El gobierno nacional salió ayer a cortar la polémica generada alrededor de la posibilidad de una nueva reforma constitucional. Tanto el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, como el ministro del Interior, Aníbal Fernández, aseguraron que mientras Néstor Kirchner sea presidente no está previsto impulsar ninguna reforma a la Constitución Nacional. El jefe de Gabinete dijo que lo de Kirchner había sido sólo una opinión personal dada a conocer en una charla informal con periodistas durante su viaje a Nueva York y que eso no constituía una iniciativa del Gobierno.

“El Presidente brindó su opinión personal de volver a instaurar un mandato presidencial de 5 o 6 años” en lugar del actual sistema de 4 años con posibilidad de reelección, explicó Alberto Fernández. La idea del Presidente es que así se puede organizar un estilo de gestión que no esté permanentemente pendiente de la cuestión electoral, saltando de una campaña a otra.

Pero más allá de esa opinión, el jefe de Gabinete sostuvo que no implica que haya un proyecto reformista en ciernes. “La opinión personal del Presidente –argumentó Fernández– de ningún modo puede dar lugar a afirmar, como lo han hecho algunos, que el Gobierno piensa reformar la Constitución Nacional, promoviendo así un debate definitivamente inconducente en este momento.”

En la misma línea se pronunció el ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien afirmó que nunca se habló de “eso”, en referencia a la posibilidad de reformar la Constitución. “Todo el mundo hace conjeturas, pero el presidente Kirchner nunca habló de reformar la Constitución Nacional”, señaló Fernández.

Kirchner, en su comentario, fue crítico con la reforma constitucional de 1994, que sostiene que dejó un sistema endeble. Por eso, imaginó una revisión del texto constitucional como una hipótesis a futuro, como algo que debe realizarse en algún momento “lejos de cualquier especulación electoral”. Ante esa posibilidad, habló de modificar el mandato presidencial a cinco o seis años de extensión, sin la alternativa de la reelección. Lo comparó con el sistema chileno, aunque en ese caso el mandato es de apenas 4 años. “Pensábamos que el problema del país era el mandato de seis años, pero después nos dimos cuenta que los problemas eran otros”, sostuvo Kirchner en esa charla informal.

Desde el punto de vista del Presidente, un mandato de 4 años no es mucho pero una reelección que lo extiende a ocho, como ocurre ahora, es demasiado. El problema es que si esa reforma se hiciera durante un eventual segundo mandato de Kirchner, a los ojos de la oposición sólo serviría para que se presentara hasta una tercera presidencia. Por eso, ayer el Gobierno se apresuró a descartarla como una alternativa en carpeta. Y que, en cualquier caso, una movida así sería imposible sin el consenso con la oposición.

Desde el Congreso, el kirchnerista Juan Manuel Urtubey, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, informó que “no se está trabajando” en el Congreso sobre un proyecto de convocatoria a la reforma de la Constitución. “Para aprobar la declaración de convocatoria de reforma parcial o total de la Carta Magna se necesitan los dos tercios de los votos de los legisladores, lo que evidencia que debe existir un consenso entre las fuerzas políticas”, agregó.

En tanto, el presidente del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, aseguró que nunca conversó con el Presidente sobre un proyecto así y dijo que “no sería bueno hacerlo en el 2007”.