restos de comida y una precaria cocina, lo que indicaba que allí alguien había pasado la noche. Pero el elemento decisivo fue que en ese galpón estaba la camioneta Kangoo de Elvira Susana Mártinez, la ex suegra de Cristian Lanatta. Según la Gendarmería y el propio magistrado, el vehículo es el que Lanatta se llevó de la casa de la madre de su ex esposa en Berazategui.
Este diario le planteó a uno de los investigadores la duda sobre la Kangoo:
–¿Están seguros de que se trata de la misma camioneta? Esta parece más oscura y no se ve el portaequipajes –preguntó Página/12.
–Lo chequeó la Gendarmería. Es la Kangoo de la ex suegra de Cristian Lanatta.
En la irrupción de la Gendarmería en el galpón se produjo una sorpresa: los prófugos no estaban adentro sino en un granero ubicado a 25 metros. Eso les permitió sorprender a los efectivos, a los que tirotearon. Martín Lanatta fue instructor de tiro y, aunque no está claro quién disparó, en el enfrentamiento resultó herido un gendarme. Para el juzgado, este hecho es otra prueba de que se trata de los prófugos: los atacantes tenían un FAL, la misma arma que se usó en el tiroteo de Ranchos.
Los hermanos Lanatta y Schillaci habrían aprovechado la oportunidad y no sólo repelieron a los gendarmes sino que se quedaron con una camioneta de esa fuerza. El vehículo fue descartado muy cerca del galpón, cuando los prófugos robaron otra camioneta, Citroen Berlingo. El rumor indica que ese vehículo también era de la Gendarmería y quedó abandonado en un camino vecinal poco después. En la fuga se produjo otro enfrentamiento, en el que resultaron heridos otros tres gendarmes. Uno de ellos fue trasladado al Hospital Cullen en grave estado. Los dos primeros encuentros, uno cara a cara, terminaron mal.
Trece horas después del operativo inicial, las fuerzas de seguridad no habían podido recapturar a los escapados, pese a que se volcaron a la búsqueda centenares de efectivos, grupos de élite, vehículos y helicópteros. El rastrillaje se hizo en medio de maizales de dos metros de alto y revisando casa por casa, galpón por galpón. Las imágenes mostraron el sobrevuelo de helicópteros y el despliegue de efectivos, muy pertrechados, con armas largas listas para disparar, ingresando a cada propiedad.
Para el juez, el fiscal y los ministros de Seguridad de la Nación y la Provincia de Buenos Aires no existe ninguna duda de que los prófugos están allí, en esa zona de Santa Fe. Es lo que indican los testimonios de quienes aportaron el dato inicial, la aparición de la camioneta Kangoo robada a la ex suegra en Berazategui, los proyectiles del FAL y el modus operandi audaz de los tres sujetos. Con el antecedente de que los escapados ya habían disparado varias veces se tomó cada ingreso a una casa o un galpón como una operación delicada. Pero llegó la oscuridad y no se pudo conseguir ningún resultado.
Anoche se formulaban dos hipótesis:
- La primera: después del segundo tiroteo, los prófugos tuvieron una ventana de unos minutos. Si la supieron aprovechar y si tuvieron cierto conocimiento de la zona, podrían haberse alejado varios kilómetros, rompiendo el cerrojo que les tendieron.
- La segunda: los Lanatta y Schillaci quedaron atrapados dentro de un círculo trazado por las fuerzas de seguridad, con retenes que les impedirían salir. Si eso es así, la detención debería producirse durante la jornada de hoy, tras completar el rastrillaje de la totalidad de la zona aislada por gendarmes y policías.
Al cierre de esta edición, nadie se inclinaba definitivamente por una hipótesis u otra. Si los prófugos lograron evadir el cerrojo, denotaría un gravísimo error en la planificación del operativo.
La aparición de los condenados en Santa Fe plantea una serie de dudas sobre la fuga y la eficiencia de las medidas tomadas por los funcionarios y las fuerzas de seguridad.
- No se explica cómo el trío recorrió 495 kilómetros desde Buenos Aires hasta Las Colonias en un vehículo que supuestamente tiene orden de captura. Desde el 31 de diciembre se sabe que los prófugos tienen la Kangoo y, sin embargo, llegaron hasta Santa Fe sin que los descubrieran. Y no es el que viaje lo hubieran hecho un hombre, una mujer y un bebé para disimular las cosas: lo hicieron los tres prófugos, porque los gendarmes atestiguan que en el enfrenamiento de la mañana había tres hombres y nadie más.
- El hecho que tuvieran que hacer el recorrido con la Kangoo y que terminaran durmiendo en un galpón habla de una fuga con muy poca logística. El mito de que tienen enormes apoyos, que son parte de una gigantesca organización de narcotráfico, parece haberse caído.
- Llama la atención que no hayan conseguido o robado otro vehículo. Es extraño que se transportaran en una camioneta que es un hierro caliente.
- Queda la duda planteada por este diario sobre la Kangoo. La Gendarmería sostiene que es la de la suegra, pero hay un pequeño margen para la desconfianza, porque en este caso ya se cometieron demasiados errores.
La mayor duda es cómo es posible que tres condenados a reclusión perpetua hayan logrado huir por la puerta de un penal de máxima seguridad y recorrido –supuestamente– Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Ranchos, Chascomús y hasta Misiones en estos doce días. Resulta llamativo que se hayan enfrentado tres veces con fuerzas de seguridad y salieron indemnes en las tres oportunidades, produciendo en cambio heridas en dos policías y al menos cuatro gendarmes. Parece insólito que el encuentro de ayer, en el galpón, terminara en una nueva fuga y que, encima, se hayan quedado con un vehículo de las fuerzas de seguridad. Y que, con un operativo cerrojo y trece horas de trabajo de cientos de efectivos con vehículos y helicópteros, no los hayan podido encontrar.
Aun así, el final parece abierto y la detención es posible durante la jornada de hoy. El riesgo mayor está en que la historia termine de forma macabra: que los prófugos no aparezcan más o que aparezcan sin vida.
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