Con la mira puesta en 2007, el macrismo avanzó en el armado partidario en siete provincias. A fin de año, en una reunión de dirigentes en Campo de Roca (al sur de la provincia de Buenos Aires), Mauricio Macri encargó al jefe de su bloque de Diputados, Federico Pinedo, que articule con los partidos provinciales, y al diputado Cristian Ritondo que se ocupe de los contactos con los peronistas. “Vamos armando con los partidos provinciales fuertes y con el peronismo no kirchnerista, principalmente, con el que tenga capacidad de gestión”, explicó Ritondo a Página/12. Además de Jorge Sobisch, de Neuquén, sumarían a dirigentes de José Manuel de la Sota, de Córdoba, y Carlos Reutemann, de Santa Fe.

Macri vacila entre competir por la presidencia en 2007 o volver a ser candidato a jefe de Gobierno porteño. Por la candidatura presidencial, existió un tironeo con uno de sus aliados, Sobisch, que ya anunció su intención de ocupar el sillón de Rivadavia. Al armado de PRO, se sumarán seis partidos provinciales que ya tienen acuerdos en el Parlamento. El enclave macrista, por momentos, se parece a una confederación de dinosaurios: incluirá a Fuerza Republicana, el partido tucumano que llevó al gobierno provincial al represor Antonio Bussi; a la UCeDé; al Partido Nuevo de Corrientes, que tiene como referente al ex gobernador Raúl “Tato” Romero Feris, condenado en tres causas por corrupción; al Partido Demócrata de Mendoza, al Partido Renovador de Salta, al Partido Demócrata Progresista de Santa Fe y al Movimiento Popular Neuquino, de Sobisch.

La propuesta del macrismo es que la confederación elija una conducción integrada por dirigentes de todas las provincias con mandato por un año. El empresario en persona reanudará su gira por el interior del país, tras sus vacaciones, para afianzar las alianzas. Pinedo explicó que se buscará que “los diferentes partidos que se sumen no pierdan su identidad”. Desde Recrear, el diputado Pablo Tonelli dijo que sólo resta definir si “el órgano se llamará junta y cuántos serán los integrantes”.

En PRO reconocían que les resulta difícil sumar a dirigentes peronistas con cargos ejecutivos. De todos modos, iniciaron el diálogo con algunos intendentes del segundo cordón del conurbano y del interior de la provincia de Buenos Aires. En Santa Fe, el macrismo mantiene conversaciones con Marcelo Muniagurria, ex vicegobernador de Carlos Reutemann. El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, podría ser una figura que se vuelque al espacio, aunque no será de inmediato. También se sumaría un sector del PJ de Córdoba, donde Compromiso para el Cambio inauguró su estructura territorial. Las conversaciones se iniciaron con el ex diputado nacional delasotista Miguel D’Alessandro, con José Uriburu, ex ministro de Trabajo de Carlos Menem, y con otro dirigente de confianza de De la Sota, Miguel Balestrini. “Macri tiene muy buena relación con De la Sota”, confiaron cerca del empresario. El armado en Córdoba despertó algunos resquemores en Recrear, que ya tenía una estructura provincial. “Los de Recrear son antiperonistas, pero o se lo bancan o se quedan afuera”, atizaron desde el entorno de Macri.