Para decirlo sin ambages: en el Ministerio de Desarrollo Social ya todos hablan del regreso de Alicia Kirchner. Y no se trata del deseo de sus ex compañeros de trabajo sino de una alternativa cierta que se estudia para el mediano plazo en la Casa Rosada. Concretamente, imaginan a la actual senadora retomando las riendas de una cartera clave –entre otras cosas por su influencia en los sectores populares–, cuando comience a consolidarse la idea de la reelección o la sucesión de Néstor Kirchner.

El plan oficial es que Alicia recupere la “operatividad” de Desarrollo Social en el mayor de los sentidos. Y esto incluye un trabajo territorial y, en consecuencia, de contacto con la gente, que el actual ministro, Juan Carlos Nadalich, hace con entusiasmo pero, a la luz de su extremado bajo perfil, sin garantizar los mismos resultados que su antecesora.

“Alicia lleva el apellido Kirch-

ner. Y por más que sea reacia a realizar declaraciones, sus incursiones por el conurbano y el resto del país para llevar ayuda social nos garantiza pantalla y eso, en política, muchas veces se traduce en votos”, confesó un funcionario que supo trabajar con la hermana del Presidente.

El regreso de la senadora a un área que conoce, y al que ha dedicado sus estudios, contempla un dispositivo para concentrar en sus manos el doble de poder del que ha tenido en su gestión. Se trata de la fusión de Desarrollo Social y Salud en un megaministerio de Asuntos Sociales, copiando un modelo que impera en Santa Cruz.

Claro que esta reestructuración ministerial produciría ruido, mucho ruido. No sólo por los fondos que administraría Alicia sino porque implicaría el desplazamiento de Ginés González García, actual ministro de Salud. El rompecabezas se completaría reubicando a Nadalich en una secretaría de Salud, reproduciendo una división de tareas con la que hicieron escuela en la provincia patagónica.

A pesar de la alergia de Alicia a la prensa, no hace falta su confesión para saber que maneja desde las sombras todas y cada una de las medidas que se ponen en marcha en Desarrollo Social. Esta última semana ocurrieron varias y ninguna de ellas fueron menores.

La más llamativa fue la jerarquización del ex militar sureño Sergio Berni, cuya Dirección de Asistencia Crítica se convertirá en una secretaría. Berni es una de las columnas de Militancia Social, la estructura política con la que Alicia sale a cosechar adhesiones y reclutar piqueteros.

Con una recategorización similar será beneficiado Jorge “Huevo” Ceballos, líder de Barrios de Pie, cuya Dirección de Acción Comunitaria también se transformará en secretaría. Al igual que Berni, de ahora en más tendrá mayores recursos y el poder necesario para manejarlos discrecionalmente. Eso sí, siempre para hacer lo que ordene “la ministra”, como la siguen llamando a Alicia puertas adentro.

En tanto, Marcela Paola Vessvessian, quien estaba por encima de Berni y Ceballos, será traspasada de la Secretaría de Gestión y Articulación Institucional a la flamante secretaría, la de la Niñez, la Adolescencia y la Familia, lo que meses atrás era un consejo y estaba manejado por Beatriz Ostrowsky de Amadeo.

El que lleva y trae las inquietudes de la senadora K es Fernando Gray, secretario de Comunicación de la cartera social. Son asiduas sus visitas a la Cámara alta en vísperas de algún movimiento que finalmente se produce en los estamentos del Ministerio de Desarrollo. Gray es un fiel ladero de Alicia y nunca ha dejado de trabajar para ella. La hermana de Kirchner se lo retribuye a menudo posicionándolo en su carrera hacia la intendencia de Esteban Echeverría.

Otro de los cambios dispuestos el último miércoles, durante una reunión que encabezó Nadalich, fue la consensuada salida de Mariano Cascallares de la Dirección Nacional de Juventud (Dinaju), cargo que ocupará Mariana Gras. Más cerca de los 40 que de los 30, Cascallares saltó ahora a otra dirección, vinculada a proyectos productivos, desde donde administrará de manera directa un paquete de planes destinado a los jóvenes.

Alicia considera a Cascallares tropa propia y por eso lo respalda en su objetivo de convertirse en el principal referente de Almirante Brown. El combo de Margaritos –apodo de la tropa de Alicia Margarita Kirchner– se completa con Gray y Luis Vivonna, este último con despliegue territorial en Malvinas Argentinas.

Lo que queda a la vista es el fortalecimiento de los escuderos de Alicia. Y lo que se mantiene diáfano es el objetivo final. Pero por los tiempos que manejan en la Rosada para la vuelta de la hermana presidencial es imposible disociarlo con el proyecto reeleccionista del 2007 y, por qué no, con el propósito de la propia Alicia de buscar la gobernación de Santa Cruz.