EL PAíS › CRUCES Y FRENOS ENTRE KIRCHNER Y DUHALDE
A los palos, pero gentiles
Sigue la tensión, pero con visibles esfuerzos para bajarla. El empate entre el aparato de uno y la enorme popularidad del otro.
Ni el Gobierno ni Eduardo Duhalde quieren que se rompa la relación, pero tampoco aceptan mantenerse en silencio. Ayer hubo un nuevo cruce de declaraciones. El primero en hablar fue el bonaerense, que respondió a las críticas sobre la devaluación que había deslizado Néstor Kir-
chner. “Fue lo que salvó al país”, dijo el ex presidente. E insistió con una frase que irrita especialmente al Presidente. “Hasta que no salgamos del default no vamos a ser un país confiable.”
El cruce de declaraciones entre los dos dirigentes más importantes de la política argentina comenzó cuando Duhalde sostuvo que es necesario normalizar la situación externa para que la Argentina sea un país confiable. En una primera réplica, Kirchner aseguró que una de las claves de la crisis económica fue la “devaluación poco prolija”, a la que responsabilizó por el problema energético. Duhalde se mantuvo en silencio, pero algunos de sus hombres de confianza, como Alfredo Atanasof, se encargaron de responderle.
Ayer fue el mismísimo Duhalde quien replicó. Además de defender la devaluación, aseguró que es necesario contextualizar la medida. “Yo conocía la opinión de Néstor desde que lo hice. Son opiniones. Pero era un momento de tremenda confusión en la que había que tomar decisiones todos los días”, explicó el ex presidente. “La realidad de la economía había dicho que la plata argentina no valía lo que tenía que valer. En un momento sos corajudo o desaparecés. Yo no tenía alternativa”, añadió.
El cruce de declaraciones se proyectó al Congreso. La tensión se notó, sobre todo, en el bloque justicialista de diputados, integrado por una mayoría de legisladores duhaldistas. Aunque desde el Gobierno hicieron esfuerzos por bajar los decibeles, lo cierto es que la situación podría complicar la sanción de dos paquetes de leyes importantes: el económico, anunciado por Roberto Lavagna, y los proyectos sobre la seguridad.
“Sería un disparate total”, respondió ayer Duhalde cuando le preguntaron si la tensión podría complicar las cosas en el Congreso. “Lo que importa en este momento no son los partidos políticos, las opiniones de Duhalde o las opiniones de otros dirigentes políticos. Ni siquiera tiene tanta importancia lo que digan los del Gobierno sino lo que hagamos. Lo que menos quiere escuchar la gente son discusiones entre dirigentes y para mí éste es un tema terminado”, agregó.
La situación es curiosa. Duhalde busca no confrontar directamente con el Gobierno, pero tampoco deja de decir lo que piensa. Ayer insistió con la idea de que la Argentina debe negociar la deuda cuanto antes para recuperar la confiabilidad. “Estamos en un momento tremendamente difícil”, explicó el bonaerense. Y a continuación felicitó al Gobierno. “Tiene muy claro la defensa de los intereses nacionales. Sabe que el objetivo de todos nosotros es sacar a la Argentina adelante. No solamente no hay que dejar solo al Presidente, sino que hay que ayudarlo. Y en esa dirección tiene que funcionar el Congreso”, añadió.
El Gobierno tampoco quiere romper la relación con Duhalde. Kirchner es consciente de que su principal capital político es el altísimo consenso que genera su figura, con índices que superan el 80 por ciento de imagen positiva (ver cuadros). Algo similar ocurre con su gestión, con un porcentaje de aceptación también alto. Sin embargo, el Presidente necesita el apoyo de Duhalde, que conserva su poder intacto en el Congreso y en la provincia de Buenos Aires y que hasta el momento ha optado por cooperar de diferentes maneras con la Rosada.
Ayer, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, no quiso subir el nivel del enfrentamiento, pero tampoco evitó decir lo suyo. Consultado por las declaraciones de Kir-
chner sobre la devaluación, el jefe de Gabinete explicó. “Yo no sé si Duhalde se habrá sentido atacado por ese comentario. Siempre hemos tenido el mejor trato y el mayor afecto.”
Sin embargo, cuando le preguntaron por la frase de la discordia, el jefe de Gabinete y hombre de máxima confianza del Presidente aseguró: “Es una visión que tiene Duhalde sobre la confiabilidad. En aquel momento lasituación era muy difícil, se tomó una decisión y esa puede generar resultados tales como que la Argentina se haya vuelto un país poco confiable, como dice Eduardo Duhalde”.