El equipo de forenses que trabaja en el caso Matías resolvió ayer que la segunda autopsia se haga, en principio, el miércoles próximo. De esa manera le dan tiempo a la jueza María Teresa Salgueiro para que realice todos los trámites, ya que el cuerpo, que se encuentra en un cajón soldado y refrigerado, está en un cementerio privado de la Provincia de Buenos Aires y hay que hacer el traslado físico y judicial a la morgue. Esa segunda autopsia será fotografiada y filmada, se extraerá sangre para hacer un estudio de ADN y se tomarán numerosas radiografías. El objetivo es volver a analizar, ahora con la presencia de los peritos de parte, la causa de la muerte del joven. En la primera autopsia, el prestigioso forense Fernando Trezza determinó que Matías murió por un edema pulmonar y no encontró rastros de golpes que pudieran ser decisivos para la muerte. Ayer, los forenses vieron las fotos de esa primera autopsia y en ellas sólo se aprecian cuatro escoriaciones, no golpes. Al finalizar el encuentro, los peritos firmaron un acta en la que no se explicita ningún cuestionamiento a la labor de Trezza y, al mismo tiempo, se manifiesta la coincidencia en que para valorar todo nuevamente es imprescindible la segunda autopsia. En forma paralela, se están haciendo los estudios anatomopatológicos y toxicológicos para completar el diagnóstico. Como, según consta en la causa, los chicos habían estado tomando cerveza y energizantes, es seguro que a Matías le encontrarán un cierto nivel de alcohol y cafeína en sangre. En ese caso, también se buscará si eso pudo tener relación con la muerte.

La junta médica realizada ayer fue encabezada por el propio Trezza y Osvaldo Curci, ambos forenses de la Morgue Judicial. Los peritos de parte fueron Avelino Baratta, en representación de la familia Bragagnolo; Mariano Castex, perito de parte de uno de los chicos internados en el Instituto Roca, y Gustavo Burstyn, designado por algunos de los adolescentes señalados en la causa pero que no están privados de su libertad. Además, tanto la Policía Federal como la Gendarmería designaron sendos forenses.

La segunda autopsia será fotografiada y filmada y están previstas los siguientes pasos:

- Se hará un serie completa de radiografías para ver si en ellas aparece algún elemento que no se percibió en el primer estudio.

- Se tomarán muestras de tejidos para seguir analizando las razones del edema pulmonar.

- Se hará una extracción de sangre para realizar un estudio de ADN. La idea es comparar ese ADN con eventuales rastros encontrados entre las uñas de Matías. Ello permitiría identificar al joven que se peleó con Matías.

- Se tomarán más muestras de vello y cabello, para realizar más análisis toxicológicos en búsqueda de alcohol o cualquier otra sustancia.

- Se estudiarán con detenimiento la laringe y la tráquea para determinar si se produjo la opresión en el cuello que señala Marcelo Bragagnolo, padre de Matías, quien sostiene que a su hijo lo mataron con “un golpe de furca”, una especie de toma de yudo que consiste en oprimir con el brazo el cuello de la víctima.

La autopsia ha estado en el centro de la polémica desde los primeros días. Marcelo Bragagnolo incluso acusó a Trezza de realizar “una autopsia dominguera” o sea poco seria. Sin embargo, ayer el conjunto de los peritos verificó la labor del forense y no hubo objeciones, de manera que reinó un espíritu armónico para seguir trabajando en los estudios complementarios y en la segunda autopsia.

Las dos hipótesis que tienen que definirse en las próximas semanas son las siguientes:

- Si el edema pulmonar fue producto de un accidente cardíaco de Matías, y si ese episodio tiene relación con la pelea y la persecución que hubo esa noche.

- Si se puede verificar la existencia de golpes o alguna opresión en el cuello que haya llevado a ese edema pulmonar.

Por lo pronto, la jueza ya habría cambiado la carátula de la causa, de “muerte dudosa” a “homicidio”. Lo más probable es que todo se haya producido en el marco de una riña y sin intención de matar, ya que no se utilizó una pistola u otro elemento que evidencia la intencionalidad de matar. La familia Bragagnolo sostiene que los agresores lo patearon en el piso cuando él estaba indefenso y que por ello habría homicidio simple, pero eso será muy difícil de probar. Por lo tanto, en el peor de los casos para los agresores, el delito podría ser homicidio preterintencional, o sea agredir a otra persona y producirle la muerte sin intención. Tiene una pena que va hasta los seis años de prisión, pero el mínimo es de dos, por lo que es excarcelable. Lo que sucede es que se trata de menores y en el sistema judicial actual esos menores casi no tienen derechos, por lo cual la jueza puede resolver incluso mantenerlos internados.