EL PAíS › FUERON ARRESTADOS DOCE REPRESORES DE LA DICTADURA

De “El Olimpo” a la prisión

Los presos son policías federales, gendarmes y un miembro del Servicio Penitenciario. Estuvieron en El Atlético, El Olimpo y El Banco. El subcomisario Samuel Miara es uno de ellos.

 Por Victoria Ginzberg

El Atlético, El Banco y El Olimpo funcionaron en distintos edificios, pero formaron, de hecho, parte del mismo centro clandestino de detención: los represores, las víctimas y hasta los elementos de tortura eran los mismos. Doce represores que formaron parte del grupo de tareas que secuestró y torturó en esos sitios están ahora en prisión. Entre ellos, el subcomisario Samuel Miara, apropiador de los mellizos Reggiardo Tolosa. Además, hay otros dos policías prófugos: Eduardo Taddei y Roberto Antonio Rosa, que estuvo involucrado en el escándalo que ligó al juez federal Norberto Oyarbide con una red de protección de prostíbulos.
Los represores que fueron arrestados por el juez federal Daniel Rafecas son: Miara, Ricardo Scifo Módica, Juan Carlos Falcón, Raúl González, Luis Juan Donocick, Gustavo Adolfo Eklund, Jorge Eufemio Uballes (de la Policía Federal), Juan Carlos Avena (Servicio Penitenciario), Guillermo Víctor Cardozo, Luis Méndez y Arlindo Benito Luna (de Gendarmería). A ellos se suma otro gendarme, Eugenio Pereyra Apestegui, cuya detención fue informada ayer. La mayoría no había sido nunca antes convocada por la Justicia para dar explicaciones sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura.
Los arrestos de los siete miembros de la Policía Federal fueron realizados ayer a la madrugada por efectivos de Asuntos Internos de la misma fuerza. Todos están acusados de 160 privaciones ilegales de la libertad y torturas. Los de Gendarmería los hizo el viernes el escuadrón Buenos Aires. Esos cuatro represores ya fueron indagados por el juez. Están imputados por los mismos delitos pero por 106 hechos, ya que no hay pruebas de que hubieran estado en El Banco.
El Atlético, El Banco y El Olimpo formaron parte del circuito represivo que se inició en Superintendencia de Seguridad Federal, donde, a días del comienzo de la dictadura y a metros del Departamento Central de la Policía, funcionó el primer centro clandestino de detención de la fuerza. El campo fue mudado a Paseo Colón y Juan de Garay y bautizado como Club Atlético, hasta que ese edificio fue demolido en 1977 porque pasaba bajo la trama de la autopista. A fines de ese año los represores se instalaron –y se llevaron a algunas víctimas– cerca de la intersección de la Autopista Ricchieri y el Camino de Cintura, en Puente 12: era El Banco. El procedimiento se repitió en agosto de 1978, cuando se “inauguró”, en Floresta, El Olimpo, donde hasta hace pocos meses había una planta de verificación de autos de la policía y ahora se proyecta levantar un espacio para la Memoria.
“Por la mañana conducían a los secuestrados en fila india, tocando el hombro del compañero que iba adelante hacia el lavadero. Casi todos los días el jefe de guardia abría las celdas, los obligaba a identificarse con el código que se les había asignado y a informar el motivo de su detención. Debían permanecer en su celda sin levantarse el ‘tabique’, de lo contrario eran castigados.” Así se describió parte de la rutina de El Olimpo en un trabajo de investigación realizado por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos en base a testimonios de sobrevivientes de los campos que funcionaron como centros de torturas y de exterminio.
La crueldad también era parte de la vida cotidiana. El caso del desaparecido José Poblete, con quien los represores se ensañaron especialmente porque era lisiado, es una muestra. Estos victimarios también fueron señalados por su “trato especial” hacia los detenidos de origen judío. Uballes, por ejemplo, era conocido por el apodo de “Gran Führer” y obligaba a los secuestrados a hacer el saludo nazi.
Varios miembros activos del staff represivo de El Olimpo, El Banco y Club Atlético fueron noticia durante la democracia. Al ser detenido, Miara estaba en libertad condicional por la condena a 12 años de prisión que recibió por la apropiación de los mellizos Gonzalo y Matías Reggiardo Tolosa. Se trató del caso de secuestro de hijos de desaparecidos más vapuleado por los medios. Scifo Módica, alias “Alacrán”, fue reconocido por ex detenidos en 1996. Página/12 reveló que, irónicamente, estaba al frente del Centro de Atención a la Víctima de la Federal. González fue miembro de la banda de los comisarios y en 2001 fue condenado por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral a cinco años de prisión, pero la Cámara lo liberó por falta de pruebas. Avena, alias “Centeno”, pertenecía al Servicio Penitenciario Federal y fue director de la cárcel de Esquel y subdirector de la Unidad 16 de Caseros.
Rosa, alias “Clavel”, se hizo famoso cuando fue acusado de ser socio de Oyarbide y de los prostíbulos que protegía. Su pasado como represor también fue divulgado por este diario. Ahora el comisario se escapó, al igual que su compañero Taddei, quien, según información que maneja el juzgado, podría estar en España.

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El subcomisario Samuel Miara y los comisarios Roberto Antonio Rosa y Ricardo Scifo Módica.
 
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