Jueves, 1 de noviembre de 2007 | Hoy
Ayer se supo que el domingo, cuando Néstor y Cristina Kirchner viajaban de Santa cruz a Buenos Aires, al avión presidencial se le recalentó un motor y obligó a un brusco descenso de altitud.
Néstor y Cristina Kirchner se tomaron a partir de ayer unos días de descanso en El Calafate. Pero la noticia fue que el viaje al sur debieron hacerlo en un avión privado porque el Tango 01 volvió a quedar fuera de circulación debido a una grave falla que sufrió el domingo de las elecciones pero que recién se conoció ayer. Según comentaron en la secretaría general de la Presidencia, uno de los motores del avión que transportaba al Presidente, la presidenta electa y sus hijos se recalentó peligrosamente y debieron descender 1200 metros en cuestión de segundos. “No fue una pavada”, subrayaban en la Casa Rosada. El nuevo desperfecto de la máquina hace imaginar que los tiempos como avión presidencial del legendario Tango de Carlos Menem están llegando a su fin. “No se descarta”, respondieron anoche en Gobierno, la posibilidad de adquirir una nueva nave.
El domingo, Néstor y Cristina Kirchner votaron temprano en Río Gallegos. Poco después retornaron a Buenos Aires, con la idea de descansar un rato en Olivos y luego ir al Hotel Intercontinental, donde estaba instalado el bunker del Frente para la Victoria. Pero en medio del trayecto surgió un imprevisto que ese día quedó tapado por las repercusiones del triunfo y recién trascendió ayer.
El piloto de la Presidencia, Sergio Velázquez, detectó que el motor derecho del Tango 01 estaba fuera de los parámetros normales de temperatura, por lo que decidió reducir rápidamente la altitud para volar a menos potencia. Y aunque no fue necesario realizar un aterrizaje forzoso, la bajada en el sector militar del aeroparque Jorge Newbery fue “bastante incómoda”, según el relato que hicieron ayer en Gobierno.
No es el primer problema que presenta el avión en los últimos tiempos. Ya el presidente Kirchner había dejado de utilizarlo para los vuelos intercontinentales por su poca autonomía de vuelo (seis horas), que lo obligaba a hacer escalas para cargar combustible, cuando empezaron los recurrentes desperfectos técnicos. El más grave sucedió en octubre de 2004, cuando se incendió la turbina izquierda en un viaje del Presidente a Entre Ríos. El avión debió aterrizar de emergencia en El Palomar y quedó fuera de servicio durante casi un año, mientras reparaban sus turbinas en Israel, a un costo superior a los 5 millones de dólares.
Ahora, el Tango –un Boeing 757 al que Menem reformó con detalles de confort y compró por 67 millones de dólares en 1992– quedará estacionado de nuevo en un hangar hasta que lleguen los técnicos de Rolls Royce para investigar lo sucedido. Pero nadie apostaba un peso por su continuidad como el principal avión de la flotilla presidencial. De hecho, desde hace tiempo el Presidente utiliza un avión de Aerolíneas Argentinas para los viajes a Europa y Estados Unidos.
Voceros oficiales respondían ayer que no se descartaba que el Gobierno finalmente decidiera adquirir una nueva nave, pero que la decisión, obviamente, deberá tomarla la presidenta electa. Mientras resolvieron alquilar un avión privado para trasladar a los Kirchner al sur.
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