Lunes, 3 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › ROY CORTINA, MINISTRO DE DESCENTRALIZACION
El representante del socialismo en el gabinete de Telerman dice que el nuevo jefe de Gobierno busca trabajar más en equipo y habla de reactivar el espacio del centroizquierda para “volver a ganarle a la derecha en 2007”.
Por Santiago Rodríguez
El socialista Roy Cortina no tiene mucho más para pedir: quedó al frente del Ministerio de Descentralización de la ciudad de Buenos Aires con el que soñó en los últimos años y, como tal, le tocó además un despacho armado dentro de la cúpula misma de un edificio vecino a la jefatura de gobierno, que lo convierte en el más pintoresco de toda la administración porteña. “El socialismo va a trabajar desde la gestión para reconstituir el espacio del centroizquierda”, explicó a Página/12 y se mostró entusiasmado con los primeros pasos de Jorge Telerman en ese sentido. En ese rearmado del progresismo incluyó también a Aníbal Ibarra y restó importancia a las trabas que el kirchnerismo puso a su designación.
–¿Cómo define en términos políticos a Telerman?
–Fue uno de los integrantes de la fórmula de Fuerza Porteña. Hoy está tratando de reconstituir el espacio que paulatinamente se fue perdiendo con el correr de estos dos años y que fue un error no cultivarlo. Ha dado una muestra muy precisa en lo que fue el armado de su gabinete. Lo de Telerman es interesante porque sigue un camino inverso: por lo general, las coaliciones se arman a partir de una propuesta electoral y después comienza el intento de gobernar. En los últimos diez años lo que lamentablemente sucedió fue que esas coaliciones se deshilacharon. Telerman, probablemente por la circunstancia de la vida política de la ciudad, propone una coalición para gobernar y en una etapa posterior se verá si perdura electoralmente en 2007.
–¿Qué diferencia a Telerman de Ibarra?
–Es muy prematuro. Ibarra siempre fue un misterio, porque tiene un estilo de hacer política muy personal y desde el socialismo se lo hemos planteado, como también la falta de armado político y de convocatoria a los partidos que integraban la coalición que lo llevó al gobierno. En forma incipiente, lo que veo es que Telerman trata de armar más desde un punto de vista institucional y de trabajo en equipo; la muestra más contundente es su convocatoria formal al socialismo.
–¿Ibarra tiene aún posibilidad de desarrollo en la política?
–Sí. Va a depender de cómo se mueva, cómo intente armar y cómo se vaya configurando la política del centroizquierda en 2007.
–¿Cómo se relaciona usted con Telerman, en función de que no siempre los socialistas han hecho buenas migas con los peronistas?
–Eso es historia vieja. El socialismo se unificó en 2002 y venimos de dos partidos: el Socialista Democrático y el Socialista Popular, del que provengo y donde siempre reconocimos que los dos grupos políticos más gravitantes en la historia argentina han sido el radicalismo, en su expresión yrigoyenista, y el justicialismo. Tengo 42 años y las historias anecdóticas acerca del gorilismo o no gorilismo no corren para nuestra generación. Hay que ver al socialismo con lo que puede haber pasado con la Unión Democrática en el ’55 o con algunos embajadores de la dictadura, pero también al Partido Socialista de Guillermo Estévez Boero y del armado del Frepaso con Alfredo Bravo a la cabeza con todos los que se habían ido del justicialismo. Además hay que ver que el justicialismo también es la Constituyente del ’49 y la gesta de muchos compañeros en los ’70, pero además con los diez años de Menem y con la Triple A.
–¿Cómo compatibiliza el socialismo el hecho de estar integrado al gobierno de Telerman, que se dice “más que kirchnerista” y conversa el armado de su gabinete con Alberto Fernández, con su rol opositor en el plano nacional?
–El socialismo tiene flexibilidad en los distritos. Sería de una torpeza increíble tener en cada distrito una matriz idéntica y exacta a la del partido en el orden nacional. En la ciudad, por ejemplo, se da el fenómeno de Mauricio Macri y además se ha armado un gabinete plural donde el kirchnerismo es una porción importante pero no lo es todo.
.¿Qué implica concretamente esta incorporación formal del socialismo al gobierno de Telerman?
