Domingo, 9 de octubre de 2016 | Hoy
EL PAíS › LA AGENDA DE LA PROXIMA ENTREVISTA DE MACRI CON EL PAPA
Por Washington Uranga
En unos días más, Mauricio Macri y el Papa Francisco tendrán una nueva entrevista en el Vaticano, aunque el encuentro previsto para el próximo sábado 15 de octubre presentará características diferentes a las de febrero. Según lo informó el embajador argentino ante la Santa Sede, Rogelio Pfirter, la audiencia tendrá carácter privado, no oficial, y el diálogo se desarrollará en un salón contiguo al Aula Pablo VI, donde se celebran las audiencias generales. El Presidente pretende mostrar que, más allá de los gestos papales tomando distancia, la relación con Francisco es buena y cordial.
Por eso, Macri aprovechó la ocasión de la ceremonia de canonización del cura cordobés José Gabriel Brochero, que tendrá lugar el domingo en el Vaticano, para generar otro guiño hacia Francisco. En la Cancillería existe optimismo respecto de los resultados del encuentro después de los gestos poco satisfactorios para el Gobierno generados por el Papa en la ocasión anterior, a las que se sumaron otros episodios leídos con desagrado por el Presidente y sus colaboradores. Admiten que el hecho de que se trate de una visita no oficial, de carácter más informal, permitirá otro tipo de acercamientos. De todos modos el Papa no concedió algo que para Macri habría sido importante: que Francisco lo recibiera en Santa Marta, su propia casa, como ocurrió antes con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Macri tendrá su propia comitiva integrada por su esposa Juliana Awada, la hija de ambos Antonia, la hija del primer matrimonio Agustina (33 años), y también Valentina (13 años), hija de Awada en su matrimonio con Bruno Barbier. Se sumarán la canciller Susana Malcorra, el Secretario de Culto Santiago de Estrada y su subsecretario Alfredo Abriani, y el Secretario de Asuntos Exteriores, Fulvio Pompeo.
Vale recordar que con motivo de la canonización del cura Brochero en los mismos días estarán en Roma centenares de católicos argentinos que participarán de la ceremonia oficial el domingo, acompañados de sacerdotes y más de una treintena de obispos argentinos. Brochero no es el primer santo argentino, dado que en 1999 ya fue canonizado por mártir el lasallano Héctor Valdivieso Sáez, nacido en Buenos Aires y asesinado en España durante la revolución de Asturias, previa a la guerra civil española. Sin embargo, tal como lo suele subrayar el Episcopado y lo recordó el embajador Pfirter, Brochero es “el primer santo que nació, vivió y murió en la Argentina”.
Anticipándose a cualquier jugada de Macri, el Papa envió hace pocos días un video dirigido al pueblo argentino a través del cual ya adelantó que no vendrá a la Argentina en el 2017. Por distintas razones Francisco viene postergando su regreso al país, a pesar del deseo que en público y en privado manifiesta de reencontrarse con sus compatriotas. Pero por motivos diversos Bergoglio quiere evitar que su presencia genere especulaciones de orden político o sea utilizada al margen de sus propias intenciones. Por un lado hay que considerar que el 2017 será un año electoral donde las posiciones estarán muy enfrentadas. Francisco quiere permanecer al margen de esa disputa.
Pero también es cierto que su preocupación por los temas sociales y por la situación de los pobres en la Argentina –algo que el Papa no oculta– le habría obligado a hacer referencia directa al escenario económico social en sus discursos en el país. Desde el Gobierno también leen esa realidad y hasta recibieron con alivio el anuncio de que Francisco no vendrá en el 2017. Aún cuando no haya caído del todo bien que en su mensaje el Papa incluyera un pedido especial a todos los argentinos para “ponerse la patria al hombro, esa patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar”. En otro pasaje de su mensaje Bergoglio pidió “que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado”. En los diálogos frecuentes con sus interlocutores argentinos el Papa no disimula su preocupación por el riesgo de una represión violenta a la protesta social en la Argentina y no esconde su molestia por la detención de Milagro Sala, convertida en presa política en una cárcel jujeña.
Pero así como recibirá a Macri, el Papa ya adelantó su invitación a organizaciones sociales argentinas para un encuentro que se celebrará en Roma los primeros días de noviembre. Se trata del Encuentro Mundial de Movimientos Populares que auspicia el propio Francisco y en cuyo escenario el Papa suele fijar sus posiciones más firmes en favor de los pobres y de la inclusión social.
El Movimiento Evita, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) ya recibieron sus invitaciones para estar en Roma, algo que muchos leen como un respaldo explícito a las demandas que estos grupos vienen realizando sobre los tema sociales y en contra de las políticas económicas del gobierno de la Alianza Cambiemos. No serán los únicos participantes del congreso de noviembre: también habrá algunos legisladores, incluidos del oficialismo, que llegarán en calidad de “observadores”. No se descarta tampoco la presencia de dirigentes sindicales vinculados a la CGT recientemente unificada.
Pero al margen de todo lo anterior Bergoglio no deja de intervenir en las cuestiones de la vida cotidiana en la Argentina. En algunos casos por propia iniciativa, en otros, respondiendo a pedidos que recibe desde nuestro país. Como ejemplo vale decir que en las últimas semanas una indicación de Francisco culminó con una gestión directa del presidente de la Conferencia Episcopal, arzobispo José María Arancedo, ante el Gobierno para destrabar el conflicto con SADOP (Sindicato Argentino de Docentes Particulares) y de este modo reabrir la negociación paritaria a la que se había negado terminantemente el Ministro de Educación, Esteban Bullrich.
Un dirigente político que suele dialogar con Bergoglio utiliza un término futbolero para definir al Papa y a su forma de moverse en el escenario político: “es un jugador de toda la cancha”.
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