EL PAíS › EL PARO DEL SUBTE FUE TOTAL Y CONVIRTIO EN UNA LOCURA EL CENTRO PORTEÑO

Un vagón de bronca subterránea

Los trabajadores pararon en desacuerdo con el aumento arreglado entre Metrovías y la UTA. La huelga fue total y provocó el desborde de los demás sistemas de transporte. Hoy habrá subtes, pero los trabajadores deciden futuras medidas.

Los empleados de subterráneos realizaron ayer un paro en las cinco líneas y el premetro en rechazo del aumento salarial que Metrovías había acordado con el gremio del sector, la Unión Tranviarios Automotor (UTA). La continuidad de la medida, que convirtió en una prueba para los nervios trasladarse por la ciudad de Buenos Aires, será discutida hoy en asamblea por los trabajadores. La postal porteña se dibujó con recurrentes embotellamientos de tránsito en los cruces más críticos, colectivos llenos y largas filas en las paradas, taxis imposibles de conseguir y estacionamientos con el cartel “completo” en todo el centro. El Gobierno mostró su enojo por el paro, iniciado horas después de haber firmado un acuerdo con el gremio. Desde la empresa Metrovías difundieron la nueva escala salarial de los empleados –van desde los 2400 a los 4400 pesos–, que consideraron alta para una jornada de seis horas. Como medida de la tensión de ayer, la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, adviritó que “la empresa puede tomar medidas disciplinarias” contra los trabajores en huelga.

Tan importante fue el desborde que vivió el centro de la Capital, que muchos optaron por una larga caminata hasta sus casas antes que viajar en condiciones deplorables en algún colectivo. Las filas en las paradas se extendieron por cuadras enteras desde temprano y conseguir un taxi se volvió imposible. El paro del subte arrancó con el inicio de la jornada, a las 5.30, y terminó a las 24.

La empresa había dispuesto un servicio de emergencia a cargo del personal jerárquico, pero los trabajadores se tiraron a las vías e impidieron la salida de los trenes. Sólo por momentos pudieron hacer funcionar a la línea B y E. Por la tarde, en la línea A pusieron en marcha un servicio acotado entre Plaza de Mayo y Plaza Miserere. Pero luego comprobaron que habían colocado objetos en las vías que hacían peligrar la seguridad del transporte y resolvieron levantarlo.

Metrovías presentó dos denuncias penales contra los trabajadores por “sabotaje” e “impedimento de prestación de servicio público”. Con todo, el cumplimiento del paro fue casi total.

Sin acuerdo

Luego de veinte días de extenuantes negociaciones en el marco de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, la ronda concluyó ayer a las 0.30. En ese momento, mientras la UTA aceptaba la propuesta de Metrovías, el cuerpo de delegados de los empleados de subterráneos se levantaba de la mesa en desacuerdo. Según relataron los propios protagonistas, en ese momento volaron algunos manotazos entre los dirigentes de UTA y los delegados. Néstor Segovia, de la comisión interna, debió ser atendido por un pico de presión.

La viceministra Rial aseguró que allí le preguntaron a los delegados cuáles eran sus diferencias con lo acordado, pero que ellos “nunca hicieron un planteo preciso”. Metrovías promocionó entonces una recomposición salarial “promedio del 24,4 por ciento, que supera los montos alcanzados en otras negociaciones sectoriales”. Según la empresa, con el acuerdo el sueldo mínimo del peón general será de 2425 pesos, el de un boletero de 2811, un guarda ganará 3051, un conductor 4080 y un conductor especializado 4388 pesos. Esto, recalcaron, en el marco de una jornada laboral de 6 horas por un trabajo considerado “insalubre”, un logro que los trabajadores del subte consiguieron dos años atrás.

Pero los delegados acusaron este aumento de “tramposo” porque, sostuvieron, blanquea montos que ya percibían, con lo que “el más del 20 por ciento” del que habla la empresa en realidad no es más que un 11 por ciento para lo que cobran hoy.

El enfrentamiento en el subte no es nuevo. La comisión interna y el cuerpo de delegados de Metrovías pertenecen a líneas combativas de izquierda, enfrentados a muerte con la conducción de la UTA que históricamente encabezó el moyanista Juan Manuel Palacios y hoy está en manos de Roberto Fernández y Andrés Arrejoriá. En el Ministerio de Trabajo reflexionaban anoche sobre el problema de negociar con un gremio que revalida su conducción en cada elección pero que no puede manejar a la interna del subte, que ya demostró en repetidas ocasiones que está en condiciones de parar el servicio.

Cómo sigue

En la conferencia de prensa que brindaron anoche en una oscura estación Constitución, los delegados del subte esquivaron las insistentes consultas de los periodistas acerca de cómo seguiría el conflicto a partir de hoy. Aseguraron que en principio el servicio quedaba normalizado a partir de las 0 hora, pero que realizarían asambleas para decidir los próximos pasos. Las posibilidades que se barajaban iban desde un quite de colaboración hasta una repetición de los paros a partir del lunes.

Pese a que se mostraban dispuestos a participar de cualquier negociación que permitiera una solución, en el Gobierno eran pesimistas. “Cada vez que se acerca una elección pasa lo mismo. En el 2005, antes de la elección de Cristina en la provincia, quemaron la estación Constitución y hubo un largo conflicto en los subtes”, comentaba una fuente en Gobierno.

El ministro de Salud y candidato a legislador porteño, Ginés González García, transparentó luego el sentimiento que campeaba en la Rosada. Pidió “mano firme y sancionar a estos grupos que extorsionan al Gobierno” y vinculó la protesta “al PO, que en otros momentos paralizaron el Garrahan y extorsionan todos los días a la democracia”.

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El servicio de subtes estuvo suspendido desde las 5.30 de la mañana hasta las 24 horas.
Imagen: Rafael Yohai
 
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