Si la gestión de Cristina Kirchner expresará un mayor interés por la política internacional, la visita del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, puede constituir un anticipo. Un gesto muy esperado por el Gobierno y que adelanta lo que vendrá. Coreano, de 63 años y con muchos años de trabajo para intentar distender la relación entre las dos Coreas, Ban Ki-moon tuvo un largo día en Buenos Aires. Almorzó con el canciller Jorge Taiana en el Palacio San Martín, luego estuvo en el Congreso y terminó su jornada en la Casa Rosada, donde se entrevistó con el presidente Néstor Kirchner y la mandataria electa, Cristina Fernández. En la reunión, que duró quince minutos, Kirchner le planteó que la Argentina mantiene su reclamo por la soberanía de las islas Malvinas y le pidió que intervenga para que Gran Bretaña acepte negociar la soberanía del archipiélago. Desde el final de la guerra, el Reino Unido se niega sistemáticamente a poner ese tema en la agenda bilateral.

El pedido que Kirchner le hizo al secretario general de la ONU no es nada nuevo. Esa solicitud para que Ban Ki-moon interceda ante Londres –que en términos diplomáticos se conoce como gestión de buenos oficios– ha venido siendo reclamada por la Asamblea General y por el Comité Especial de Descolonización de la ONU. Hasta ahora, obviamente, sin ningún resultado. Ayer, el pedido de Kirchner había sido adelantado por el canciller Taiana, en el almuerzo del mediodía. Allí Taiana había expresado a Ban Ki-moon el “firme interés argentino en que se renueve la gestión de buenos oficios ante el Reino Unido sobre la cuestión de las Malvinas”. Con la prudencia del lenguaje diplomático, el canciller le había recordado a Ban Ki-moon que la comunidad internacional ya había encomendado a la ONU en varias oportunidades para que mediara en el conflicto.

En el almuerzo estuvieron también la ministra de Defensa, Nilda Garré; el senador Carlos Reutemann y el embajador argentino ante la ONU, Jorge Argüello. Cada vez que le mencionaron el tema Malvinas, Ban Ki-moon contestó que estaba muy dispuesto a mediar entre los dos países en disputa. Incluso en declaraciones previas a su encuentro con el Presidente, Ban Ki-moon había dicho que no tendría problema en intervenir si se lo pedían las dos partes. Algo parecido dijo en la reunión privada con Kirchner y CFK, en la que también participaron Taiana y Argüello. Como corresponde en estos casos, hubo un cruce de elogios mutuos. Ban Ki-moon destacó el “crecimiento económico”, felicitó a CFK por su triunfo y dijo que estaba satisfecho por el hecho “de que sea la futura presidenta”.

Según contaron varios testigos del encuentro, Ban Ki-moon también elogió el rol que la Argentina cumple dentro de la ONU por su participación en las misiones de paz en Chipre y Haití. También destacó el compromiso de Argentina con “el multilateralismo y el mantenimiento de la paz”. Para Kirchner, que suele usar esas palabras cada vez que hace un discurso fuera del país, era música en sus oídos.