EL PAíS › LA PRENSA MARXISTA SE DISPERSA AL RITMO DE LAS FRACCIONES
El caleidoscopio de la izquierda
El intrincado debate ideológico de los distintos partidos de izquierda se reproduce en los multifacéticos periódicos de cada fuerza.
Por Miguel Jorquera
La dispersión de la oferta electoral de los partidos marxistas en estas legislativas puso en crisis todas sus proclamas frentistas. Un repaso por sus publicaciones partidarias, en sus ediciones impresas y en la web, desnuda el “debate ideológico” –tan intrincado como un culebrón– que terminó en casi una decena de alternativas electorales y muestra algunas curiosidades: la convivencia de dos corrientes dentro de un mismo partido trotskista con sus propios periódicos, a maoístas militando por el abstencionismo o a un grupo comunista llamando a votar al kirchnerismo.
Las dos corrientes que conviven dentro del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) decidieron expresar el “debate de ideas” a través de sus propios periódicos y a partir de junio de este año comenzaron a coexistir El Socialista y Alternativa Socialista. Hoy con un discurso unificado en medio de la campaña electoral de Unite –tras la ruptura de Izquierda Unida (IU)–, pero con profundas diferencias sobre la política aliancista. La apuesta apunta a explorar “la experiencia movimientista” y frenar nuevos cismas tras la traumática fractura del Movimiento al Socialismo (MAS), que en los ’80 frustró la construcción de un partido trotskista “de masas”.
De la división del MAS, surgieron el MST, quienes conservaron la sigla MAS con su periódico Socialismo o Barbarie; y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) que le impuso a su prensa el nombre de La Verdad Obrera. El MAS y el PTS volvieron a coincidir en un frente electoral para octubre y levantaron tribuna para ampliar la alianza: incitaron al MST a romper con el Partido Comunista (PC) en IU y convocaron al Partido Obrero (PO) a sumarse. El MST desestimó la propuesta y el PO sólo le contestó desde su semanario Prensa Obrera: “queremos un frente cien por ciento de izquierda y no solucionar los problemas internos del trotskismo”. El cierre de listas encontró al PO, que amagó en reuniones reservadas ampliar IU, con un frente reducido a sus propios militantes y a IU fraccionada.
El cronograma electoral también tiró por tierra la táctica del PC de la “unidad en dos planos”: mantener IU y apostar a un frente más amplio referenciado en el llamado Encuentro de Rosario, que no compartían sus ex socios del MST. Antes del quiebre de IU, en el PC se quejaban porque la mesa de negociación entre las dos fuerzas tenía “tres patas”, en referencia a que debía consensuar posturas con las dos corrientes del MST. En su periódico Nuestra Propuesta, los comunistas justificaron el armado del bonaerense Encuentro Amplio junto a los partidos Socialista e Intransigente, pero les costó explicar la ruptura porteña de IU (que subsiste en algunas provincias) para conformar un frente con el ALBA de Alicia Castro, que abandonó su candidatura el día del cierre de listas. Las febriles negociaciones para reflotar IU, que incluyó al Partido Socialista Auténtico (PSA) y los humanistas terminaron en un fracaso.
Desde su periódico Hoy, el Partido Comunista Revolucionario (PCR) llama a votar en blanco o anular el voto “por un nuevo argentinazo”. La política abstencionista del PCR reivindica la sublevación popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 y su consigna “que se vayan todos”. Atrás también quedó el intento frentista que compartió con el PSA y disidentes peronistas y radicales en la efímera Coincidencia Popular. De esa misma experiencia, el PSA reivindica la “organización asamblearia” y aunque irá solo llevará al frente de su lista al ex dirigente peronista Luis Brunati.
El autoproclamado Partido Comunista Congreso Extraordinario (PCCE) se escindió del PC en el año 2000 y adoptó el nombre de otro histórico periódico comunista, Nuestra Palabra, como órgano de prensa. Desde sus páginas adhirió a la propuesta frentista que lanzaron algunos dirigentes transversales, pero ante su fracaso decidieron llamar abiertamente a votar al kirchnerista Frente por la Victoria y despliegan en sus tapas fotos de Cristina Fernández y Rafael Bielsa. Si a estas alternativas se suma el PS (que en Capital desoyó la proclama partidaria de construir frentes electorales), Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora (que sufrió la deserción de todos sus legisladores porteños y diputados nacionales, salvo la de su esposa) y otros grupos menores, la iz-quierda tendrá casi una decena de boletas en el cuarto oscuro. Aunque esta vez no ostentará el patrimonio exclusivo de la dispersión: los votantes porteños tendrán que buscar su opción entre casi 45 listas y los bonaerenses tendrán que hurgar en una cifra similar de papeletas.