EL PAíS › EL OBISPO MACCARONE ENVIO UNA CARTA A TODOS LOS MIEMBROS DEL EPISCOPADO ARGENTINO
“Preparado por intereses y tecnología”
La misiva fue leída ayer en la reunión de la Comisión Permanente. En ella el obispo sostiene que la filmación fue hecha con fines extorsivos, que no tuvo una doble vida sino que cometió una “equivocación”, y que el corolario de este episodio es pagar el “costo, como puede ser esta situación dolorosa”, de haber luchado contra la injusticia.
Por Washington Uranga
En una carta que dirigió a todos los miembros del Episcopado argentino y que fue leída ayer en la reunión de la Comisión Permanente celebrada en Buenos Aires, el obispo Juan Carlos Maccarone calificó de “extorsión” el episodio del que fue víctima y que culminó con su dimisión como titular de la diócesis de Santiago del Estero. Esta es la primera manifestación que trasciende de Maccarone desde que tomó estado público su renuncia, al ser aceptada por el Vaticano el viernes de la semana pasada, y tras lo cual se fueron conociendo detalles de un video a través del cual se difundieron escenas de su vida privada. En la misma carta Maccarone pide “disculpa” y “perdón” a los obispos.
Para Maccarone el “acontecimiento” en el que se vio involucrado fue “preparado por intereses y tecnología que implicaba un proyecto de extorsión” y “se aprovechó de mi buena voluntad y trajo como consecuencia herir la calidad moral de mi persona y la autoridad correspondiente”.
El documento, dirigido a “todos los arzobispos y obispos de la República Argentina”, está fechado en Buenos Aires el pasado 21 de agosto, aunque se sabe que apenas ayer tomó estado público, al ser leído en la sesión de la Comisión Permanente del Episcopado de la que participó una veintena de obispos, incluidos el cardenal Jorge Bergoglio y el nuncio Adriano Bernardini.
En su carta Maccarone comienza diciéndoles a los obispos que “les debo muchas cosas, por lo pronto estas breves líneas”. Y agrega que “como a hermanos quiero decirles que, a pesar de este hecho, mi vida no fue una mentirosa apariencia. Obedecí siempre a la Iglesia desde mi vida de seminarista para realizar cosas que nunca imaginé para mi vida sacerdotal”. De esta manera Maccarone reitera lo que ya había adelantado a muchos de sus amigos, ante quienes sostuvo que no ha tenido una “doble vida” y que el episodio que se reveló no es la manifestación de una conducta permanente sino de una equivocación.
Sigue diciendo el ex obispo santiagueño que “por obediencia acepté el episcopado y los diversos destinos donde debí ejercerlo. Así también acepté sin discusión lo que los obispos me encomendaron para tareas extraordinarias”. Pero al mismo tiempo y al asumir su responsabilidad señala que “por todo y por la confianza particularmente en esto último, todo se me hace más doloroso y se transforma en un pedido fraterno de disculpa y perdón”.
Recuerda también una práctica que suele ser habitual en muchos obispos y que él también cumplió en este caso. “Siempre puse mi renuncia a disposición de la Santa Sede, que en esta ocasión aceptó.” Pero además el obispo Maccarone devela en su carta la sensación que lo agobia al afirmar que la aceptación de la renuncia lo liberó de una carga que le resultaba pesada. “Y aquí mi otra sensación o estado de ánimo, a raíz del doloroso momento que me toca vivir: de una gran liberación de la angustia que me ha provocado este acontecimiento”, dice.
En sus consideraciones el obispo tampoco deja de lado el reconocimiento de las dificultades que el asunto le trae a la Iglesia institucional: “Reconozco los problemas que puedo dejar a la Iglesia de Santiago y las Iglesias que ustedes presiden, que no podrán comprender las cosas de manera completa ni conocer mis sentimientos”, dice en su carta.
Dirigiéndose en particular a la Iglesia de Santiago y al pueblo en general de aquella provincia, Maccarone asegura que “los quiero mucho y me entregué a servirlos en todo lo que podía hacer”. Por lo mismo asegura que la Iglesia de Santiago del Estero “merece un buen pastor pronto, ya que la Iglesia allí es el bastión contra la prepotencia y la injusticia, contra los que luchamos con el presbiterio y los fieles, con los religiosos y hombres y mujeres de buena voluntad, aun con riesgo para sus vidas”. Y reafirmando lo señalado al comienzo de su carta, sostiene Maccarone que “esta actitud (de lucha contra la injusticia) tiene costo, como puede ser esta situación dolorosa”.
En medios de la Conferencia Episcopal no hubo información oficial sobre la carta de Maccarone y tampoco se hicieron comentarios al respecto. De la sesión de la Comisión Permanente celebrada ayer participó el arzobispo de Tucumán y administrador apostólico de Santiago del Estero, Luis Villalba, quien viajó expresamente desde aquella ciudad para ofrecer las últimas informaciones sobre las reacciones generadas por la renuncia del obispo. Por otra parte se conoció que en el intercambio generado entre los obispos se coincidió en la necesidad –también planteada por Maccarone– de cubrir a la brevedad la vacante mediante la designación de un obispo que se haga cargo de la responsabilidad pastoral de la diócesis de Santiago del Estero.