EL PAíS › OPINION

La protección de las personas

 Por Jorge Taiana *

Hace 58 años, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, luego de la tragedia desencadenada por el Holocausto, surgió un nuevo compromiso de la humanidad que generó una nueva forma de concebir el derecho internacional: la soberanía estatal dejó de ser absoluta y los individuos tienen derechos más allá de su nacionalidad. Los Estados están obligados a respetar los derechos de las personas sujetas a su jurisdicción.

Cada país, como cada persona, tiene su lugar en el mundo, un sello que lo identifica. Nuestra identidad está íntimamente relacionada con los derechos humanos por nuestra historia pasada, por nuestro presente de coraje y por nuestro futuro de esperanza. La política exterior del actual gobierno nacional intenta cumplir diariamente con el ideal común expresado en la Declaración Universal, respondiendo a las exigencias de una sociedad madura que ha decidido que la democracia, los derechos humanos y el desarrollo son los pilares fundamentales de su progreso.

El año 2006 fue particularmente productivo en las acciones de política exterior argentina en materia de derechos humanos. Fuimos los principales impulsores del establecimiento del nuevo Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, resultando electos para dicho órgano con más del 80 por ciento de los votos. Lideramos junto con Francia la campaña para la adopción de la Convención Internacional sobre la Desaparición Forzada de Personas, que fue aprobada por consenso en la OEA y en la ONU. Se aprobaron, también por consenso, resoluciones sobre el Derecho a la Verdad presentadas por nuestro país, consolidando el desarrollo progresivo de este derecho a nivel mundial. Impulsamos los acuerdos sobre migraciones internacionales poniendo el acento en el respeto por los derechos humanos de los migrantes y sus familias, independientemente de su condición migratoria. En este marco, lanzamos el programa Patria Grande de normalización documentaria migratoria, que tiene como objetivo regularizar a todos los inmigrantes sudamericanos que se encuentren en nuestro país o que decidan radicarse en él.

En la OEA, pusimos en marcha el comité para verificar el cumplimiento de la Convención Interamericana contra la Discriminación de las Personas con Discapacidad. Fuimos el primer país en ratificar el Protocolo de Asunción del Mercosur sobre Derechos Humanos y celebramos varias reuniones en Buenos Aires sobre este tema bajo la presidencia pro tempore de nuestro país. Renovamos nuestro compromiso con el Acnur, dando continuidad al programa de reasentamiento de refugiados. Finalmente, la defensa de los derechos humanos como componente esencial de la paz también marcó nuestra actuación como miembros del Consejo de Seguridad, al abordar situaciones como las de Myanmar, Haití, Líbano, Congo y Darfur.

En el ámbito bilateral también hemos logrado avances significativos. De manera creciente, naciones que mantienen fluidas relaciones con la Argentina piden incorporar los derechos humanos como tema a abordar en los encuentros bilaterales. ¿De dónde surge este interés? En parte, creemos que se origina en los importantes desarrollos de nuestra jurisprudencia, nuestra legislación y nuestras políticas públicas. Pero también creemos que el mundo observa una Argentina que cuenta con un escenario positivo para insertarse a nivel internacional al ser reconocido como un actor fiable en materia de derechos humanos. Hoy, con el esfuerzo de las víctimas y sus familiares, por primera vez en nuestra historia, los tres poderes del Estado y la sociedad que representan han decidido que las violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte del terrorismo de Estado no pueden permanecer impunes.

Asimismo, somos conscientes de que para construir el progreso resulta imprescindible conocer el pasado, estimulando la memoria. En ese marco, el trigésimo aniversario del golpe militar de 1976 marcó el inicio de un plan vital de reflexión sobre la democracia y los derechos humanos en nuestras representaciones en el exterior, a través de seminarios, actos y homenajes de los que participaron víctimas y familiares, gobiernos y ONG extranjeras y destacadas personalidades de nuestro país.

La Cancillería argentina organizó varios eventos, como la visita al Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos (ex edificio de la Escuela de Mecánica de la Armada, ESMA) en compañía de la mayor parte del cuerpo diplomático acreditado en nuestro país, la visita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (que celebró su primera sesión en nuestro país) y la presentación de la muestra de fotografías y videos (Imágenes para la Memoria), que la organización de derechos humanos Memoria Abierta organizó en el Palacio San Martín. Este ejercicio conjunto de reflexión tendrá su corolario el próximo mes de marzo, con un seminario destinado a analizar el valioso rol de la solidaridad internacional durante la última dictadura. Este seminario reunirá a expertos de organismos nacionales e internacionales y a prestigiosos representantes de la sociedad civil.

El mundo es testigo de una Argentina que se hace cargo de su pasado, su presente y su futuro. Una Argentina que se hace cargo de su historia. Porque los derechos humanos son un componente esencial de una democracia moderna. Son patrimonio de la sociedad en su conjunto. El gobierno del presidente Kirchner ha decidido interpretar fielmente lo que cree la gran mayoría de los argentinos: como proclama el artículo 28 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que hoy conmemoramos, “toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”.

* El autor es el actual canciller argentino.

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