EL PAíS › NORMA MORANDINI, DIPUTADA POR EL PARTIDO NUEVO DE CORDOBA

“Voy a votar en contra”

Alineada con Luis Juez, se niega a votar la modificación del Consejo de la Magistratura que quiere el Gobierno. Dice que lo hace por convicción y porque “la política es negociación, pero no es trueque”.

“Voy a votar en contra”, adelanta Norma Morandini sobre la reforma del Consejo de la Magistratura que impulsa el oficialismo. “Por todo lo que estoy leyendo, porque tengo el informe que me han dado los Colegios de Abogados, por lo que escuché en la comisión, voy a votar en contra”, dice. Morandini no votó el decreto que cancelaba la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Luego participó de la audiencia pública que organizó todo el arco opositor para repudiar los planes del Gobierno para el Consejo. Estas decisiones le dieron un protagonismo inesperado. Porque Morandini fue electa por el Partido Nuevo de Córdoba, que encabeza Luis Juez, un aliado del Ejecutivo. Y se suponía que la bancada de Juez iba a respaldar al kirchnerismo. Pero ella dice que no quiere ser “un número”. “No quiero ser arreada para votar de una manera u otra”, explica.

Periodista, escritora, corresponsal de medios extranjeros, exiliada por muchos años en Lisboa, Morandini nunca se imaginó en un cargo legislativo. No le faltaron propuestas. Hace unos años, primero Chacho Alvarez y luego Aníbal Ibarra la tentaron con ser candidata. Ella se negó. Luis Juez insistió el año pasado y la tercera fue la vencida. “Le dije que sí porque era mi provincia. Tiene esa carga sentimental”, dice. A pesar de haber pasado muchos años de su vida fuera de Córdoba, Morandini no oculta sus orígenes. Todavía se le nota la tonada; tampoco puede ocultar su pasión por las sierras, el asadito y el humor cordobés, al que considera una herencia de los indios sanavirones.

Reclinada sobre un sofá en su departamento frente al Botánico, a pocas horas de cambiar esa vista por los paisajes de la localidad cordobesa de Mendiolaza (“tiene la mayor concentración de artistas plásticos de todo el país”), Morandini critica el proyecto oficial para modificar el Consejo de la Magistratura. Durante la entrevista con Página/12, también cuestiona la oposición entre búsqueda de la justicia social y calidad institucional; elogia al “Kirchner del 20 por ciento” pero le reprocha el “lenguaje de la confrontación” y su complicada relación con los medios.

–Usted dijo que sintió angustia cuando asumió como diputada. ¿Por qué?

–Me impresionó mucho ver a los HIJOS y las Madres al lado del grupo de mujeres que gritaban “Videla”. Era como si estuvieras en el pasado, y al pasado hay que resolverlo con legalidad. Lo que nos falta como país es ser plurales. Lo que me impresiona de esto de ser diputada, en lo que he tenido como un curso acelerado, es cómo cada sector se invalida con el fracaso. Hablan los menemistas y les dicen “ustedes no pueden hablar porque fracasaron”, habla alguien de la Alianza y le dicen “ustedes no pueden hablar porque fracasaron”, hablan los radicales y lo mismo. Se invalida el debate con ese fracaso. Entonces, si hemos fracasado todos, ¿por qué no dar de nuevo y empezar? Hay que empezar a crear puentes.

–El otro día estuvo Tinelli en la Rosada, con Kirchner. ¿Qué le pareció la aparición de un humorista en la Casa Rosada?

–Yo no lo vi, y la verdad es que yo como persona de provincias siempre vi como algo ajeno a mi cultura de provincias una especie de irreverencia que hay en Buenos Aires. A mí no me gusta. Eso no es hipocresía.

–¿Usted es de provincia? Parece más cosmopolita que otra cosa.

–Sí, llevo acá (por Buenos Aires) muchos años. No me gusta porque si el presidente es irreverente con su propia investidura, por qué no lo van a hacer los programas que son irreverentes con él. A mí no me gustan las bromas de los que imitan a Kir-chner o que imitan a la primera ciudadana. Antes el humor decía lo que no podíamos decir, porque había censura. Hoy podría ser distinto. Como decía Bertolt Brecht, “cuando la hipocresía es débil, ya es hora de decir la verdad”. Tuvimos institucionalizada la hipocresía durante muchos años, fue lo que sustentó el golpe militar, toda esa cultura de la hipocresía. Por suerte hoy la hipocresía es débil. Entonces me pregunto, como decía Brecht, si ya no estamos ante la hora de poder decir la verdad, que no sea parodiando todo.

