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“Hoy en nombre de un mismo partido se dicen cosas totalmente distintas y en nombre de partidos distintos se dicen cosas similares”, sostuvo Martín Sabbatella en el lanzamiento del Encuentro por la Democracia y la Equidad. Fue ayer, en un club de Morón desbordante y con la presencia de representantes de buena parte del progresismo, entre los que se encontraban Aníbal Ibarra y Hermes Binner. Joven intendente, Sabbatella busca rearticular las fuerzas dispersas del centroizquierda y aún deberá recorrer mucho camino hasta concretar sus planes de formar una fuerza nacional: lo de ayer fue apenas un comienzo, pero un comienzo al fin.
Sabbatella consiguió el milagro de juntar en un mismo lugar a ex seguidores de Chacho Alvarez que luego del colapso del Frepaso adoptaron rumbos bien diferentes. En el Club 77 de Morón, antes de que comenzara el acto, se mezclaban socialistas como Jorge Rivas, funcionarios del gobierno porteño como Raúl Fernández y frepasistas en la diáspora como Rodolfo Rodil, el ex armador político favorito de Graciela Fernández Meijide. Se acercó también una delegación de seguidores de Elisa Carrió, integrada por Fernando Melillo, que es presidente del ARI en la Capital y fuma en pipa, y Eduardo Macaluse, que trataba de explicar su presencia en el acto (a pesar de la decisión de su jefa de no hacer alianzas) con una metáfora: “Una cosa es venir al cumpleaños y otra ir al casamiento”.
El club se iba llenando de a poco. Llegaba gente suelta, sin banderas y –cosa rara para un acto en el Conurbano– no se vio un solo bombo. Las butacas –unas 1500– fueron desbordadas, muchos escucharon el discurso de Sabbatella parados y un par de cientos de personas presenciaron el acto desde afuera, a través de una pantalla gigante.
El arco de apoyos incluyó la adhesión del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde (único funcionario que apoyó el lanzamiento), y las de un puñado de –según la definición del locutor– “gente de la cultura”: Juan Carlos Portantiero, José Nun y Beatriz Sarlo. Finalmente, en la pantalla gigante se proyectaron los saludos internacionales de Pascual Maragall, presidente de Cataluña; Jaime Gazmurri, vice del Senado chileno, y Mariano Arana, intendente de Montevideo, cuyo mensaje tiene una relevancia especial: Sabbatella es un estudioso del Frente Amplio, una fuerza de izquierda pluralista, integrada por corrientes de distinta orientación que ha logrado procesar en unidad y de un modo democrático sus diferencias. La trabajosa construcción del Frente Amplio, que el 31 de octubre podría llegar al gobierno luego de 33 años, es para el intendente un modelo a seguir.
Apenas apareció, Sabbatella buscó el saludo de Binner e Ibarra, que lo esperaban en la primera fila. Aunque no asistió al encuentro transversal en Córdoba, por considerarlo excesivamente atado al Gobierno, el intendente mantiene una buena relación con los dos dirigentes de centroizquierda. Ahora, además, la decisión de Néstor Kirchner de no romper con el duhaldismo le dio otra orientación al titubeante proyecto transversal, y hoy –después de muchas idas y vueltas– los tres se encuentran en lugares políticos bastante parecidos.
“Queremos una democracia que invite al protagonismo, a la participación, y no una democracia simulada, turbia, que aleja a los ciudadanos de la política”, comenzó Sabbatella, que dedicó buena parte de su discurso a cuestionar al aparato duhaldista. “Es mentira que existe una sola forma de gobernar. Es mentira que la gobernabilidad sólo camina de la mano de la prebenda, del clientelismo y del ‘roban pero hacen’. Estamos acá porque no queremos rendirnos ante el triunfo aparente de la política siniestra”, agregó.
En su discurso, Sabbatella evitó mencionar de modo directo a los dos dirigentes cuyas posiciones generan más conflictos en el centroizquierda: Kirchner (al que le critica su alianza con Duhalde y sus vínculos con la vieja política y de quien reivindica muchas de sus políticas) y Elisa Carrió (a la que le cuestiona su oposición empecinada y su decisión de noavanzar en acuerdos con otras fuerzas de centroizquierda). Cuidadoso, limitó sus críticas al aparato pejotista y convocó a construir un proyecto progresista “que no se limita a dar testimonio”.
“Vamos a trabajar en un espacio que tiene que crecer con autonomía, desde el que podamos acompañar, criticar o proponer”, sostuvo sobre el final un Sabbatella emocionado. Reelecto en las últimas elecciones con una avalancha de votos, el intendente –hasta el momento un exitoso dirigente municipal– debutó en su proyecto por ingresar en las grandes ligas de la política. No será fácil, pero a juzgar por el acto de ayer quizás encuentre un lugar en el complicado universo del centroizquierda.