EL PAíS › JULIO GRONDONA, PRESIDENTE DE LA AFA
“A mí el bronce no me interesa”
A los 72 años y a un cuarto de siglo de haber asumido su cargo, el máximo dirigente del fútbol argentino parece haber encontrado la tranquilidad suficiente para responder a todos los temas sin que lo traicione su temperamento. Asegura que nunca pensó en mantenerse tanto tiempo en el poder, que no le interesa la política y que su sucesor debe tener, sobre otros valores, intuición.
Por Gustavo Veiga
En el despacho de Julio Grondona no hay lugar para malentendidos. Se respira el poder, se percibe en una escenografía apenas cargada, donde conviven las fotografías con el papa Juan Pablo II y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. De frente a su escritorio, en una vitrina, réplicas de las distintas copas mundiales ganadas por selecciones mayores o juveniles le refrescan la gloria pretérita. El hombre fuerte del fútbol argentino, a los 72 años, acaba de cumplir un cuarto de siglo en la conducción de la AFA y parecería que ese aniversario –se cumplió el viernes 16– le ha puesto paños fríos a su temperamento. Si Grondona luce distendido y reconfortado, es porque –según cuenta– lo han nombrado ciudadano ilustre de Avellaneda, entre otras distinciones recientes. Entonces, durante la hora y media que dura la entrevista con Página/12, no habrá interrupciones y sí suficientes preguntas que, en un tono bastante patriarcal, el dirigente irá respondiendo.
–¿Por qué cree que duró tanto tiempo en su cargo?
–Yo respondería, ¿por qué el doctor Alfredo Cantilo expresó lo siguiente el 6 de abril de 1979?: “Me voy a permitir decir nada más que dos palabras y felicitar a los señores asambleístas por esta elección. Esta no es una devolución de atenciones. Quienes conocen mi pensamiento saben que es sincero lo que acabo de decir. Julio Grondona es un hombre joven, de trayectoria clara y honesto. Es un hombre que conoce de fútbol, es un caudillo nato, aunque no tenga vocación de caudillo...”.
–A propósito, ¿es un caudillo nato o no tiene vocación de caudillo?
–Soy un caudillo nato. Yo considero que hasta en la familia uno debe ser caudillo para imponer un pensamiento. Pero no me refiero al caudillo en un sentido clásico, político, sino que sea respetado por sus hijos, por sus amigos, de no fallarles... Ahora, volviendo a su pregunta anterior, nunca hubiera pensado estar sentado acá tanto tiempo. Y no veinticinco años, sino cuatro.
–Usted se molestó mucho cuando este diario publicó que había sido elegido presidente de la AFA con la venia del vicealmirante Carlos Lacoste. ¿Por qué?
–Porque el hombre de Lacoste no era yo, tampoco Ignacio Ercoli y sí Rafael Aragón. Me lo dijo Eduardo Deluca. Yo le puedo asegurar que nunca anduve con los diferentes gobiernos. En 1976, los militares me quisieron imponer como candidato a intendente de Avellaneda. El que lo me pidió fue un tal coronel Fernández, que venía de Salta. Y le dije que no. Zafé, sin quedar mal, al estar las paredes pintadas con mi nombre como candidato a presidente de Independiente. Y en el ’83 tampoco quise la intendencia de Avellaneda, que me ofreció Alfonsín.
–¿No le interesa hacer política?
–No me gusta. No creo que sea un tipo para estar en la política. Y me refiero a la nacional, no a la política deportiva.
–Un político que hoy es gobernador del Chubut, Mario Das Neves, lo denunció en el 2000 por administración fraudulenta en una causa que se ventiló durante dos años y medio. ¿Le guarda rencor?
–Yo no soy rencoroso, pero soy una persona que tiene memoria. Sobre todo, por lo que se sufrió en mi casa, por mi familia, por mis amigos. Si algún día nos llegamos a cruzar no sé qué podría pasar. Pero, le repito, memoria tengo. Lo que hizo Das Neves fue una calumnia total. Mezcló a amigos que no tenían nada que ver, perjudicó a mucha gente. Aunque afortunadamente yo sigo acá y estoy seguro de que terminaré bien. No sé cómo terminará él.
–¿La denuncia fue lo peor que le pasó en estos 25 años?
–Intimamente sí. Cuando meten a la familia de por medio, cambia todo. Perturba mucho.
–¿Qué fue lo que más disfrutó de su larga presidencia?
–He tenido muchas satisfacciones. Por ejemplo, los títulos mundiales. Aunque lo importante es que entré con algunos principios a esta casa yestoy feliz por haberlos mantenido. Uno es haberme sacado la camiseta. Yo hace veinticinco años que no veo un partido de Arsenal, ni de Independiente. He actuado con equidad. Y lo restante se resume en dos verbos: no mentir y no fallar. Eso generó que nunca haya ido a buscar un voto. Nunca pedí que me reeligieran. Cuando llegué a la AFA me vinieron a buscar, con la FIFA pasó lo mismo... Haber cumplido con mis amigos, que estuvieron conmigo toda la vida, es lo importante.
–Da la sensación de que habla como si se acercara al final de su vida como dirigente. ¿Es así?
–Cuando uno cumple veinticinco años y va a un lado y le entregan una plaqueta, va a otro y le dan una foto, lo declaran ciudadano ilustre de Avellaneda..., entonces ve que el camino se acorta. Es por una cuestión de edad. Yo tengo 73 años y cuando llegué a 58 ya estaba satisfecho porque era la edad a la que había muerto mi papá. Pero la vida cambió, la vida lo va llevando a uno... A mí el bronce no me interesa.
–¿Cómo piensa que será su sucesión? ¿Ya hay candidatos?
