Domingo, 20 de enero de 2008 | Hoy
El senador Pampuro adelanta la apuesta del kirchnerismo por normalizar el partido con Kirchner como titular y con los objetivos de aggiornar el peronismo y formar nuevos cuadros.
Tras más de dos años de intervención, el kirchnerismo instaló en la agenda política el proceso de normalización del Partido Justicialista. La apuesta consiste en que sea el propio ex presidente Néstor Kirchner quien llegue a encabezar el mayor partido del país para intentar superar una crisis interna que llevó a la dispersión, las colectoras y la lucha feroz por el inmenso aparato partidario en las últimas elecciones nacionales. En distendido diálogo con Página/12, el senador y ex ministro de Defensa José Pampuro habló de tres necesidades básicas insatisfechas, “estabilidad política, formación de nuevos cuadros y aggiornamiento”. “El que gana gana y el que pierde acompaña”, sintetizó para explicar cómo podrían convivir orgánicamente algunos líderes con afán de protagonismo. Pampuro es uno de los dirigentes que se reunió la semana pasada con Kirchner, pero todavía no anticipa un cronograma preciso para la normalización del PJ: el Congreso del partido se reunirá antes de mitad de año y decidirá la fecha de las elecciones internas hacia fines de 2008.
–Aunque parecía reacio a la idea de presidir el PJ, ¿el ex presidente finalmente se decidió a conducir el partido?
–Kirchner no es, únicamente, el presidente del partido, su figura abarca también otras fuerzas políticas no peronistas que lo han acompañado y que también deben de aggiornarse y trabajar en el Frente para la Victoria, que es el gran instrumento electoral del ex presidente. Ahí hablo del Partido de la Victoria, de los radicales K, que pueden integrarse y apostar a la estabilidad política para avanzar. Lo más importante que tiene el esquema político es el Frente para la Victoria y el peronismo es la parte más importante. Si esto se hace en los términos que el ex presidente piensa, va a ser una fuerza nueva y arrolladora, aun para el peronismo. Pero me parece que su imagen es la única que puede ordenar el peronismo.
–¿Por qué?
–Porque el peronismo es una fuerza que obedece fundamentalmente a una conducción que se reconoce a partir de la identidad con la gente y el poder que se tiene sobre la conducción real de las estructuras de la política. Es muy difícil que el peronismo acepte conducciones paralelas. Genuinamente él es el conductor indiscutible del 80 o 90 por ciento del peronismo del país.
–¿Y otras figuras como los hermanos Rodríguez Saa?
–Una vez armado el partido llegará el momento en que quien quiera competir por la conducción del partido estará en su derecho a hacerlo. Presentará una lista y competirá. Y bueno, el que gana gana, y el que pierde, acompaña. Eso está en las posibilidades de quien se crea en condiciones de confrontar. Que lo haga y es legítimo que así sea.
–Más allá de la etapa de internas, ¿cómo sería la convivencia de dirigentes como el ex presidente Eduardo Duhalde, el ex gobernador José Manuel de la Sota?
–Hay que hacer una convocatoria amplia, yo creo que alguno va a aparecer, por ahí no todos pero el que se autoexcluye... esto es así. Nosotros no podemos quedarnos en esto sin poder avanzar. Lo más importante es trabajar hacia el futuro en este nuevo peronismo. El que se queda esperando el fracaso del otro no es nuestra idea.
–¿Cómo y cuándo se va a llevar adelante ese proceso de renovación?
–Esto se va dando naturalmente, ya se está dando en muchos distritos, hasta en gobernaciones, en las conducciones importantes de secretarios de municipios, tipos jóvenes. Realmente uno encuentra una transformación importante pero hay que darle contención a esto. Creo que en eso Kirchner tiene fundadas esperanzas en hacerlo. El partido y la organización se tienen que encargar de proponer y propulsar a estos nuevos cuadros políticos. El congreso partidario va a estar hecho a más tardar a mitad de año y las elecciones internas pueden ser a fin de este año o principio del que viene.
–¿Cómo fue posible que el PJ llegara a esta situación de crisis?
–Esa profunda crisis que fue el 2001 obligó al peronismo a ir en tres listas cuando fue electo el presidente Kirchner. Fue Carlos Menem con una del peronismo, fue Adolfo Rodríguez Saá, fue Kirchner con el apoyo de un gran grupo del duhaldismo. Y en la última elección todo este sistema de colectoras ha dejado una sensación o una debilidad política que necesitamos ordenar, sobre todo en el justicialismo bonaerense, donde en muchos distritos la principal fuerza gobierna pero la principal fuerza de oposición también es justicialista y en muchas provincias también es así, como Salta, Misiones, Entre Ríos. Quien puede sintetizar eso es una conducción partidaria que contenga a todos, aquellos que están en el gobierno y también están en la oposición. La idea es ordenar un poco este tema para evitar dispersiones.
–Pero ¿qué es lo que unificaría al peronismo?
–El gran paraguas que da el partido es volver a competir en las internas partidarias, en ordenar el sistema de internas, en ver de purificar los padrones, en hacer más transparentes las elecciones...
–Precisamente ésa es una de las críticas ahora más repetidas desde la oposición interna (ver aparte).
–Bueno, éste va a ser uno de los desafíos que tengan quienes estén en la conducción y que Kirchner supervisará: limpiar los padrones. Tenemos una estructura por ahí demasiado grande, quizás habría que achicar las representaciones. Todo esto va a hacer un partido más ágil, más moderno, más adaptado a la coyuntura actual para ir evolucionando. Hoy el peronismo tiene 800 congresales, por ahí son demasiados, habría que plantearse otro esquema de integración y participación para que los congresos sean más fáciles de realizar, que tengan más ejecutividad.
–Kirchner habló de armar unos 500 cuadros políticos nuevos...
–Sí, hay que tratar de proponer nuevos hombres para las conducciones. Formar una escuela de conducción política como tienen los partidos en otros países de Europa, Estados Unidos o Chile. Donde hay un grupo de dirigentes que, por su gran exposición, ya tengan que resignar puestos de conducción pero que pueden ser importantes para armar escuelas de actividad política. El PS chileno, el PSOE o el PP son estructuras que mantienen vinculados a hombres como Felipe González o José María Aznar, pero no en función de posibles candidaturas, sino de aportar ideas, generar y capacitar a cuadros nuevos.
–Desde esa perspectiva, hay peronismo para rato...
–Yo creo que, en la medida en que se aggiorne, el peronismo tiene historia pero, si no cambia, va a desaparecer. Ya no alcanza con lo ritual, con la imagen de Perón o incluso la de Eva. La gente quiere soluciones y quiere gente que le aporte ideas. Hoy la política es demasiado cruel para quedarse en lo meramente ritual. La intervención del PJ ya cumplió su etapa y aparte necesitamos consolidar este proceso que afectó en el 2001 a todas las estructuras políticas.
Entrevista: Sebastián Abrevaya.
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