EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER ENCABEZO EL LANZAMIENTO DE LA CAMPAÑA EN ROSARIO
“Hay un pacto de desestabilización”
El kirchnerismo se lanzó anoche en Newell’s. Del acto participaron sus principales candidatos y la oradora de fondo fue Cristina Fernández de Kirchner, quien advirtió sobre “la creación de climas de violencia” en el país. Estuvieron el Presidente y varios gobernadores.
Por Martín Piqué
Desde Rosario
Era la presentación de los candidatos a legisladores de todo el país y el Gobierno no dejó de subrayarlo cada vez que pudo. Con el protagonismo indiscutido de Cristina Kirchner, candidata a senadora por Buenos Aires, el acto sirvió también para fortalecer las chances del rosarino Agustín Rossi, primer candidato a diputado por el Frente para la Victoria y rival del socialista Hermes Binner. “Señor Presidente: usted es un punto de inflexión. Aunque nosotros somos apenas instrumentos que toma la historia para hacer cumplir su voluntad”, aseguró la primera dama con su clásico fervor. Con mucha ambición, la idea de la refundación del país sobrevoló todo su discurso: para eso se valió de datos económicos pero también de los elogios que dejó a su paso el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Además, la candidata lanzó una acusación en la que hizo referencia a ciertos “pactos ocultos”. “El pacto de la desestabilización, que consiste en crear climas de violencia”, subrayó.
“Pude escuchar de boca de Stiglitz plantearnos a nosotros, los argentinos, como un modelo alternativo a seguir, y a convocar al presidente Kirchner a liderar el cambio en América latina. Debo decirle al señor Presidente que no solamente sentí orgullo como ciudadana argentina, también sentí orgullo como su compañera de toda la vida”, dijo la candidata. La primera dama se preocupó por darle a su discurso un tono plebiscitario, nacionalizando la campaña. Además de los elogios de Stiglitz, destacó la quita de 67 mil millones de dólares en la deuda con los bonistas privados y mencionó, entre otros números, el descenso de la tasa del desempleo, “del 20 por ciento al 11”.
La referencia al empleo le permitió hacer su primera mención –indirecta– a Perón. Recordó su famosa frase “de casa al trabajo y del trabajo a casa”. “¿Saben por qué se podía decir eso? Porque todos tenían trabajo y casa, señor Presidente”, se contestó a sí misma entre los aplausos de la multitud. Su segunda y última referencia al tres veces presidente se escuchó en el final de su discurso, que dedicó a la provincia de Buenos Aires. “Quiero una provincia como aquella en la que los obreros de Berisso y Ensenada salían de las fábricas a rescatar a un coronel del pueblo y hacerlo presidente”, dijo. Las dos menciones a Perón parecieron marcar un giro en el discurso, una leve “peronización” como la que venía reclamando el gobernador Felipe Solá.
A diferencia del acto en el Teatro Argentino de La Plata, donde usó por primera y única vez la comparación entre Eduardo Duhalde y “el guión de El Padrino”, esta vez no hubo críticas tan explícitas al ex presidente y al duhaldismo. Aunque sí hubo cuestionamientos velados, también graves, pero no tan directos. “Algunos creen que la provincia de Buenos Aires es propiedad privada”, dijo en un momento. Fue el cuestionamiento más obvio al duhaldismo y a Hilda “Chiche” Duhalde. Sin embargo, hubo otra acusación que –por la forma en que fue realizada y por comentarios que se escucharon en la Rosada en los días previos– pareció dirigida hacia el mismo lado: “Hay otro pacto más oculto, el pacto de la desestabilización, que consiste en crear climas de violencia, recuperación de viejos protagonistas que parecían olvidados y ahora nos enteramos que eran invitados a la quinta de Olivos”, cargó, algo críptica.
Luego dijo algo más, pero sin aclarar del todo a quiénes se refería. “Señor Presidente: hace poco vimos increíbles muestras de violencia en su provincia de Santa Cruz. Bombas molotov, no es algo a lo que estemos acostumbrados en el interior profundo. Dicen que las brujas no existen pero que las hay, las hay. Cuesta entender ante tantas realidades que se siga negando lo que es evidente.” En los últimos tiempos, en la Rosada sugirieron que detrás de la ola de conflictos sociales en el Sur –al igual que con las protestas piqueteras de la semana pasada– hubo una mano vinculada al duhaldismo. Sin dar precisiones ni pruebas, algunos kirchneristas apuntaron sobre el diputado duhaldista Alfredo Atanasof, titular de la Federación de Gremios Municipales de todo el país.
A la hora de las críticas, la senadora también recordó, sin dar nombres propios, el famoso Pacto de Olivos que firmaron Carlos Menem y Raúl Alfonsín para habilitar la reelección del riojano. “Antes fue la política de los pactos dirigenciales, de las viejas dirigencias. Hubo pactos para todos los gustos: pactos de perpetuación en el sillón de Rivadavia, para seguir con el latrocinio, y pactos de impunidad, para que no haya una Justicia independiente que se exprese en forma digna”, aseguró. En oposición a todo lo que criticaba, Cristina Kirchner mencionó a su esposo, a quien volvió a tratar de usted. En todo momento lo llamó “Señor Presidente”, aunque tuvo una distracción cuando recordó su despedida de La Plata en 1976 y el viaje con Kirchner a Santa Cruz: lo trató de vos. “Perdone la confianza”, se corrigió enseguida.