–¿Qué piensa del proyecto de reforma del Consejo?

–Yo hasta ayer formaba parte del consejo de administración de Poder Ciudadano. Ahora que tengo una banca no puedo cambiar. Porque si no hay representatividad no hay política. El Colegio de Abogados y la Federación de Abogados y todos los sectores involucrados con la administración de justicia hicieron una reunión para advertirnos al senador y a los diputados de Córdoba sobre este proyecto. Yo empecé a escuchar las razones para poder votar a conciencia. Si hay tantos sectores que están advirtiendo que puede romper el equilibro que tiene que tener la representación dentro del Consejo, me hubiera gustado más debate. Aquí hay una lógica muy perversa: o estás con el oficialismo o estás con la oposición. Soy una persona independiente, y ser independiente no es ser irresponsable. Es tener un compromiso con algunas convicciones y con una trayectoria y sobre todo con la gente que depositó su confianza en mí.

–La audiencia fue leída como el primer momento de polarización del gobierno: por un lado oficialismo, y por otro toda la oposición, unida. Y usted estaba ahí.

–Para los diarios si estoy ahí, soy oposición. Y para los diarios, si estoy sentada con Juez soy de los transversales de Kirchner. Hay algo que está mal contado, porque yo entré al Frente Nuevo como independiente y estoy en un bloque que representa al pueblo de la nación por Córdoba, que podrá votar los proyectos como de hecho he votado, y quiero tener libertad de conciencia para votar aquellas cosas que me contradigan.

–¿Alguien le hizo notar su descontento?

–No. A mí, nadie. Tuve mucho respeto en el bloque de mis compañeros pero también sé lo que no tendría que ser, y es que esto se viva como castigo y que signifique que a Córdoba no le den las partidas que le corresponden

–¿Eso es posible?

–Y... es posible.

–Volvemos al trueque.

–En esto me gustaría ser cuidadosa, porque yo sé lo que hago en términos personales pero no me gustaría con mi independencia afectar lo que es la gestión y en la que viven dos millones de cordobeses. Yo no estoy dispuesta a hacer un trueque, porque es algo que yo vivo denunciando. La política es negociación, no puede quedar reducida a yo te doy o vos me das. Tener convicciones es tener esperanza, es creer que esto en algún momento se puede cambiar. No lo voy a cambiar yo sola.

–Carrió dijo que este proyecto oficial buscaba controlar a los jueces federales porque en ese fuero hay varias causas que salpican a funcionarios.

–Yo no puedo hacerme cargo de todo lo que se dice. No me siento una opositora. Así como no me siento una oficialista no me siento una opositora. Mi diferencia en este caso es que yo quiero anunciar más que denunciar. Cuando vea cosas que merezcan que yo las denuncie, por supuesto que las voy a denunciar. Creo que ellos (por el ARI) han hecho investigaciones, tienen una diputada en el Consejo de la Magistratura. Yo fui a ver cómo es una comisión. Estoy viendo todo como debutante, quiero ver, quiero aprender, quiero escuchar, para, con la mayor cantidad de datos, tener un voto responsable. Aprendí también que ese Consejo hay que modificarlo, que es lento, que es burocrático, que tiene un presupuesto altísimo. Pero también algunas de las personas que conocen la técnica legislativa y judicial dicen que se puede modificar sin cambiar la ley.

–Decía que usted no es oficialista ni oposición. ¿Cómo es su balance de estos dos años de gobierno?

–A mí me gustó mucho el Kir-chner del 20 por ciento, porque fue obligado a legitimarse por la acción. Entonces tomó algunas medidas que son las medidas por las que la gente lo quiere, lo respeta, dio imagen de autoridad, sobre todo lo que hizo con la Corte. Eso, en un país como el nuestro, con una Justicia tan devaluada... Fíjese, a lo largo de estos veinte años, ¿cuál es el grito que más se recrea en las plazas de nuestro país? Es el pedido de justicia. No es cierto que a la gente no le importe la justicia. El ciudadano común padece una mala justicia. Por ser ese Presidente, no es que eso le da autoridad para modificar el Consejo (de la Magistratura) cuando tiene a todos los sectores que le están advirtiendo. A mí me gustaría un debate profundo. Mi ayuda a este Presidente no es hacer obsecuencia. Porque sinceramente si a Kirchner le va bien, nos va a ir bien. No quiero que le vaya mal. Se lo he dicho personalmente al Presidente, la forma que voy a tener de ayudarlo es que pueda decir lo que pienso.

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Imagen: Ana D'Angelo
 
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