Néstor Kirchner en persona salió a defender ayer los intereses argentinos en la puja por las papeleras. El mandatario calificó de “intransigente” a Tabaré Vázquez, un adjetivo que rápidamente fue rechazado por el gobierno uruguayo. Además, desde la Casa Rosada, el Presidente tomó distancia de los asambleístas y vecinos de Gualeguaychú y les pidió que levanten los cortes para facilitar una solución al diferendo.

La irrupción de Kirchner se produjo un día después de la decisión del Banco Mundial de aprobar un crédito de 170 millones de dólares para Botnia. Por 23 votos contra 1, el organismo internacional facilitó el financiamiento para que la papelera finesa acelere la construcción de su planta en la costa uruguaya de Fray Bentos.

El primer enojo del Presidente fue con la prensa, que en su mayoría reflejó esa decisión como una derrota de la política argentina. Y fue en ese marco en el que ofreció un calificativo para Tabaré Vázquez.

“¿Qué estrategia equivocada si fuimos y le rogamos al intransigente presidente uruguayo que por favor discutamos de qué forma podíamos correr de allí a Botnia para que no contamine? Botnia dijo que no y evidentemente fue que no, sin embargo la respuesta de Ence fue totalmente diferente”, destacó Kirchner haciendo un parangón con la papelera española, que sí aceptó una relocalización, tal como reclamaba Argentina.

Tabaré Vázquez dijo que mantendría “prudencia y firmeza para defender los intereses” de su país pero evitó responderle a Kirchner, aunque una fuente del entorno presidencial uruguayo habló del “evidente fastidio” del mandatario por las afirmaciones de su par argentino.

El que sí abordó el tema públicamente fue Reinaldo Gargano. El canciller uruguayo señaló que “mal puede catalogarse de intransigente” a Tabaré Vázquez, cuando Uruguay no ha impulsado “otra alternativa que no fuera la negociación, el equilibrio, la búsqueda de coordinar los dos países el monitoreo conjunto de la planta y de su gestión, un ofrecimiento muy grande que hizo Uruguay”.

No obstante, Gargano negó que su gobierno tenga pensado convocar “en consulta” al embajador uruguayo en la Argentina, Francisco Bustillo Bonasso, y señaló que hay acuerdo “en mantener una actitud de moderación y de equilibrio y no efectuar ningún tipo de declaraciones que afecten el buen relacionamiento con la República Argentina”.

Sin embargo, Uruguay estudia por estas horas iniciar gestiones para que el argentino Félix Camarassa deje de representar los intereses uruguayos en el Banco Mundial, tras la votación de la víspera por un crédito otorgado a la pastera Botnia. De acuerdo con una fuente de ese país, el propio Tabaré Vázquez quedó “muy disconforme” con la actuación de Camarassa en el directorio del Banco Mundial por haber votado en contra del Uruguay “sin haber avisado”. El funcionario representa en el directorio del organismo internacional a la Argentina como cabecera, pero también al Uruguay, Perú y Paraguay, y en la víspera fue el único –sobre 24 miembros– que votó contra el crédito para Botnia.

El conflicto traspasó las fronteras argentinas y uruguayas. Hasta el canciller de Brasil, Celso Amorim, dijo creer que el conflicto entre Argentina y Uruguay “tiene una evolución y es importante que haya un diálogo”, al aludir a la intervención del rey Juan Carlos de España.

En su prédica, Kirchner buscó orientar el análisis periodístico. “Los titulares de los diarios debieron haber dicho: ‘Ganaron los intereses de Botnia’. Esta es la realidad, volvieron a ganar los intereses de los países centrales. ¿O el Banco Mundial va a venir a hacer solidaridad con los pueblos latinoamericanos? Ganaron los intereses de Botnia, que con toda la presión, la capacidad y la fuerza que tiene se logró imponer.”

Con esa misma lógica se expresó en el transcurso de la jornada de ayer Aníbal Fernández. Aunque poniendo a resguardo de la puja a Tabaré Vázquez –algo que no hizo Kirchner–, el ministro del Interior consideró que Argentina confronta con el “pensamiento” del G-7. “Nosotros sabíamos que no estábamos discutiendo contra Uruguay, sino contra Botnia, estamos discutiendo contra el pensamiento del Grupo de los Siete.”

Fernández aludió a la asociación de países ricos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) que junto al Fondo Monetario Internacional ha venido exigiendo políticas puntuales a la Argentina. El año pasado le demandó a la administración kirchnerista que se haga cargo de la deudores en default que no entraron al canje.

Cerca de Kirchner también pusieron en resguardo a Romina Picolotti y se ponderó todo el accionar del Gobierno. La secretaria de Ambiente, quien había viajado especialmente a Washington con el propósito de evitar el préstamo del Banco Mundial, viene recibiendo críticas solapadas de parte de algunos funcionarios de la Cancillería.

Kirchner también reclamó a los ambientalistas y vecinos de Gualeguaychú que levanten los cortes de las rutas hacia Uruguay porque perjudican a la posición argentina en los tribunales de La Haya. “Si hay alguno que piensa que hay que ir a reprimir a los hermanos de Gualeguaychú que no sean cobardes y que lo escriban y lo digan. Yo les pido por favor que levanten los cortes, que no le sirven a la estrategia argentina, pero no voy a reprimir”, ratificó.

El Presidente también le respondió al columnista del diario La Nación Joaquín Morales Solá, quien dijo que tenía que renunciar quien escribió la carta al titular del BM, Paul Wolfowitz. “Fui yo quien escribió la carta al Banco Mundial, como creo que usted escribe sus propios artículos y, entonces, si tiene que renunciar quien la escribió me tendría que ir”, avisó el mandatario.