–Un compromiso con la gestión; si orgánicamente el socialismo asumió la invitación de Telerman a formar parte de su gobierno, no vamos a hacer como otras fuerzas que ponen ministros y después dicen que no son del partido, sino de tal o cual grupo. Además, el socialismo va a trabajar desde la gestión para reconstituir el espacio del centroizquierda en la ciudad para triunfar nuevamente sobre la derecha en 2007. Vamos a dialogar con todos los sectores kirchneristas, con el radicalismo, con la CTA, con el ARI, si es que de alguna manera existe la posibilidad de tener un diálogo racional, y con muchas organizaciones sociales.
–Los socialistas se quejaban de que en el Frepaso, o incluso con Ibarra, no tenían participación en la toma de decisiones políticas. ¿Qué poder de decisión tendrán en esta coalición que armó Telerman?
–Participar del gabinete ya marca una incidencia y, por lo menos en este comienzo, hay una tendencia de Telerman a trabajar en equipo. Además, está implícito que el socialismo le va a pedir reuniones para hablar de la marcha del gobierno y le vamos a pedir también que reúna lo que podría ser una mesa de diálogo político plural de toda el centroizquierda.
–¿Le reserva algún lugar a Ibarra en esa mesa del centroizquierda?
–Ibarra ha constituido un espacio que trabajó con nosotros en la campaña del socialismo y que es el que tiene un perfil más similar al nuestro, que es Encuentro Progresista. Cuando hablo del ibarrismo, me refiero al grupo de Raúl Fernández, porque hay otros grupos ibarristas que están más vinculados con el kirchnerismo. Tenemos que tener la madurez para sentarnos a una mesa para gobernar seriamente estos dos años y que en 2007, sea quien fuera el candidato de ese espacio, tenga un proyecto colectivo y no sólo personal.
–¿El candidato podría ser Telerman?
–Si digo que sí, el mismo Telerman se va a enojar. Todos los ministros nos hemos propuesto no hablar de candidaturas porque tenemos un año y pico para trabajar y gestionar; después se verá quién puede ser el candidato.
–¿Qué límite hay que darle al diálogo con el macrismo?
–La institucionalidad que dé la vinculación entre el Ejecutivo y la Legislatura.
–¿Hay alguien que hoy esté en el macrismo que podría aportar al espacio de centroizquierda?
–No creo que al espacio, pero sí a la gobernabilidad.
–Cuando habla de fuerzas que dicen que acompañan, pero después lo relativizan, ¿se refiere al kirchnerismo porteño?
–Me refiero a una concepción del progresismo que construye a partir de grupos muy pequeños con una personalidad prestigiosa o a partir de una combinación de personalidades con solvencia técnica y el respaldo de un grupo político que no llega a ser un partido. Esa construcción ha fracasado. ¿Qué es lo que ha quedado del Frepaso o lo que después fue la Alianza? Hay que construir partidos fuertes, con mucha deliberación, sustancia ideológica y una matriz orgánica porque es el único modo de enfrentar a los grandes poderes de económicos y de derecha.
–¿Cómo se lleva con el kirchnerismo, que hasta último momento cuestionó su designación?
–No fue un cuestionamiento personal, sino en virtud de las disputas lógicas y naturales que hay en un movimiento político poderosísimo como el peronismo. Tenían la legítima aspiración de seguir manteniendo esta secretaría y eso colisionó con la visión de Telerman de ofrecer al socialismo esta cartera porque consideró que había alguien solvente para llevarla adelante.
–Hay muchos porteños que no entienden de qué se ocupa el Ministerio de Descentralización, ¿por qué no lo explica?
–Descentralizar es transferir poder a la ciudadanía y no hay mayor enemigo de la burocracia que la descentralización. Por eso, la decisión que tomó la Constituyente en el ’96 y la Legislatura al sancionar la ley fue avanzar en la descentralización con un sistema de comunas. Las comunas van a ser las unidades territoriales a partir de agrupamientos barriales, que van a tener poder político y de administración sobre las que se va a descentralizar la ciudad. Esto va a producir una verdadera revolución urbanística y la primera reforma política concreta, con democracia de proximidad, mayor vínculo entre representantes y representados. Este ministerio será el vínculo entre el poder central y las comunas cuando empiecen a funcionar y ahora tiene muchísima importancia porque debe encargarse de toda la transición hasta la primera elección de comuneros.
–¿Va a haber elecciones de comunas este año?
–Lo más racional es que haya en 2007. Siempre a todos los vecinos les he hablado con la verdad porque sé que la mayoría de ellos quiere que sean en 2006. Para hacer un proceso serio de transición necesitamos tiempo y tampoco el gobierno debe avanzar más allá del consenso de la Legislatura, donde hoy más del 50 por ciento de los bloques quiere que las elecciones sean el año que viene.
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