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El gobernador bonaerense, Felipe Solá, consiguió el apoyo del bloque de senadores justicialistas para que el cuerpo trate el próximo miércoles una iniciativa de la bonaerense Mabel Müller, que traslada de la justicia federal a la provincial la competencia en los casos menores de venta de drogas. El límite que define esas atribuciones es precisamente uno de los puntos polémicos de la norma. Algunos legisladores de la oposición tienen sus recelos con el proyecto, ya que en las provincias en las que la institucionalidad es precisamente el principal punto débil, esta herramienta se vuelve una amenaza. En manos de la “mejor policía del mundo”, como alguna vez Eduardo Duhalde definió a La Bonaerense, esto termina de cerrar el círculo del terror para los parlamentarios opositores.
Un proyecto similar al de Müller fue enviado al Senado por el ex ministro Gustavo Beliz. Para los bonaerenses, la justicia federal en la provincia está colapsada. Para que no quedaran dudas de ello, ayer junto a Solá, concurrieron al Senado el ministro de Seguridad, Carlos León Arslanian, el de Justicia, Eduardo Di Rocco, y unos 14 intendentes municipales, entre los que se destacaron el de Tres de Febrero, Hugo Curto; el de Merlo, Raúl O-thacehe; el de Hurlingham, Luis Acuña; el de Ezeiza, Alejandro Granados; el de José.C.Paz, Mario Ishi; el de Ituzaingó, Alberto Descalzo, y el de Malvinas Argentinas, Jesús Carigilino, entre otros.
“Carecemos de elementos legales contundentes para combatir el narcotráfico. Esto lo necesitamos para que los ciudadanos que hacen denuncias dejen de pensar que somos cómplices o hipócritas. Tenemos que ser prácticos”, dijo Solá junto a Pichetto, luego de más de dos horas de reunión.
“El pasado es el pasado. (La lucha contra el narcotráfico) La Bonaerense la hizo como pudo”, respondió Solá, cuando los periodistas le preguntaron por las dudas que genera darle mayor poder a la Maldita Policía. A su lado, Pichetto se comprometió a llevar la iniciativa al recinto el próximo miércoles. La delegación se reunió primero con el vicepresidente Daniel Scioli. De allí, Arslanian se dirigió al despacho de Pichetto. Durante una hora discutió, con el jefe de la bancada oficialista y con el radical puntano Jorge Agundez y con la santafesina Roxana Latorre, aspectos técnicos del proyecto.