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“En el día de hoy he renunciado a continuar siendo el entrenador de la Selección. Los motivos son muy simples, muy sencillos. Noté que la energía que exige absorber todas las tareas que implica ser entrenador ya no la tenía. Comencé a madurar la decisión al regreso de Lima, del último partido de la Selección, la revisé, verifiqué lo que sentía, se lo expresé a los responsables de la AFA y me desligué.” En medio de la euforia que había provocado la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas, y posteriormente el triunfo ante Perú en las Eliminatorias sudamericanas, Marcelo Bielsa decidió sorpresivamente alejarse del Seleccionado Argentino de fútbol. A diferencia de otras oportunidades, Bielsa se presentó en el predio de Ezeiza con una sonrisa en su rostro: por primera vez no lucía la ropa oficial de la Selección Nacional.
Con la tranquilidad que parecía darle el haber dejado su cargo, Bielsa expuso sus argumentos con mucha mesura. Le atribuyó su decisión al “desgano” y resaltó que “cuando eso aparece no hay que ignorarlo, porque de lo contrario hubiera sido deshonesto desde el lugar de uno”.
En relación con el momento en tomar esta determinación, teniendo en cuenta el presente del equipo que dirigía, Bielsa señaló: “El momento me parece el apropiado. Se ha consolidado una variación en el plantel, se han reunido dos generaciones de jugadores de manera armónica, es más fácil que hace dos años recitar los tres jugadores por puesto que tiene la Selección. Haberlo hecho antes de los Juegos Olímpicos hubiera sido irresponsable y creo que las Eliminatorias están encarriladas. Creo que mi decisión no interrumpe el camino de la Selección, no genera un problema”. En este sentido, Bielsa destacó que “muy probablemente la decisión hubiera sido otra si no estábamos bien en las Eliminatorias”.
–Más allá de los resultados, ¿pudo cumplir todo lo que se había propuesto o le quedó algo pendiente? –le preguntó este diario.
–Sólo me hubiera gustado que no pasara lo del Mundial. Pero también (el jugador paraguayo) Figueredo pudo empatar la final de los Juegos y no pudo. Como contra Suecia nosotros nos erramos muchos goles. Uno está sujeto a esos vaivenes. Así es el fútbol...
El técnico remarcó también que mientras estuvo en ese lugar fue “muy feliz. Competí, nos fue bien, nos fue mal... Yo siempre traté de interpretar el gusto del hincha argentino, lo que no siempre logramos. La Argentina es un grande a nivel mundial, y es un lugar que a nadie le gusta abandonar. Pero yo perdí eso que en su momento tuve”. Fue aún más allá: “No vinculo mi decisión con el éxito y el fracaso en mi tarea. Ganar o perder no tiene nada que ver con mi decisión; por otra parte, ya sabemos lo que dura el éxito en la Argentina, sólo diez minutos”.
Para referirse al presidente de la AFA, Julio Grondona, el entrenador sólo tuvo palabras de agradecimiento: “Yo valoré, valoro y seguiré valorando la alternativa que Grondona me otorgó al renovarme el contrato. Ese fue un apoyo superior a cualquier vaivén que haya tenido la relación. Si no lo remarco, me sentiría un ingrato”.
“Este es un sitio hermoso, apasionante –insistió–. Es uno de los equipos más importantes del mundo. Yo no tuve problema con nada ni con nadie, ni tampoco sentí que me faltaba apoyo, inclusive la deuda de la AFA conmigo estaba saldada. Mi entrega no era proporcional a lo que había sido siempre. Ese impulso ya no lo tenía y cuando eso pasa no es decente insistir.”