Domingo, 15 de mayo de 2016 | Hoy
EL PAíS › LA REUNION ENTRE EL PAPA Y BONAFINI DESATO UNA FALLIDA OPERACION DEL MACRISMO
Francisco recibirá en el Vaticano a la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo el próximo viernes 27 de mayo. Los macristas reaccionaron con una campaña en su contra que rápidamente quedó al descubierto.
Por Nora Veiras
Hebe de Bonafini escribe, tacha y vuelve a escribir. “Es mucha responsabilidad”, dice mientras piensa y guarda con celo sus ideas en hojas sueltas. Quiere aprovechar el tiempo con el Papa. Hace dos semanas le llegó la invitación desde el Vaticano. Francisco la espera el viernes 27 de mayo, a las 17, en la residencia de Santa Marta. El martes, apenas se confirmó la noticia, los adalides del diálogo montaron en cólera. Lanzaron una contraofensiva inesperada: la protagonista elegida fue Margarita Barrientos, la fundadora del comedor Los Piletones. El miércoles, la mujer recordó de pronto que hace tres años fue a ver al papa y no la recibió por sus vínculos con Mauricio Macri. A partir de ese momento empezó a estar online en cuanta radio y pantalla se le ofreciera. En las redes sociales faltó poco para que promovieran la excomunión de Francisco.
“¡La que se armó!” repite, entre sorprendida y satisfecha, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. A lo largo de décadas repudió a Jorge Bergoglio por la complicidad de la Iglesia durante la dictadura. Desde que el cardenal se transformó en jefe de la Iglesia Católica y protagonista de la escena internacional, la disputa se resignificó. Hebe es Hebe pero aceptó intercambiar cartas con el pontífice. Ella le escribe a Bergoglio para que le diga a Francisco. El Papa, como es norma en sus comunicaciones, se despide pidiéndole que rece por él. Ella le reitera, cada vez, que no sabe rezar.
En 2013, cuando era embajador en el Vaticano, Eduardo Valdés había empezado a gestionar el encuentro con Bonafini. “Eduardo, ella me puede decir lo que quiera. Le mataron dos hijos y no los pudo enterrar”, recuerda Valdés que le dijo el Papa en aquel momento. Los problemas de salud de la presidenta de Madres postergaron el encuentro hasta fines de este mes. Esta vez la intermediación corrió por cuenta de la pareja de Marta Cascales y Guillermo Moreno. Los estudios médicos le salieron bien a Bonafini y el encuentro se confirmó.
Hebe es quizás la personalidad más irritante para gran parte del poder de turno. Su lazo con Cristina Fernández de Kirchner acrecienta el rechazo. Ese vínculo sumado al comentario que el propio papa viene repitiendo a sus interlocutores argentinos fogoneó la reacción destemplada de Cambiemos. “Nunca pensé que se iba a instalar este clima de confrontación, de revanchismo que no existía desde el ‘55 en la Argentina”, le dijo el pontífice a un grupo de sindicalistas el miércoles pasado y les advirtió que se los decía porque ya se lo había comentado a Macri cuando lo recibió en la Biblioteca del Vaticano. En ese encuentro Francisco no esbozó ni una sonrisa.
Las operaciones mediático-políticas a veces son muy bien urdidas, otras dejan ver los costurones chapuceros. A veces la cronología de los hechos aporta luz sobre la confusión con la que juegan y sólo se trata de dejar hablar a los protagonistas para que el relato se autodestruya. Este es el caso.
El papa argentino parecía el sueño incumplible para los sectores católicos. El 13 de marzo de 2013 sintieron como un milagro la elección de Jorge Bergoglio. Basta leer las crónicas de La Nación, empapadas de las lágrimas emocionadas de los editores, para comprender la plenitud de ese momento. El 18 de marzo, apenas un día antes de su asunción formal, el cardenal recibió a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El vínculo entre ambos había sido tenso pero el encuentro abrió el camino a dos jefes de Estado dispuestos a priorizar coincidencias en el escenario internacional. Un día después, el todavía jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, asistió a la ceremonia de asunción de Francisco.
Ese 19 de marzo de 2013, Macri contó: “Apenas llegué y un obispo me pidió que lo acompañe. Terminé a cuatro metros del papa, lo pude saludar y me dijo: ‘Como no me la trajo a Antonia’. Le dije ojalá esto ayude a la Argentina a unirse y me contó que estaba muy contento con todo lo que sucedía en Buenos Aires en esos momentos”. En esa época Macri, la ahora vicepresidenta Gabriela Michetti y la diputada Elisa Carrió se ufanaban de su buena onda con el pontífice.
