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Todos unidos por el ajuste

El secretario del Tesoro de EE.UU. y el Grupo de los Siete salieron a apoyar los reclamos de ajuste del Fondo al gobierno de Duhalde. Remes Lenicov pidió “paciencia” y “comprensión”. Recién a mediados de mayo llegará una misión para negociar una carta de intención. El acuerdo podría postergarse hasta junio.

Las voces de los funcionarios de los países más poderosos del planeta se alzaron para reclamar al presidente Eduardo Duhalde que cumpla con las condiciones del Fondo Monetario, antes de aspirar a un paquete de ayuda financiera del organismo. La clave es saber “si el gobierno argentino está determinado a hacer lo que necesita hacer por su propia gente”, dijo el secretario del Tesoro norteamericano, Paul O’ Neill. A esa declaración se sumó un comunicado del Grupo de los 7 (países más industrializados) diciendo que “la situación en Argentina genera serias preocupaciones” y listando las exigencias que debe cumplir la administración Duhalde: “reformas del marco fiscal que abarquen a las provincias, el establecimiento de un ancla monetaria y la mejora de las leyes de Quiebra y Subversión Económica”. El ministro de Finanzas francés apeló a un tono aún más duro: “Por ahora las respuestas que nos dio (el gobierno argentino) no son satisfactorias”, aseguró. Por si no fueran suficientes cachetazos en un solo día, la número dos del Fondo Monetario, Anne Krueger, declaró en una entrevista concedida al Financial Times que “las autoridades argentinas no son lo suficientemente realistas, como deberían ser” al creer que el FMI concederá la asistencia financiera pese a que “no se ha hecho lo necesario”. El único guiño a favor fue el anuncio del titular del Fondo Hoerst Koehler de que a mediados de mayo llegará a Buenos Aires una misión del organismo para negociar una “carta de intención”. Ante la avalancha de presiones, el ministro Remes Lenicov sólo atinó a pedir “paciencia” y “comprensión”.
Al revés de lo que esperaba Remes Lenicov, los pesos pesado de la comunidad internacional no salieron a respaldar al gobierno argentino sino al Fondo Monetario en sus exigencias al Gobierno. Krueger, al igual que O’Neill, son representantes cabales de la línea dura de Washington, que con la llegada de la administración Bush decidió cortar los salvatajes financieros a economías “emergentes” en problemas. “Durante mucho tiempo existió la percepción popular de que el FMI ‘debe’ ayudar a la Argentina”, dijo Krueger al FT. Y agregó que “esa percepción popular fue tomada por las autoridades argentinas, quienes no son lo suficientemente realistas que deberían ser, cuando no se ha hecho lo necesario”.
Nadie debería asombrarse de sus dichos, si no fuera porque con esas declaraciones impresas en el Financial Times se encontró cara a cara, ayer por la mañana, con el ministro Jorge Remes Lenicov y el titular del Banco Central, Mario Blejer. De la reunión también participó el titular del FMI, el alemán Hoerst Koehler, quien días atrás había lanzado otro misil hacia Buenos Aires, al afirmar que el Gobierno debía “afrontar la realidad” y no descartaba la posibilidad de despidos de empleados públicos en las provincias como parte del plan de ajuste.
En este contexto, nadie podía esperar un milagro en las negociaciones, como soñaban algunos integrantes de la Casa Rosada. Así, después de la reunión cumbre de Remes con la cúpula del Fondo, el embajador argentino en Estados Unidos, Diego Guelar, volvió a estirar el plazo para la firma de un eventual acuerdo: dijo que la fecha estará entre “fines de mayo y la primera quincena de junio”. El viernes, Remes había hablado de “fines de mayo”; a principios de mes confiaba en que sería a “fines de abril”; y a principios de marzo se entusiasmaba con que fuera “en los primeros días de abril”.
Pero no sólo no sólo no hubo milagros. Tampoco hubo una mínima concesión que pudiera ser interpretada como una señal alentadora para la gestión Duhalde. En Economía se ilusionaban con una declaración formal del Fondo en la que, al menos, se mencionara la inminencia de un paquete financiero “importante” para el país. De esa forma, evaluaban en el equipo económico, el lanzamiento del Plan Bonex a partir del lunes contaría con el valioso respaldo, al menos político, de la comunidad internacional.
El único resultado concreto que sacó la delegación argentina fue el compromiso, tal como informó Koehler, de que hacia mediados de mayo llegará una nueva misión del organismo en Buenos Aires para negociar la”carta de intención”; es decir, el documento que le daría forma al acuerdo. Por lo demás, el Fondo emitió un comunicado formal en el que reconoce “los pasos que están siendo tomados por Argentina para afrontar su difícil situación económica”, pero insta al Gobierno a trabajar “rápidamente” sobre el plan de “condicionalidades”. En tanto, el propio Kohler se encargó de insistir con las presiones sobre gobernadores y legisladores para aplicar un nuevo ajuste: “Espero que haya el suficiente sentido de la urgencia para no empantanarse en un debate acerca de qué cuesta tiempo y qué no”, afirmó.
Sea como fuere, al contrario de lo que esperaban Remes y Blejer, la novedad fue que los pesos pesado de la comunidad internacional no salieron a avalar al gobierno argentino sino al Fondo Monetario en sus reclamos al gobierno argentino. Como nunca antes, quedó claro que la entente KoehlerKrueger no está sola en su intransigencia frente a la administración Duhalde, como lo demuestran las siguientes declaraciones:
- Paul O’ Neill: “Argentina acordó con el FMI que el Gobierno debe hacer tres cosas. Esos pasos necesarios deben ser dados no para beneficio de Estados Unidos, del G-7 o del FMI, sino del pueblo argentino”.
- Comunicado del G7: “La situación en Argentina genera serias preocupaciones. Las reformas del marco fiscal que abarque a las provincias, el establecimiento de un ancla monetaria y la mejora de las leyes de Quiebra y Subversión Económica ayudarán a restaurar la inversión y el crecimiento, aumentando así la calidad de vida de los argentinos”.
- Laurent Fabius, ministro de Economía francés: “Nos vamos a reunir con el ministro argentino (Remes Lenicov) en el almuerzo para obtener más explicaciones sobre las intenciones de Buenos Aires. Por ahora las respuestas que nos dio no son satisfactorias”.
- Rodrigo Rato, ministro de Economía español: “Los países del G7 y de la UE esperan que las autoridades argentinas cumplan con las reformas de política fiscal, cambios en algunas leyes, y transparencia en mercados monetarios”.

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Paul O’Neill, secretario del Tesoro de la administración Bush.
 
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