Hace unos días, un ex funcionario atropelló con su 4x4 a docentes que protestaban. Ayer la Gendarmería disparó balas de goma a manifestantes para desalojar la ruta. A un mes y medio de las elecciones presidenciales, Santa Cruz volvió a ser noticia. Fue unas horas antes de que el Presidente aterrizara en Río Gallegos para encabezar el lanzamiento de la fórmula del Frente para la Victoria (ver aparte), a las 9.50, en Caleta Olivia, al norte de la provincia, una zona conflictiva donde hay yacimientos petroleros y suele haber duras protestas. Un contingente de Gendarmería reprimió con gases y balas de goma a cincuenta trabajadores de la empresa Empasa, que habían cortado la ruta nacional 3 e impedían el paso de una caravana de militantes que se dirigían al acto del Presidente. En la represión fue herida una periodista, Adela Gómez, de la radio FM XXI, quien recibió dos impactos de balas de goma en una pierna. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, ordenó un sumario para dar de baja a los jefes de Gendarmería responsables.

En el violento desalojo de la ruta, la Gendarmería detuvo a uno de los voceros de la protesta, Jorge Chanapa. Los manifestantes, entre los que habían muchas mujeres, reclamaban el cambio de encuadramiento sindical del gremio de peones rurales (Uatre) al de petroleros. Ese reclamo es muy común en la zona petrolera de Santa Cruz. Fue una de las demandas que derivó, en febrero de 2006, en la pueblada que terminó con la muerte del policía Jorge Sayago en la vecina Las Heras. Con ese objetivo, una parte de los trabajadores de Empasa había cortado la intersección de la ruta 3 y la ruta provincial 12, en el paraje conocido como Cañadón Seco. La protesta era parte de un plan de lucha que ya llevaba 22 días. Hasta ayer no se habían producido incidentes: los problemas comenzaron cuando al lugar llegaron tres micros ocupados por simpatizantes de Kirchner.

Según relataron varios testigos a la radio FM Tiempo de Río Gallegos, el desalojo fue muy violento. La periodista que resultó herida denunció que los uniformados le dispararon pese a que ella se había identificado como trabajadora de prensa. “Podría identificar al autor del disparo. Sabían que era periodista”, dijo. También contó que los ocupantes de los micros, muchos vecinos suyos, “aplaudían y sacaban fotos” mientras los manifestantes eran atacados con balas de goma. Tras la represión, el jefe de Gendarmería con asiento en Río Gallegos, Roberto Caseroto, quiso explicar el actuar de sus subordinados. Como principal argumento dijo que los manifestantes no dejaban pasar a los simpatizantes del Presidente que querían ir al acto del FPV. “En un momento empezaron a agredirse entre los manifestantes y esta gente” (por los kirchneristas), aseguró. Esa versión fue rechazada por los testigos que habían salido al aire por FM Tiempo.

En Santa Cruz, los gendarmes están acantonados en gran número desde hace más de un año. En el norte de la provincia ya están acostumbrados a convivir con los uniformes verdes (fue una de las consecuencias de las protestas de petroleros de Las Heras). Tras la difusión nacional que tuvo el accionar de los gendarmes, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, ordenó realizar un sumario para separar y dar de baja a los autores de los disparos. El responsable del operativo se llama Raúl Mesa. “Es su responsabilidad la forma de actuar”, se distanció el jefe del escuadrón. “En un momento (manifestantes y kirchneristas) empezaron a agredirse y actuó la Gendarmería. La gente estuvo muy agresiva y empezaron a pegarles con palos y barretas que fueron secuestrados”, dijo Caseroto.

Horas después del episodio, el gobierno provincial emitió un comunicado. “Angustiados por este nuevo hecho de violencia, realizamos un nuevo llamado a la paz social que necesitamos preservar entre todos”, firmó el gobernador Peralta.

La periodista herida trabaja para la FM XXI, de Caleta Olivia. Luego de la represión fue internada en el hospital local. Anoche, después de que la multisectorial de sindicatos se movilizara por el centro de Río Gallegos para repudiar la represión (en la esquina de Roca y San Martín unas doscientas personas quemaron un muñeco con forma de pingüino), el obispo Juan Carlos Romanín hizo difundir una carta a la comunidad. El tono era durísimo. “Un nuevo dolor nos indigna y nos convoca. Una nueva represión nos conmueve el corazón y nos afecta como sociedad. La metodología de la represión, de querer acallar mediante la fuerza el reclamo de los trabajadores, está instalada en nuestra provincia y se profundiza día a día alterando nuestras vidas”, afirmó Romanín, quien parece haberse convertido en el (único) factor aglutinante de la oposición santacruceña.

Es muy probable que la represión derive en varias demandas ante la Justicia: mientras que el gobierno santacruceño aseguró que el fiscal federal, Norberto Bellver, con asiento en Comodoro Rivadavia, había “ordenado el procedimiento de desalojo”, la jueza federal de esa ciudad, Eva Parcio, negó haber ordenado la represión del corte de ruta. Quizá previendo el impacto judicial de la cuestión, desde los Tribunales de Comodoro Rivadavia se preocuparon por aclarar que “los gendarmes pueden proceder por prevención y es lo que hicieron”.

Anoche, en Caleta Olivia, trabajadores de Empasa, dirigentes sindicales y petroleros marcharon por las calles para reclamar el retiro de la Gendarmería. Incluso algunos kirchneristas que pensaban participar del acto de Río Gallegos se presentaron en radios locales para repudiar la represión y solidarizarse con la periodista y los manifestantes golpeados.