Martes, 13 de junio de 2006 | Hoy
Si bien Lavagna aparece como la figura convocante para la mayoría de los duhaldistas y alfonsinistas en el Parlamento, los legisladores aseguran que esto no repercutirá en realineamientos de los bloques.
Por Eduardo Tagliaferro
Cuando este diario le pregunta si el posicionamiento de Roberto Lavagna como futuro presidenciable en el 2007 tendrá alguna influencia en el funcionamiento parlamentario, el duhaldista Jorge Sarghini no tiene dudas: “En principio no tiene ningún correlato. Lavagna no lanzó ninguna candidatura. No hay que esperar ningún cambio en el funcionamiento de nuestro bloque”, dice. Tanto los radicales, como los duhaldistas que impulsan al ex ministro, coinciden en señalar que el nuevo escenario no producirá cambios en el Congreso. “Descarto totalmente la formación de un interbloque o alianza de bloque o algo semejante”, dice el titular de la bancada radical en la Cámara alta, Ernesto Sanz, cuando Página/12 quiere saber si la figura de Lavagna acercará las posiciones de los radicales a las de Hilda “Chiche” González de Duhalde, única duhaldista en el Senado.
Es en Diputados donde la suma de duhaldistas y radicales cambiaría los números. Sumaría cifras que podrían imponer un nuevo escenario. Algo que por el momento aparece como lejano. Luego de que ambas bancadas coincidieron en votar juntas a favor de la aprobación del pliego del represor Luis Patti, no son pocos los analistas que vislumbran que ése es el comienzo de una serie de coincidencias. Señalan que ese acuerdo podría concretarse con el proyecto de reforma jubilatoria, una iniciativa con la que el radicalismo insiste hace tiempo. En diálogo con Página/12, Sarghini lo relativiza. “Nosotros hemos coincidido y disentido con cada bloque, en cada uno de los temas que surgieron. La instalación de Lavagna no tiene nada que ver con la dinámica parlamentaria”, subraya. Para el bonaerense, uno de los cuatro referentes que Lavagna llevó al encuentro que la semana pasada mantuvo en el hotel Sheraton con una delegación radical, no hay que mirar más allá. “Somos cultores del diálogo, tenemos diálogo con todas las fuerzas políticas, no hay que apresurar los tiempos”, afirma Sarghini.
En privado, Lavagna no confirmó ninguna candidatura. Pidió a uno y otro sector trabajar en una futura agenda y seguir conversando. “Quedamos en mantenernos en contacto permanente”, confía Sarghini. El bonaerense repite que “será el tiempo el que dirá si esto confluye en una construcción política nueva y en una candidatura que la exprese”. Algo que, palabras más, palabras menos, señala el radical Sanz: “La candidatura de Lavagna está sujeta a que esta construcción tenga volumen político y social”. Cuando el jefe de la bancada radical de la Cámara alta habla de volumen político está haciendo referencia al armado que respalde la figura de Lavagna. El volumen social no es otra cosa que contar con consenso en la población.
Para los duhaldistas que se incorporaron recientemente a las filas del kirchnerismo, la instalación de la figura de Lavagna es un salvavidas tanto para la UCR como para sus ex compañeros. No faltan quienes encuentran fisuras. Entre otras, la posible deserción del riojano Adrián Menem. Especulaciones aventuradas. Igualmente es en el radicalismo donde el tema aparece como más movido.
Tanto en Diputados como en el Senado, los dos bloques de la UCR tuvieron largas reuniones para analizar el apoyo a Lavagna. Institucionalmente el tema se dirimirá en agosto, cuando se realice la Convención Nacional. Ese es el ámbito máximo de las decisiones. Los memoriosos recuerdan que fue allí que en 1957, en Avellaneda, se formalizó la ruptura entre la Unión Cívica Radical del Pueblo y la Unión Cívica Radical Intransigente; también fue ese cuerpo el que en 1993, en Santa Fe, respaldó el Pacto de Olivos o más recientemente en el ’98 se aprobó la conformación de la Alianza con el Frepaso.
En Diputados la reunión de la bancada radical tuvo pocas voces críticas. Entre ellas, la del diputado Francisco Ferro, alineado en la interna con la bonaerense Margarita Stolbizer. Más que críticas, las de Ferro fueron dudas. “Me sorprendió el gran consenso que hay detrás de la figura de Lavagna”, dice a este diario el titular del bloque, Fernando Chironi. En el Senado la discusión radical llevó cerca de dos horas. “Hubo una buena aceptación”, confía Sanz. El mendocino recuerda que la UCR tiene un debate pendiente: o se planta como una fuerza opositora o se encolumna con el Gobierno como pretenden los gobernadores radicales. En la opción opositora se ubica el mendocino Roberto Iglesias; entre los cercanos a Kirchner, el mendocino Julio Cobos. Ante esa encrucijada, Sanz, también mendocino, no tiene dudas: “En ésta estoy con Iglesias”, dice a este diario.
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