El 23 de abril de ese 2013, la fundadora del comedor Los Piletones fue sumada a una pequeña comitiva encabezada por el orfebre Carlos Pallarols para ver al papa en la audiencia pública de los miércoles. Pasaron más de tres años y de pronto el día después de la confirmación de la audiencia Francisco-Bonafini, Margarita Barrientos declaró en el canal América: “Me fui a conocerlo pero no me recibió. Un matrimonio me pagó el viaje con Isidro. Fuimos con Pallarols y Karina Vilella. Teníamos las tarjetitas celestes para ubicarnos pero vinieron los guardias y nos sacaron. Todo político desgraciadamente. Me dolió un poquito.”
–¿Por su vinculación con Macri? –inquirió un periodista en Desayuno americano.
–Exacto –completó Barrientos y de paso recordó que en la misma audiencia había estado la titular de Abuelas de Plazo de Mayo, Estela de Carlotto.
Por la tarde, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, posteó en Facebook “Hay mucha gente que se sintió ofendida o indignada porque el papa va a recibir a Hebe de Bonafini. Los entiendo. No la conozco personalmente a Bonafini pero es difícil encontrar otro argentino que haya sido tan agresivo y ofensivo contra todo aquel que pensara distinto que ella. Y también muchos sienten que son demasiados gestos para un lado y pocos para otro”. Al final, el egresado del Champagnat concedió: “Entendamos que la tarea del Papa es evangélica y espiritual no política partidaria”.
El jueves Carlotto calificó como “una novela absurda” producto de “una imaginación febril” su supuesta influencia para evitar el contacto de Barrientos con el Papa. El viernes en diálogo con Radio con Vos, Barrientos, quizás sin darse cuenta, le dio la razón:
–Esto me lo había guardado para mí. Ahora lo dije, que sé yo. Hace rato me decía una chica que tenía que hacer ‘pucherito’ si es por Mauricio que no nos recibió. Estoy segura que él (Francisco) no sabía –dijo con el mismo tono resignado con que dos días antes había dicho lo contrario.
No le preguntaron quién y cuándo le sugirió dar lástima por la supuesta censura papal pero sí la indagaron sobre qué estaba pasando en el comedor desde diciembre hasta ahora.
–Hay mucha más hambre en el comedor. Es una gran preocupación del gobierno la desocupación. A nosotros nos aumentaron casi 80 familias. Teníamos 160.
Los Pallarols se transformaron en los orfebres presidenciales desde el retorno a la democracia. Juan Carlos y sus dos hijos, Carlos y Adrián. El Papa cortó relaciones con el padre y Carlos mientras que Adrián es su ahijado y trabaja con él. Barrientos fue con Carlos, quizás una de las pocas personas a quien Francisco no recibe. En medios eclesiásticos comentan que cuestiones personales sumadas al negocio montado en torno a los cáliz en los que se embeben las hostias transformaron en irreconciliable la relación.
Fue el propio Papa quien a través de Luis Liberman, director general de la Cátedra del Diálogo y de la Cultura del Encuentro, auspiciada por el Vaticano, aclaró: “‘Yo nunca supe que Barrientos estuvo acá. Conozco al hijo de Pallarols pero me llama la atención y me da pena que Barrientos salga a contar esto que pasó hace tres años. Me parece que el tema tiene más que ver con la visita de Bonafini y me parece que los medios juegan a banalizar y cosificar algo que es muy complejo. La visita de Bonafini se empezó a gestar cuando estuvo Carlotto”. Liberman dijo que el Papa le comentó que “siempre los medios quieren convertirlo en jefe de la oposición” pero que él “está por encima de los asuntos internos de la Argentina” y brega “por la unidad y por la paz”.
La andanada no cesó. La diputada Elisa Carrió dijo que “sentía vergüenza ajena por la actitud del Papa” y reiteró que no irá a Roma aunque se desconoce que haya recibido alguna invitación. Lo mismo había dicho cuando Francisco le hizo llegar un rosario a Milagro Sala, diputada del Parlasur y dirigente social, presa desde hace más de cien días en Jujuy, a quien le fueron creando delitos luego de detenerla.
En doce días, Bonafini estará con Francisco. Todos estarán pendientes del semblante del pontífice. Vade retro sonrisa.
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