Que el propio presidente Néstor Kirchner y Diego Maradona hayan prometido su asistencia esta noche al ring side del Luna Park pone en evidencia que la reaparición de Jorge “Locomotora” Castro se ha convertido en un fenómeno que excede largamente el hecho deportivo en sí. Pasada la medianoche y con televisación en directo de TyC Sports, Castro se enfrentará en 10 rounds al colombiano José Luis Herrera. Pero eso es lo menos importante. Lo que todos quieren ver y lo que promete llevar una multitud al ring de Corrientes y Bouchard es la figura misma del legendario noqueador santacruceño y la comprobación de su estado luego del tremendo accidente automovilístico que sufrió el 17 de junio del año pasado en la Costanera Sur y que lo mantuvo en coma profundo durante más de 20 días.

Hay mucho de morbo en esa atracción. Porque miles de los que irán hoy al estadio creen que serán testigos de una versión criolla de Rocky, en la que Castro, en inferioridad de condiciones, luchará desesperadamente contra la adversidad, con serio riesgo, inclusive, de su vida. Algo aparece claro: después de semejante reto, para volver a calzarse los guantes y aspirar a una nueva chance por un título del mundo hacen falta dos atributos: una fortaleza física suprema y una inconciencia del mismo nivel. Y Castro (que pesó 81,100 kg) los reúne. Que haya podido sobrevivir aparentemente entero es un milagro. Y que esta noche regrese como si nada nunca le hubiera sucedido es una hazaña, más allá de lo que pueda llegar a suceder en lo estrictamente boxístico.

Antes de confirmar su retorno, Castro aprobó los exigentes exámenes médicos de la Federación Argentina de Box. Y se sometió a duras sesiones privadas de guanteo, entre otros, con el ex campeón mundial de los cruceros Marcelo Domínguez, para verificar que el poder de sus puños y sus reflejos no hayan sufrido mella. Locomotora cumplirá 39 años en agosto venidero y ha reiterado que si llegara a comprobar en la pelea que su físico ha sufrido disminuciones por el accidente, y que no está en condiciones de ser el mismo de siempre, decidirá su retiro cualquiera sea el resultado. Su única duda es el estado muscular de su brazo derecho que, según el mismo lo ha dicho, está al 90 por ciento de sus posibilidades.

Herrera (80,750 kg) tiene 26 años e impresiona por su record de 13 victorias antes del límite y 1 derrota, también por nocaut. Pero a no engañarse: fue obtenido ante debutantes o boxeadores colombianos de pésimos antecedentes. En 2003 hizo dos peleas en la Argentina y las ganó por fuera de combate en el primer round. Si Castro, aun con todos sus desarreglos y excesos, estuviera con su potencia a pleno, debería ganarle sin demasiado apuro. Lo único que se sabe a esta altura es que su alma de viejo guerrero del ring está intacta. Todo lo demás habrá que verlo, conforme vayan pasando los rounds, en una noche que promete emociones como las de antes, en Corrientes y Bouchard.