Apenas un año y siete meses después de haber conseguido la gobernación de Santiago del Estero con el Frente Cívico –una coalición entre radicales y kirchneristas–, Gerardo Zamora logró una contundente victoria en las elecciones municipales en toda la provincia, relegando a las estructuras tradicionales de la UCR y del otrora poderoso PJ que dominaba el clan Juárez. Alineado entre los gobernadores radicales que apuestan a la concertación con el gobierno nacional, Zamora brega por “la libertad de acción” que le permita al radicalismo optar por diferentes candidatos presidenciales en las elecciones del año que viene y así “evitar la ruptura partidaria”. En una entrevista con Página/12 aseguró que no se siente “identificado” con Roberto Lavagna y que los gobernadores e intendentes que están dispuestos a acordar con el kirchnerismo representan “el radicalismo exitoso que la gente eligió para gobernar”.

–¿El resultado de la elección es sólo un respaldo a su administración o también a la política en favor de la concertación con el gobierno nacional?

–Lo consideramos como un respaldo al futuro. Han sido elecciones para intendentes pero lo vivimos con mucho optimismo, como un respaldo del pueblo de Santiago del Estero para recuperar la cultura del trabajo, de las libertades públicas. El Frente Cívico representa a un conjunto de fuerzas entre los que hay radicales, justicialistas y de movimientos sociales consustanciados en recuperar estos valores que los santiagueños habíamos perdido durante mucho tiempo.

–Fueron elecciones municipales, pero el Frente Cívico volvió a vencer a las estructuras tradicionales del radicalismo y del justicialismo.

–Fue la expresión cívica de los santiagueños, en las que no hubo ni denuncias de fraude ni hechos graves, y por primera vez en mucho tiempo se manifestó un entusiasmo que se reflejó en la alta participación ciudadana, que en este tipo de elecciones era históricamente muy baja. Fueron elecciones separadas a las de gobernador, en la que no había listas sábanas que siempre empujan a los candidatos de ciertos partidos. Esto posibilitó que se consolidaran las fuerzas políticas municipales.

–¿Pero es un respaldo a su gestión o a la política de concertación?

–Entendemos que esta elección significó un plebiscito a la gestión y un voto de confianza de la población a nuestro trabajo y a la política que implementamos. Nosotros nunca ocultamos la propuesta por la concertación que hemos impulsado, lo hicimos a la luz pública y está vinculada a la buena relación que establecimos con el Gobierno nacional y con el presidente (Néstor) Kirchner. Se trata de una fuerza política en la que conviven intendentes del radicalismo y del justicialismo que se unieron tras la propuesta de adhesión a la gestión presidencial de Kirchner.

–¿Esto no debilita al radicalismo como partido?

–Hasta el domingo eran cinco los intendentes radicales en Santiago del Estero, ahora son once. Nosotros mantenemos nuestra identidad partidaria como radicales y nunca la vamos a abandonar.

–¿Esta elección fortalece la postura de los radicales que apoyan la concertación con el Gobierno Nacional?

–No soy un dirigente nacional partidario. Me interesa gobernar defendiendo los intereses de mi provincia y de poder generar políticas de Estado para el país, aunque eso no significa que no tenga opinión propia dentro del radicalismo.

–Pero sin duda, esto va a ser tomado como un triunfo de los gobernadores e intendentes radicales que apoyan la concertación.

–Apoyamos la concertación porque somos los responsables de gobernar y porque hemos recibido para ello el respaldo del Estado Federal. Pero esto no significa un acuerdo electoral a nivel nacional. Consideramos que eso debe discutirse recién en el 2007 y no ahora.

–Pero el radicalismo está divido entre quienes apoyan a Kirchner y a Lavagna, ¿ese debate podría quebrar a la UCR? –Se trata de candidaturas virtuales, ni Kirchner ni Lavagna son todavía candidatos presidenciales. Considero que la libertad de acción en cada distrito va a evitar la ruptura del radicalismo. En las elecciones del año pasado el radicalismo en algunos distritos fue sólo; en otros como Santa Fe fue en alianza con los socialistas; y en provincias como Santiago del Estero, Corrientes y Neuquén hubo acuerdos con el kirchnerismo.

–¿Considera viable la candidatura de Lavagna para el radicalismo?

–En lo personal no me siendo identificado con Lavagna, aunque no lo descalifico, como tampoco me gusta que nos descalifiquen a nosotros porque apoyamos lo que creemos que el gobierno nacional hace bien: como el debate que iniciamos con temas como la ley de hidrocarburos, de educación y de coparticipación. Hemos logrado avances importantes en políticas de Estado y esto es lo que defendemos.

–Pero Raúl Alfonsín ya han iniciado una campaña a favor de la candidatura presidencial de Lavagna.

–A Alfonsín lo respeto mucho. El ha tomado una postura clara y la respeto, pero el tema electoral hay que abordarlo el año que viene.

–Pero ahora se trata de elecciones presidenciales. ¿Cree que estas posturas encontradas pueden fracturar al radicalismo?

–Espero que no. El radicalismo se rompió por mantener estructura rígidas, como pasó con (Elisa) Carrió o (Ricardo) López Murphy que terminaron formando otros partidos.

–¿Que expectativas tiene de la reunión que el radicalismo que respalda la concertación hará este fin de semana en Buenos Aires?

–Allí vamos a ratificar la postura que asumimos los cinco gobernadores e intendentes radicales en el documento que hicimos público este año. Consideramos que somos una fuerza numerosa dentro del radicalismo; que la conforman cinco de los seis gobernadores radicales, más los intendentes de distintas provincias de toda la Argentina y muchos hombres y mujeres que representamos el radicalismo exitoso, que ha sido elegido por la gente para gobernar. No somos el radicalismo formal.