Ayer por la mañana, en el juzgado federal de Rodolfo Canicoba Corral, se recibió un escrito donde Pablo Lucini, hijo de Benito Jaime y primo de Raúl Juan Pedro Moneta, propietarios del fallido Banco República, se excusaba de su obligación de prestar declaración indagatoria puesto que, según explicaron fuentes del juzgado, tuvo un accidente. La postergación no tomó por sorpresa a quienes siguen la causa judicial. Es el cuarto diferimiento de su indagatoria y ahora la incógnita es si, ateniéndose a lo que viene siendo costumbre, Su Señoría resuelve reprogramar las declaraciones de Lucini (padre) y de Moneta, una decisión que convertiría este tramo de las actuaciones en el cuento de la buena pipa.

En efecto, las indagatorias de todos los directores y accionistas del Banco República fueron solicitadas por el fiscal Gerardo Pollicita a fin del año pasado. La de Pablo Lucini fue fijada para el 1º de mayo de 2006, pero ante el pedido de postergación de otro de los citados, Canicoba Corral aplicó la doctrina de mantener el orden de las convocatorias y, por lo tanto, la de Pablo Lucini pasó al 24 de ese mes. Un nuevo planteo de postergación formulado por el director Alberto Lede hizo que el turno de Lucini (JR) volviera a trasladarse al 2 de junio. Para esas fechas, el abogado de Moneta adujo que necesitaba tiempo para resolver una causa tan compleja –y que, dicho sea de paso, lleva instruyéndose siete largos años–. El magistrado aceptó y todo quedó diferido, Lucini (JR) incluido. La audiencia era ayer, cuando Lucini (JR) tuvo un providencial accidente y, sobre la hora, anunció su no concurrencia y el aporte de un certificado médico. Canicoba Corral, con una tolerancia fenomenal, admitió sus razones. Pero no tuvo ni la gentileza ni la iniciativa de comunicarle que, para evitar más dilaciones y dado que el imprevisto no afectaba el estado de conciencia del imputado, podía tomarle declaración junto a su lecho de dolor.

La gran duda reside en lo que Canicoba determine respecto de las indagatorias fundamentales: la de Moneta y la de Lucini (padre). De momento, todo parece favorecer a Moneta en su intento de estirar esta etapa del proceso hasta las calendas.