Sábado, 14 de octubre de 2006 | Hoy
En el plenario del ARI, Elisa Carrió insistió con que hay que “poner fin a los enfrentamientos del pasado” y pasar a la reconciliación.
Por Werner Pertot
Desde Córdoba
“Empecé a hablar de reconciliación cuando venía el pico del enfrentamiento y mucho antes que la mayor crudeza de los hechos se produjera. Hay que pegar el salto a un modelo de verdad, justicia y condena, de poner fin a los enfrentamientos del pasado y de reconciliación”, sostuvo Elisa Carrió, en el plenario nacional del ARI en Córdoba. Con el rostro duro, la líder del ARI defendió la elección de la palabra “reconciliación” en el contexto de la desaparición de Julio López. “Tenemos que ir a la busca de palabras expropiadas por los reaccionarios. No es lo mismo que plantea (Mariano) Grondona, que expropia la palabra reconciliación para el olvido, de la misma forma que otros expropian la justicia para la venganza”, disparó en dirección al presidente Néstor Kirchner. De vuelta de un viaje por Sudáfrica, revisó la experiencia de la Comisión de Verdad y Reconciliación que comandó el Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu.
Carrió llegó a Córdoba Capital desde Río Cuarto, donde participó de una jornada de debate con pequeños y medianos agricultores en la Sociedad Rural de esa ciudad. Allí descartó la posibilidad de encabezar una fórmula con la UCR. “Yo ya me separé de mis dos maridos y no volví”, bromeó. En su discurso en el plenario, también tuvo un párrafo para los ex ARI, quienes recientemente se reunieron en el Hotel Bauen: “Quiero agradecer a los que se quedaron en el partido, en vez de ser comprados por la billetera de Alberto Fernández”, fustigó.
La líder del ARI se explayó en una revisión de la historia argentina desde 1983. “Vivimos una dictadura genocida, que fue consecuencia de un siglo de antinomias. Tuvimos una salida no pactada, a diferencia de Sudáfrica”, sostuvo Carrió, quien rescató el Juicio a las Juntas como el “modelo de Nuremberg”, aunque denostó “las leyes de impunidad, que estableció (Raúl) Alfonsín con la teoría de los dos demonios”. “Bajo el título de reconciliación definitiva ese ciclo de impunidad terminó con los indultos”, recordó.
“En los noventa a mí me tocó participar en la redacción del sistema legal que concluye en la nulidad de las leyes, por eso resulta extraño que algunos piensen que cuando hablo de reconciliación estoy hablando de impunidad”, se enfureció. La dirigente buscó diferenciarse de los planteos de los grupos jurásicos de militares retirados. “Esta cosa light que dice demos una vuelta de página era el discurso de Menem y vuelve en la Plaza San Martín. La reconciliación, en cambio, es un concepto religioso que supone verdad y justicia”, planteó.
“¿Qué le falta a Argentina que tiene un sistema legal perfecto de verdad y justicia?”, se preguntó. “Sudáfrica tiene un sistema legal imperfecto, pero una actitud opuesta, porque hay una delgada línea entre justicia y venganza. Nuestro sistema requiere una actitud de reconciliación, sobre todo cuando los únicos juzgados son los que violaron los derechos humanos bajo el terrorismo de Estado”, lanzó. Enseguida, empezó a desglosar la historia del apartheid, que comenzó en 1948 y culminó con un proceso de negociación entre 1990 y 1994. Carrió relató sus entrevistas con los miembros de la Comisión de Verdad y Justicia, que fue creada por el gobierno de Nelson Mandela y se ocupó de recabar 14 mil testimonios de víctimas y ocho mil de victimarios. Al confesar, los represores se podían incorporar a una amnistía. “Ese sistema fue bajo presión, yo creo que en 15 años los responsables van a ser juzgados”, vaticinó la diputada.
“Nos plantearon que no pensaban en condenas, sino en una justicia que restaura la verdad en la víctima. Tienen el concepto de Ubuntu, que implica que tu humanidad depende de la del otro”, sostuvo Carrió, quien planteó que “con un sistema legal imperfecto, sin embargo, uno nota una revolución en paz. Esto ha sido gracias a la capacidad de perdón de los líderes negros”.
La dirigente le apuntó entonces a Kirchner. “El ánimo argentino es de desencuentro y de odio. Y el liderazgo político fomenta la división, con fuerzas de choque paraestatales”, denunció en alusión a los incidentes del Hospital Francés. “Esto se va a agravar a medida que el Presidente pierda legitimidad”, auguró. “No sé cuál es el final o si lo sé no lo voy a decir”, concluyó.
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