EL PAíS › A 10 AÑOS - ACTO Y VIGILIA DE MEMORIA ACTIVA EN LA PLAZA DE TRIBUNALES
Antorchas y marcha por la memoria
Fue la primera conmemoración, en el mismo lugar donde el grupo se reúne cada lunes a reclamar justicia. En la noche fría, se escucharon acusaciones por el encubrimiento de investigadores y gobiernos, y la palabra de la hija de una víctima.
Ojos llenos de lágrimas y abrazos fundidos. La Plaza Lavalle presentaba las mismas figuras que suelen verse en los actos de cada lunes, con la carga emotiva que le imprimían la noche helada y la importancia simbólica de este aniversario. A 10 años del atentado que destruyó la sede de la AMIA, la agrupación Memoria Activa reiteró sus reclamos de justicia frente a Tribunales, en una ceremonia en la que participaron más de 2000 personas. Luego de duros discursos en las que se mencionó a casi toda la dirigencia política de la última década y quienes estuvieron a cargo de la investigación judicial, una marcha de antorchas avanzó hacia el edificio de mutual judía en la calle Pasteur.
Gorros de lana, gruesas bufandas, tapados de piel, guantes y algunos termos con café caliente. Cualquier recurso era válido para combatir el frío intenso en la plaza que todos rebautizaron Plaza de la Memoria, frente al que todos llaman “palacio de la injusticia”. “Buscamos la verdad, denunciamos las mentiras”, decía el cartel colgado sobre el escenario, que empezó a rodearse de gente apenas caía la noche. “Todo estaba guardado en la memoria”, decía la voz de León Gieco desde los parlantes, antes de que empezara el acto, en el que participaron como oradores la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el presidente del CELS, Horacio Verbitsky; Matilde Mellibovsky, de Madres Línea Fundadora, y la titular de Memoria Activa, Diana Malamud.
“Reconociéndome en ustedes, me pregunto quiénes, por qué, y con la complicidad de quiénes nos han privado de que junto a nosotros estén luchando 30 mil personas, y de que junto a nosotros también estén 85 personas, víctimas todas y parte de una historia de terror y muerte”, dijo la titular de Abuelas, mirando hacia a quienes decidieron cambiar sus planes de sábado por la noche para participar del acto recordatorio.
“En qué cárceles están, dónde pagan sus culpas los que permitieron esto”, se preguntó Carlotto. “Pedir justicia –dijo– es la única manera de decirles a los jóvenes que sigan, porque es nuestro deber delegarles la seguridad del Nunca Más”.
El titular del CELS, Horacio Verbitsky, remarcó los avances aportados a la investigación luego del levantamiento del secreto de Estado sobre los archivos de la SIDE y la Cancillería dispuesto en 2003 por el Gobierno “Teníamos sospechas, y ahora existen pruebas”, dijo, y luego leyó un cable del día posterior al atentado, que dejaba en claro el interés que tuvo desde el principio el gobierno de Carlos Menem, no por llegar al esclarecimiento de la causa, sino por coordinar con la administración israelí de Itzshak Rabin una versión que lo dejara bien parado.
En uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, se leyó un texto escrito por Astrid Malamud, hija de Andrés Malamud, una de las 85 víctimas de la fría mañana del 18 de julio de 1994. Mientras se oían sus palabras, Astrid, que tenía apenas 2 años cuando se produjo el atentado, cruzaba cómplices miradas con su madre, Diana, que estaba sobre el escenario. Junto al monumento que recuerda a las víctimas, diez antorchas ardían y recordaban el paso de los años en la oscuridad de la plaza.
“Tuvimos que aprender sin escuela y sin deseo a pedir justicia”, dijo luego la titular de Memoria Activa cuando tomó el micrófono. Su discurso fue el más fuerte de la noche y cuestionó duramente al juez que fue apartado del caso, Juan José Galeano, y a los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, también fuera de la investigación. “Que rindan cuentas ante la Justicia”, exigió, y lanzó críticas hacia “la SIDE, la Policía Federal, la maldita policía de la provincia de Buenos Aires, que no protegieron, destruyeron pruebas, mintieron y callaron”. En la plaza todos callaban, y el único sonido de fondo era el del agua de las fuentes ubicadas a pocos metros.
Con la bronca amontonada en la garganta, Malamud acusó por entorpecer la investigación a los ex ministros Carlos Corach y Carlos Ruckauf, y calificó a Menem como “máximo responsable de que se haya perdido la posibilidad de conocer la verdad”, y a sus sucesores Fernando De la Rúa yEduardo Duhalde como “continuadores de la impunidad”. Los silbidos que brotaban entre los presentes ante cada nombre, continuaron cuando los blancos fueron los dirigentes de la DAIA, “que avalaron las mentiras de la causa AMIA”.
Luego de los discursos, mientras la voces del Coro Kennedy cerraban el acto, la calle Tucumán se fue llenando de antorchas para marchar hacia la sede de Pasteur, donde hoy tendrá lugar el acto principal a la hora exacta en la que se produjo el atentado hace 10 años.
Informe: Alfredo Ves Losada.