–Ustedes son los que piensan en eso. Yo estoy completamente satisfecho y orgulloso de los veinticinco años que llevo en la AFA. Y creo que no debo señalar a nadie con el dedo. Sería injusto. Hace diez años, si yo no hubiera seguido, el sucesor podría haber sido Deluca. Era el dirigente que estaba más cerca de mí y que nació en la Primera B como yo, que no tiene los problemas que viven los clubes de la A.
–¿Su sucesor podría ser José Luis Meiszner?
–Pueden ser varios...
–¿Y su hijo, el actual presidente de Arsenal?
–Estoy orgulloso de él. Lo que hizo Julito, de llevar a Arsenal hasta Primera A, es algo que yo jamás lo hubiera pensado. Un padre, a los hijos, los va mirando. Y, sobre todo, si son varones. Es para tratar de sacarles lo mejor. Pero claro, él tiene una mochila muy difícil de llevar, que es el apellido.
–¿Y qué perfil debería tener su reemplazante?
–La intuición es importante en el que manda. La intuición es más importante que los títulos, aunque lo ideal sería contar con las dos cosas. Tampoco se puede pretender que aparezca un Superman.
–¿Cuál es el futuro que imagina para usted?
–En la FIFA estoy prácticamente como presidente honorario por el tema de la edad. Pero además se podría terminar mi vicepresidencia senior si la Confederación Sudamericana no me nomina. Y la Confederación es muy difícil que quiera perder la vicepresidencia que, a su vez, tiene a cargo la comisión de finanzas. Esos son motivos fundamentales que juegan a mi favor. Aunque estar en la FIFA no es la vida del fútbol. La vida del fútbol está en los arcos.
–Pero usted no juega hace rato. Dijo que dejó la camiseta.
–¿Cómo que no juego? ¿Con la Selección no juego? Ese es un peso importante por la tradición que tiene este país. Yo recibí esta casa con el campeón mundial del ’78. Es una responsabilidad terrible. Y que me haya salido bien está bárbaro. Pero, ¿si no hubiera conseguido nada después? ¿Cómo la arreglaba?
–¿Marcelo Bielsa está en una situación inestable?
–Eso es alimento para la prensa. El que me conoce sabe que yo no puedo dejar de lado al técnico que nominé. Sería como tirar por la borda lo que hice toda mi vida. Ni en los clubes saqué a un entrenador. Para tomar una medida que vaya contra mis principios, tendría que sentarme con mucha gente alrededor para que saquemos una conclusión que nos convenza a todos.
–¿Algún dirigente le pidió la cabeza del técnico de la selección?
–Uno solo.
–¿Quién?
–Armando Capriotti... nadie más. Y no sé si no me lo pidió por factores ajenos a la realidad.
–¿Cómo piensa que va a dejar al fútbol argentino cuando usted se vaya de la AFA?
–Si me tuviera que ir en este momento, me iría con una tranquilidad total, porque esta casa tiene un futuro enorme. Y los clubes, afortunadamente, ninguno se fundió.
–¿Está hablando en serio? El 42 por ciento de los clubes que practican fútbol profesional está en convocatoria o en quiebra.
–¿Y cuál será uno de los motivos? Yo pienso que es haber querido mantener juntos el fútbol y la actividad social. Porque los costos que han alcanzado las instituciones en lo social...
–¿A usted le parece? Por este comentario se va a ganar muchas críticas.
–Seguro y soy consciente de eso. Porque la parte social hay que manejarla por separado. Y no me refiero a cambiar el sistema. No lo quiero modificar. En las mismas sociedades civiles sin fines de lucro hay que manejar dos contabilidades: una en la parte futbolística y otra en lo social. En Arsenal lo tengo así. Independiente está buscando hacer eso. El problema es que llegó la época en que nos dijeron: tienen que pagar como si fueran un comercio y, entonces, sonamos. ¿Quién puede bancar eso? ¿Quién puede bancar el IVA en las entradas? Ahora, que hubo exageraciones en algunos clubes sí, también...
–¿Cuánto influyeron los malos dirigentes en esas exageraciones que usted menciona?
–En cantidad, no hay muchos malos dirigentes. Es el mismo porcentaje que puede haber en distintos sectores. Yo no tengo por qué defender a nadie.
–En mayo del 2001, cuando la AFA firmó un convenio con Agremiados para pagar deudas atrasadas a la mayoría de los planteles, hubo dirigentes que fraguaron sus montos.
–Seguro... y fueron penados. Lo que sucede es que esto es una bola de nieve que cada vez se hace más grande. Yo le sugeriría: sáqueles una foto a los clubes hace veinticinco años y sáqueles otra ahora. La diferencia es enorme. ¿Cuántas canchas se han hecho?
–Pero el fútbol argentino tiene cada vez menos equidad. Boca y River se han alejado muchísimo del resto, inclusive de los otros clubes grandes.
–El 70 por ciento de la convocatoria del fútbol es de Boca y de River. Para poder seguirlos, los demás tienen que vender jugadores y así se debilitan. Entonces, ¿cuál es el sistema que debe utilizarse para contrarrestar eso? Es muy difícil emparejarse con River y Boca. Sería como pretender hacerlo con el Real Madrid, el Milan, la Juventus...
–La última: ¿cómo vive la delicada situación que atraviesa Diego Maradona?
–Con dolor. La AFA, mientras yo siga como presidente, estará siempre al lado de Maradona. Tiene las puertas abiertas. Pero creo que dudó muchas veces sobre si estaría en condiciones de trabajar acá o no. Lo he hablado con él y con la esposa. Maradona es un caso único, es más que Gardel, es más que la Argentina.