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La Plaza de Mayo fue copada ayer a la tarde por un festival de asambleas autoconvocadas para reproducir todos los 20 de cada mes esta especie de comunión y protesta. Pero ayer también se les agregaron los “ahorristas estafados” quienes ingresaron en una enorme columna y fueron recibidos con aplausos.
Además de las banderas que marcaban la presencia de todos los barrios y localidades, los asambleístas y los ahorristas trajeron pequeños carteles escritos a mano con consignas propias y hasta historias personales. “No al Plan Bonex”, “Voto Bonex, voto de traidores”, rezaban algunas de las cartulinas. “Duro, duro, duro, los bonos a diez años se los meten en el culo”, cantaban a los saltos. A las 19.30 una masiva columna que agrupaba a las asambleas de Villa Ballester, Congreso, San Cristóbal, Entre Ríos y San Juan, Parque Avellaneda, Monserrat y Plaza Rodríguez Peña entró a la plaza. “Se creían que nos habían cagado porque estábamos desorganizados, pero ahora con lucha y con paciencia se ha formado la nueva resistencia”, gritaban entusiasmados.
Además de los barrios porteños, el conurbano bonaerense se hizo presente con las banderas de Haedo, Morón, Padua, Villa San Martín, Claypole, Villa Bosch, Tres de Febrero y Moreno. Pero fue el sur el más representado por los carteles de Longchamps, Temperley, Caseros, Villa Tessei, Wilde, Lomas de Zamora, Florencio Varela, Lanús, Gerli y Avellaneda. Una de las tantas asambleas de Caballito llevaba su enorme bandera con el nombre de Gastón Rivas, uno de los muertos en los alrededores de la Casa Rosada el 20 de diciembre. Los vecinos de Villa Crespo hicieron lo mismo con Gustavo Benedetto, que cayó en Avenida de Mayo y Chacabuco.
En tanto, el norte de la Capital llevó las banderas de Belgrano, Núñez, Devoto Norte, Palermo Viejo y Villa Urquiza, mientras que el sur porteño se mostró con los estandartes de La Boca, Barracas, Catalinas Sur y San Telmo-Plaza Dorrego. Una de las tendencias que confirmaron la mayoría de los asambleístas es la comunicación e intercambio que mantienen a través de las reuniones interzonales. César es de Adrogué y cuenta que todos los meses se juntan representantes de todos los barrios del partido de Almirante Brown. “La asamblea está en una meseta, no somos tantos como al principio, pero estamos organizados”, describe.
Mario está abrazado al mástil que sostiene la bandera de la asamblea de San Juan, una de las cinco que hay en su zona. “No estamos divididos, estamos en contacto, lo que pasa es que el barrio es muy grande”, aclara. “Vamos a seguir viniendo todos los 20 hasta que las cosas cambien, y cuando se vayan todos, vamos a permanecer organizados para controlar ese cambio”, señala. El próximo cacerolazo organizado va a ser el primero de mayo, y para concentrarse antes de partir al centro organizaron una olla popular en su esquina.
Por su parte, los vecinos de Anfiteatro Floresta, orgullosos de ser “una asamblea muy deliberativa”, relatan que en el barrio hay alrededor de seis asambleas y van casi 30 vecinos a cada una. Claudio contó a Página/12 que tienen dos líneas de discusión. “Por un lado analizamos la crisis en la que está sumergido el país por culpa de esta deuda ilegítima, y por otro nos concentramos en los problemas más inmediatos del barrio, por ejemplo hacemos compras comunitarias en el Mercado Central para abaratar los costos”.
Ayer no faltaron los partidos políticos de izquierda, como el MAS, PTS, MST y el PO. Con enormes estandartes que se erguían por sobre las demás banderas, los militantes vociferaban sus cánticos con altavoces. En tanto, los vecinos agrupados por barrio no paraban de hablar entre mate y garrapiñada. Algunos se entusiasmaron y para matar el frío bailaban en ronda al ritmo de los tambores. A las nueve de la noche las banderas ya empezaban a replegarse. En el cartel de la asamblea de Güemes y Oro se leía “Por un barrio mejor, un país mejor, un mundo mejor”.