Lunes, 3 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Marcelo Saín *
La seguridad aeroportuaria constituye una función indelegable del Estado y debe ser resguardada y garantizada por las instituciones y los organismos especializados en seguridad, supervisión y control aduanero, migratorio y sanitario. Este es el principio rector del Proyecto de Ley de Seguridad Aeroportuaria que el Presidente remitió al Congreso hace un año. Ahí se establecen los parámetros institucionales de un nuevo sistema de seguridad aeroportuario y se sientan las bases de la nueva Policía de Seguridad Aeroportuaria. De aprobarse, será la primera ley orgánica que crea una nueva institución policial en el ámbito federal desde la instauración democrática de 1983.
A partir de este proyecto, diversos funcionarios del Ministerio del Interior, de la Secretaría de Seguridad Interior y de esta intervención civil hemos asistido a innumerables reuniones de comisiones de trabajo en Diputados y en el Senado en las que fundamentamos el proyecto. Muchas de esas reuniones fueron públicas y otras reservadas, y en su marco el proyecto original fue mejorado por los aportes de numerosos legisladores comprometidos con los temas de la seguridad pública. Vale decir, el Ejecutivo hizo lo que debía en este proceso de reconversión institucional. La cabe al Congreso hacer lo suyo. Pero que sepan los amigos legisladores que no resulta fácil para esta intervención civil conducir una institución policial con el justificado grado de incertidumbre que genera entre nuestros cuadros policiales la falta de una nueva legislación.
A los agentes civiles egresados que hoy reciben el diploma quiero decirles que han optado por una de las profesiones más dignas que tiene una sociedad democrática, la profesión policial. Déjenme contarles una historia personal. Me he criado y formado al lado de una persona que me enseñó con su ejemplo dos principios básicos de toda función pública, la honestidad y la valentía. Esa persona era mi padre y le escuché decir muchas veces que trabajaba de servidor público. El era policía y con él aprehendí la dignidad de la profesión policial cuando ésta se ejerce con hidalguía y con una ética inquebrantable a favor de la legalidad democrática. Queridos agentes y futuros oficiales, sepan que la sociedad delegará en ustedes la responsabilidad de proteger derechos y libertades. El policía no coarta ni cercena derechos y libertades sino que los cuida y enaltece. Por ello, tengan repulsión por la ilegalidad pero prevénganla o conjúrenla dentro de la legalidad. Sean obedientes a la ley y no a los hombres sino dentro de la legalidad. No emitan ni obedezcan órdenes ilegales o ilegítimas. No hay obediencia debida que ampare el cumplimiento de una orden manifiestamente ilegal o ilegítima. De ese modo, serán dignos y buenos servidores públicos.
* Interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Palabras pronunciadas en el acto del primer aniversario de esa fuerza.
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