Lunes, 5 de junio de 2006 | Hoy
“Muchos de los terroristas de origen cubano que participaron en esta coordinadora continental son protegidos por el gobierno de los Estados Unidos”, afirma el legislador cubano.
Por Lilia Ferreyra
“No creamos que el Cóndor es historia”, afirmó el diputado cubano Lázaro Barredo Medina, director del diario Granma, quien participó en representación de su país en el Parlamento Latinoamericano que sesionó en Buenos Aires. Uno de los temas centrales que se trataron en esa reunión giró en torno del Plan Cóndor, su vinculación con Estados Unidos y la impunidad que hoy tienen quienes fueron responsables de los crímenes de esa coordinación represiva regional en la década del ’70. Previo al debate, los 22 legisladores latinoamericanos escucharon las exposiciones que hicieron la periodista Stella Calloni y el abogado paraguayo Martín Almada.
–Pese a los cambios políticos en América latina, ¿ese plan sigue operando?
–Así es. El Cóndor todavía sigue volando; todavía sigue la impunidad y el terrorismo de Estado. Martín Almada tiene constancia de que en 1997 algunos servicios militares remitieron a la Conferencia de Ejércitos Americanos que se celebró ese año en Ecuador, información sobre dirigentes y personas que consideraban “subversivos” para el continente.
–¿Cuál es el alcance actual del terrorismo de Estado que usted menciona?
–Cuando hablo de terrorismo de Estado, no me refiero a algún país en particular sino a la amenaza sobre la región en general, y por varias razones. Entre ellas y en estos momentos, la remilitarización de América latina. Hoy, Estados Unidos tiene muchas más bases que hace veinte años. Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, contra el narcotráfico, con la situación en Colombia, con la triple frontera, ha ido aumentando su presencia militar. En dos años, Colin Powell visitó sólo cuatro veces países de América latina. Sin embargo, el jefe del Comando Sur estuvo, en ese mismo lapso, en 81 oportunidades. Además, la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos plantea como una amenaza los movimientos sociales que dieron origen a nuevos gobiernos en la región. A esto se suma el grado de impunidad de los principales complotados en algunos de los actos más bárbaros de la Operación Cóndor, grupos de terroristas de origen cubano que hoy están siendo amparados por Estados Unidos. Los que asesinaron a Carlos Prats aquí en Buenos Aires eran cubanos que hoy viven en Estados Unidos; los que en 1975 viajaron a Roma para atentar contra el político chileno Bernardo Leighton y su esposa están hoy libres y amparados por el gobierno norteamericano; los que mataron a Orlando Letelier, en pleno centro de Washington, están hoy libres en Estados Unidos. El señor Orlando Bosch fue indultado por el ex presidente George Bush padre. El presidente Bush hijo, veintiún días antes del atentado terrorista a las torres en Nueva York, indultó a Virgilio Paz Romero y a José Dionisio Suárez, responsables de numerosos hechos vinculados con el Operativo Cóndor.
–Pasando a otro tema, ¿cuál es su función como diputado en la Asamblea Nacional de Cuba?
–En el actual proyecto cubano estamos partiendo de varios principios. Para nosotros, lo importante es el concepto de las cosas. Y no el concepto mediático, ideológico que preestablece determinados condicionamientos, tales como en este caso preguntarse por qué en Cuba sí y aquí no, o viceversa. Las comparaciones son malas. Cuando hablamos de democracia, ¿de qué estamos hablando? ¿Cuál es el concepto de la democracia? Todos los teóricos dicen que la democracia es un principio, el principio de un sistema de gobierno donde el pueblo participa. Y participa de acuerdo con la forma de organización que tenga. Nosotros partimos de un principio que viene de Martí. El decía que ser cultos es el único modo de ser libres. Por eso hay que volver al concepto de libertad; para nosotros, la libertad no es sólo el momento en que el ciudadano va a votar. En Cuba se vota y la persona que se elige está obligada a rendir cuentas; y si no se está satisfecho con lo que está haciendo, se lo puede revocar. Yo soy diputado de la Asamblea Nacional, elegido en voto secreto y directo por un municipio que tiene 77 mil electores, a quienes yo debo rendirles cuenta todos los años. Y no cobro salario como diputado; tengo sí muchas responsabilidades sociales y políticas, como atender los problemas y escuchar los criterios de mis electores, pero no recibo un solo centavo por cumplir con esa función de diputado.
–Desde hace tres meses, usted es el director del diario oficial del Partido Comunista Cubano. ¿Cómo concibe usted el rol de Granma en estos momentos?
–Nosotros estamos tratando de que Granma se convierta también en un medio donde se pueda hacer un grupo de análisis para abordar diversas temáticas, convocando y haciendo partícipes a los ciudadanos del país en esta reflexión sobre problemas fundamentales en algunos terrenos de la economía, de la formación de valores, de los principios éticos de la revolución, del combate al delito, entre otros.
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